FAUSTO GONZÁLEZ CASTRO (Quevedo-de Los Ríos-Ecuador)
EN LA AUSENCIA DE MI MADRE
Nadie siento nadie soy para juzgarte, y las mil razones que tuviste mamá para marcharte, cuando decidiste abandonarnos, siendo aun todos muy pequeños.
Le nena de apenas cinco meses, los bebes de dos y tres años apenas, mi hermana de diez y mi hermano de trece mientras que yo cumplía los quince
Todo por un supuesto progreso, con tu salida, todos lloramos sin conocer el destino en que a partir de ese instante la historia de nuestra familia, en dolor nos marcaría.
Todo porque alguien en vuestra ignorancia les dijo que lejos de nuestro hogar estaban los dineros que nos darían según ustedes nuestra mejor felicidad, que desgracia y decepción, primero nos dejaste tú al siguiente mes nos abandonó nuestro papá.
Así quedamos en esa aventura vuestra, ustedes por allá y desde ese aciago día, solos muy solos.
Ustedes inmersos en un enorme mundo de ambiciones y materiales de mil vanidades, todo lo vieron positivo, como la mayoría de ausentes mentirosos que dicen salir por el mejor futuro de sus hijos; cuando en la realidad, nadie pensó en nosotros los niños que nos dejaron a la suerte dizque de las familia y a la buena de Dios, todos justifican de mil maneras las supuestas razones para el abandono, pero de los niños, nadie pensó.
El abandono del hogar buscando otros indolentes que les justifiquen la partida dizque, en pos de un mejor futuro, para los tiernos hijos que desde la partida han quedado sin hogar; cuando en realidad fue ese capricho tonto de cambiar dinero por felicidad, cómo quisiera equivocarme, pero algunos padres creo piensan; es mejor ganar mucho dinero aunque toque perder un hogar, quieren fantasearse con el vecino o con el amigo que no pudo progresar, traen dialectos foráneos dichos malcriados no usados en nuestro medio y felices hacer ver el montón según ellos de recuerdos que han acumulado sin contar nada de los otros amores que los dos personajes sin ninguna vergüenza han experimentado; todo a costa a costa de quienes; ayer fueron sus hijos y que mañana serán unos adorables desconocidos con dinero.
Así nos sentimos tratados por quienes nos trajeron al mundo.-
¿Qué diremos de los que no han convivido con nosotros? Pobres desdichados son hoy; con dinero quieren suplir todo la falta de amor y comprensión.
Algunos padres conoces allá, cómo se han desorganizado sus hijos, que todos las veces vienen y nunca llegan y procuran mandar dinero para suplir ese desamor, mientras algunos hijos por acá, como el dinero, que nada los costó hacerlo; vemos a mucho adolescentes y jóvenes:
Trasnochadoras, drogadictos, alcohólicos y donde todo el mundo saben sus causas pero nadie ha hecho ni hace nada por remediarlo; nos traído costumbres y dichos malformados ajenos y aquí nada a pasado solo se han ido como en mi caso siete años de dolor, angustia y desconsuelo.
¡Para eso nos trajeron al mundo; para ver como los hogares se rompen o se marchan a tierras y lugares extraños en pos de cosas y costumbres ajenas! Tierras extrañas para nosotros por todo ese subjetivo mundo de ilusiones y mil fantasías para ustedes, que de poco a poco han ido olvidando nuestra infancia, tirados a los vientos extraños, lanzados al viento y a nuestra bendita suerte, de un momento como un mal sueño hoy nos encontramos solos en un desierto muy solos y abandonados donde ayer para nosotros; fuera el parque de juego y la diversión el césped y tras del ciprés nos dejaste; ahí, a la buena de Dios, de ese Dios invisible como crees que es la amor y la comida, para que alguien nos guíe y nos recoja.
Mis esperanzas de ser un buen futbolista aun siendo medio enfermo de nacimiento todo yo, todo, todo se nos vino al piso, igual de aquellos sueños de ingeniero constructor de mi hermano menor se fueron al viento en que los llevo en aquel gigante avión.
