El Sol cae en los techos, refulgente en aquel triste pueblo de los llanos, es el comisario un viejo anciano el resto: mujeres y niños inocentes. Cae el Sol como fuego vespertino sobre piedras y cam…

[Aurelio Pérez Pérez]

El Sol cae en los techos, refulgente

en aquel triste pueblo de los llanos,

es el comisario un viejo anciano

el resto: mujeres y niños inocentes.

 

Cae el Sol como fuego vespertino

sobre piedras y campos calcinados,

sobre árboles sedientos y cansados

y el cardón, fiel guardián de los caminos.

 

Se agita el pajonal, callan los grillos,

tiembla de miedo la tierra malherida,

huye el ave dejando a su semilla

que gime y llora, triste y sola en el nido.

 

Campanas asustadas tocan ¨desamparo¨

y el cacarear de los gallos alarmó,

y a lo lejos, la polvareda alertó,

anunciando el tropel de mil caballos.

 

Tropel de mil caballos; Juicio Final

son los jinetes del Apocalípsis,

llega el terror, la muerte con la crísis

en cálidas oleadas del seco pajonal.

 

Todos corren: niños, viejos y doncellas

--!! a la iglesia...¡¡ corren todos como tromba

como un río en su crecida se desbordan,

y puertas y ventanas, presto, sellan.

 

Disparos y gritos colman la avenida

los cascos sacan chispas del suelo,

en ecos lleva el viento el desconsuelo

de un pueblo gimiente llorando su agonía.

 

!! Viva boves...mi ¨Taita¨ y mi general¡¡

!! paso a Boves...¡¡ grita ya la caballería,

 !! Viva Boves...¡¡ trona la infantería,

'!! Que viva Boves, ¨Urugallo¨ y Mandamás...¡¡

 

El aire se arropa entonces de luto

cuando el fiero jinete, cruel, aparece

y en la tarde que, en la montaña, fenece

 el silencio es tan espeso y absoluto.

Gigante como lo es un ángel vengador,

 rostro cruel de pecador de alma impía,

torvo, de mirar febril cuando te mira

y del crímen y la muerte amo y señor.

 

A todos pasa al deguello de cuchillos

y se tiñen de sangre los callejones,

ya suplican inocentes corazones,

cuando el sable en su furor pinta su brillo.

 

Fueron las corerías de Boves El Urugallo

que un tiempo aciago azotó a Venezuela

plagando a mi patria de dolores y de penas

a lomos de la muerte en su caballo.

 

Van cayendo los Patriotas sin victorias:

en Urica, en Clarines o en La Puerta

lo confronta Campo Elías con su fuerza,

precedido de su fama y de su gloria.

 

En Urica fue completa la derrota

que Boves propinó a su rival,

pero la lanza del bravío Carvajal,

el corazón le atraviesa y le destroza.

 

Y  cae malherido de su montura

desde el suelo mira un cielo rojo,

que le cubre como un negro rebozo

de su sangre que le tiñe en su locura.

 

Recuerda, allí mismo, a su España querida,

a su pulpería y tienda en Calabozo,

en esos amores que un día fueron mozos

que con Inés tuvo un tiempo en su vida.

 

Era Inés la moza más bella del llano

era flor divina de vida y pasíon

y dueña absoluta de su corazón,

y sólo con ella sentía que era humano.

 

Tan sólo con ella conoció el Amor

en años ya idos, años tempraneros

y ella le enseñó a contar luceros

y a mirar eclipses y puestas de sol.

 

En Urica ya no florecen azucenas,

y ya ni siquiera nacen malas hierbas

sólo fantasmas que murmuran lo pueblan,

con gritos y llantos de almas en penas.

 

Y en las noches, con pavor, se va escuchando

por los llanos, un tropel de mil caballos

es Boves, cual Atila, en su caballo,

!! con su emblema de la muerte cabalgando...¡¡

 

 

Aurelio Pérez

 

Nota:

Basado en hechos reales e históricos de la  historia de Venezuela ( año 1.814)

 

 

 

 

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[Maria de los Angeles Villar]

CLARO QUE SI AURELIO SON BELLAS TUS LETRAS,SIEMPRE TE COMENTARE

SALUDOS

[Aurelio Pérez Pérez]

ME AGRADÓ MUCHO QUE HAYAS LEÍDO ESTE POEMA, MARÍA Y QUE TE HAYA GUSTADO...¡¡

UN BESO...¡¡

[Maria de los Angeles Villar]

AURELIO

TODA MI ADMIRACION POR LO BELLO DE TUS VERSOS

SALUDOS