Y mi pobre hermana Gabriela, dizque la reina del hogar en un solo momento quedó:
Encargada de tremenda responsabilidad, la de cuidar de la familia, desde ese momento con apenas diez años y con la nena de cinco meses de nacida de los hermanos y del hogar inexistente, bien recuerdo que a la bebe le distes la última mamada del ceno en el aeropuerto, cuando pidió más leche ya estabas muy allá al otro lado del horizonte, nosotros bañados en nuestro llanto todos en el aeropuerto gritamos en coro, mamáááááááá, aún entre dormidos y despiertos, nos mirando los rostros sin entender nuestra amarga verdad.
A los pocos días cuando todavía dormía escuche la vos de mi papá: Vinicio, Gabriela.- pedía levantarnos para vivir la nueva y amarga realidad de nuestra soledad con el llanto de mis hermanos junto ahora con los celos y berrinches de papá.
De los niños y la bebe, tanto puedo contar, desde ese mismo día en que te fuiste, ellos te llaman mamá y ustedes nada que han vuelto; me parece ayer, pero tengo en mi mente el aeropuerto y llanto de tantos niños dejados y muchas madres partir, detrás de las mallas o los ventanales muchos niños de angustia gritaban, pero nadie escuchaba el angustiado y desesperado llanto se perdían entre pasaportes chequeos y mil sellos, pero ya nadie, nadie escuchaba los desesperados gritos y el llantos de los niños apagados por la ansiedad y la ambición de los Euros y Dólares nada mas veían, ustedes que solo querían al sueño volar, volar; así quedaron los bebes así los niños; solos muy solos y abandonados.
La nena de los cinco meses mamá, hoy ya tiene siete años y ustedes; aún no aparecen, todo lo quieren calamar con las llamadas telefónicas y mesadas muy cortas, que a veces creo piensan solucionar hoy tal angustia, abandono y gran dolor.
Sé que los “tíos, abuelos y más parientes ese rato aparecidos con sinos de bondad” que llaman la atención su gran corazón con tanta facilidad se ofrecieron; diciendo que ellos serán quienes los ayudaran a guiar y solucionar nuestros solitarios hogares de hijos abandonados, de pronto, se dan cuenta que somos como difunto en casa ajena, a los pocos días; nos vejan y maltratan porque el hijo de hogar abandonado si no apesta, molesta y estorba.
Pero cuando llegan las primeras mesadas hasta ahí les llegó el amor; porque a partir de ese momento se tornaría en un brillante y grandioso negocio con chantaje acompañadas con las grandes mentiras que todo está sin novedad, que los niños están muy enseñados y nada afectados por la ausencia de los “benditos padres” los van asegurando de que en nada se preocupen.
Mientras que aquí; a partir de hoy en el nuevo negocio de los parientes anotaran: Los paseos al parque, el expreso y las caricias, la visita a los vecinos, todo cuesta y se anota hoy todo porque hoy será dinero.
Más tarde mandaran las listas o guardaran para entregar para cuando vuelvan si es que vuelven. Todos se desviven por entregar amor y bondad a su manera – Angelito – Decía la tía, el niño quiere un guineo y un pan.
Desde el otro lado de la tienda se escuchaba
- Dale no mas ya le anoto; todo anotaba por dos o por cinco, los panes, los guineos, chocolates los mimos igual que las golosinas los debía cobrar el doble.
Todos son buenos y nos llevan al parque de repente de paseo hasta que el dinero dan por terminado, hasta ahí llegan las sonrisas de oreja a oreja y los cuidados a mis pobres hermanos, con los rostros serios y gruñones- a las cinco de la mañana –Levántale que vaya a la tienda, mándale que lave los platos ya tiene cinco años ya debe barrer y cocinar.
En el frío de la mañana mis hermanitos soñolientos y con el llanto entrecortado salían prestos al mandado antes de ser castigados. Yo, con mi llanto retenido; ahogando mi dolor impotencia y coraje por la distancia y desamor de mis padres; sin entender porque pesa más, el dinero que el amor, porque hay tantos niños, solitarios y abandonados.
Grande es mi resentimiento que ahoga mi alma y mi llanto entorpece la razón quiero gritar para que alguien les digan a nuestros padres que tienen que volver.
Por los que aun vamos clamando amor mirando voy como se van descuidando en la salud y el vestir de mis hermanos.
Como envidio a mis amigos que sin lujos ni mansiones viven felices todos juntos, en este día de la madre, llore, y no por cobarde, lo hago de impotencia y de coraje porque siento la desgracia que la ausencia nos causó, yo no quería vivir como hoy vivo, ni ver a mis hermanos como pasan, y pregunto a ese Dios si es que existe porque nos tuviste que dejar en mi barquito de papel a cada momento me veo huyendo a ratos hundiéndome y muriéndome de miedo dolor y de impotencia sin poder hacer nada para ayudarles a un mejor vivir a mis hermanos pequeños, me estoy muriendo, creo no podré verlos si algún día regresan por nosotros, pero si no me encuentran, donde sea que estén; vuelvan por salvar a mis hermanos.
Sé, vives en España recordada mamita, me han dicho que a ratos trabajas y otras veces no, conozco también que vives muy sola, porque mi padre se encontró otra mujer, que sabía leer y escribir, y que él, a ratos te pega y te maltrata, conozco por lo que escucho que los empleos son muy escasos y que hay represión cultural a nuestra raza, por eso es que tus mesadas a marcado distancias con tíos y mis hermanos, mis ñaños chiquitos están a ratos donde mí a veces con los tíos o donde mi hermana, hay momentos que nadie conocen donde estamos, no tenemos casa fija, porque hogar, creo jamás volveremos a tener como tampoco habrá felicidad que en nuestra casa será una palabra guardada en los diccionarios nuevos que tenías comprado y que nunca los abrimos porque ni siquiera sabíamos bien leer.
En esta patria por los pocos aportes de tus mesadas es otra guerra desigual, no solo el importe, son las necesidades y los grandes problemas que han marcado, sé la vida para ustedes allá nada debe ser fácil, ¿Se han preguntado a caso como estamos nosotros desde vuestra partida?
La niña con apenas siete años hoy tiene problemas al corazón desde muy pequeña, por eso no muy regular asiste a la escuela, sus ropitas y la vestimenta dicen nuestra gran realidad de cómo vive y quien la cuida, mis hermanitos también asisten a la misma escuela. Cuento mamá, el otro día vino de Quevedo mi tío Fausto el ver nuestros cuadros de hoy, junto a mí lloró nuestra gran realidad, grande fue su dolor a verlos en la escuela a mis chiquitos hermanos, ahí estuvo todo nuestra verdad de frente y desigual.
Los dos niños vestían pantalón de lanilla plomo, muy descolorido muy grande para su talla, sucio roto y deshilachado, los zapatitos descoloridos muy rotos, en faz de su piel la inocencia y la tristeza a flor de piel, de ojos vivaces, pero con la tristeza adentro; no bien alimentados ni cuidados; porque a ratos están con migo, otras con Gabriela o con mi tía en otra ciudad y de educación ¿Qué van a tener educación? Esa es nuestra triste verdad.
Gabriela con apenas sus diecisiete años ya tiene dos hijos y también trabaja en la calle como yo, ese marido que tiene a ratos trabaja otras no. Los niños que ayer éramos pocos los del parque, hoy somos muchos más, ya que entre esos muchos más está hoy un hijo mío, que tengo en una señora que me llevo a convivir con ella, no es bonita pero me cuida, también vende hoy caramelos con migo en la plaza.
De mi hermano Franklin qué te puedo contar mamá; que a ratos también trabaja, él que quería ser ingeniero se quedó como yo vendiendo caramelos en la calle como y donde nos dejaste en la Carolina, con un pequeño problema Franklin es más alcohólico que mi, es consumidor de droga y solo trabaja para su consumo.
Si ves mamá, lo que ha quedado del amor que dijeron tenernos, sé debemos sufrir en la vida todos, yo madre, nunca pensé vivir donde y como vivo.
Los parterres ya son muy pequeños, ahí se suman los hijos de los otros vendedores los hijos de mi hermana Gabriela y los hijos de mis tíos, que también trabajan en avenidas principales, boca calles y parterres en busetas y tranvías y en el parque y las avenidas, donde también crecí. Es ahí, donde nos dejaste y en el que aun esperamos tu retorno mamá; esta es hasta hoy nuestra triste realidad aquí, y la vuestra más allá, queridos papá y mamá.
¡Entonces de que ha servido tu ausencia con esta vida en que nos obligaste a vivir mamá! Con esta realidad que es nuestra y muy mía aquí y la ustedes muy de ustedes allá. ¡No creen que deban por los hijos volver!
EL PREGON DE UNA MADRE
Una paloma herida
Una casa de paja y barro
Flores que se han perdido
Penas dejadas a lado
Compañera sin destino
Echada al viento su suerte
Por un fruto que has perdido
Su arroyo ya no es tan fuerte
Días de juventud
Entregado a guiar un fruto
Se fue su principal gestor
El alma dejando en punto
De un pálido rostro ella
Que una vez fue sonroja, hoy
Pálida y mustia han quedado
Es un ramal sin frutas rojas
Néctar amargo asemeja
Luego de su lucidez vivida
Se extravió el fruto de sus entrañas
Perfume de manzanas al viento ida
Paciente en su desesperar
Como el Cristo en espera está
Sabiendo que en un momento
Taloneando su ocaso llegará
Pregonando va una madre
Algo de amor para su alma ausente
No desando vivir quizás
Más bien esperando la muerte
A su hijo ausente clama
Una madre llora y llama
Será hoy tal vez mi Dios
¡Podré despertar,
Podré despertar,
Para verlo mañana!
Ya no pudo volver
Mi madre, mi madre
Se murió, se murió.
NADA DE TRAGOS PARA NOMAS DE OLVIDAR
Nada de tragos para olvidar pesares
Si solo será una obligada etapa
En que debo de vivir para del amor
Poder yo también gozar y conocer
Bien seas ella o tal vez él no hace
Falta echarse a perder por desilusiones
El amor llevas en tu piel, eso nunca
Jamás nunca lo podrás perder
Porque esa era tu vida y formación
Si no has aprendido jamás lo harás
Si acaso te gusta vivir de la maldad
Tal vez de la traición sea lastimando
No lastimes tu corazón jamás, jamás
Quien desprecia y odia no vive en paz
Eso nada trae de bueno porque la vida
Es justa tarde también aquí las pagaras.
No te declaro culpable de nada cariño
Tú no tienes la culpa de ser así
No puedes desafiar a la naturaleza
Quien hereda jamás hurta el pasado
Así están los genes de tu pasado
Más bien haz de hacer el bien
Y sin mirar a quienes conocerás
El tiempo y las aguas te dirán
Su eterna y gran conocerás su verdad
UN ROSTRO DE MUJER
Ella de rostro suave
Del mirar serena
De blanca textura
De un sonreír de trino
De murmullo sutil
De cálida frescura
De rubios cabellos
Es aquella criatura
La que su nombre no sé
La que ensueños me acosaba
A quien la espero desde ayer
¡Es ella; la dueña de esa mirada!
Quién sin conocerla ya la amaba
Mi pecho hace tiempo la llevaba
De desde cuando no lo sé,
Presiento hace tiempo la esperaba.
Como se ama a lo infinito
Como se idolatra lo desconocido
Por aquella pasión voy
Del amor tuyo perdido.
Tu sonreír sigue en mí,
Como plegaria grabada,
Eres aquella mujer,
Que siempre yo esperaba
Aquella canción tú,
Que sin conocer ya la cantaba,
Ese algo de mi vida pasada
Solamente tú mi oración y canto
El amor de mi historia
Mi reencarnación solo tú,
Que si conocer nada de ti
Te amado tanto, tanto, tanto.
Lo que siempre anhelaba tú
Ayer y siempre mi gran pasión
¡OH! frágil niña cual jazmín
Fragante aroma trino en la mañana.
Acoge esta plegaria de amor
Pensamientos son de quien te ama
El sueño y mi delirio solamente tú
Cofre y mazorca en rimas y poesía,
Los que siempre me han perseguido
Luceros intangibles de alcoba y oficina
De los hombres me siento dichoso
Te amare, te amare toda la vida.
POEMA 18
Me he quedado postrado
Absorto por tu recuerdo
Llenando dulcemente, evocando
Un recuerdo de amor.
Luciérnaga doliente
Pétalos mustios en flor
Capullo del pasado,
Cuanto amor; todo lo tuve,
Todo te has llevado.
Vuelvan gaviotas
A posarse en estos brazos
Con amor cobijare en mi lecho
Que fue partido de mil pedazos.
Tarareando una canción
Murmullado en mi oído
Rimas que un poeta lanzo
Melodías que en el viento se ha ido.
Con mi soledad rota
Con canto de ranas y grillo
¡Son puñales que cortan mi letargo
Con su diáfano estribillo!
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