A ELENA...

[Francisco Molina Infante]

A ELENA...
La vida de Ángel Viris, se adentraba forzosamente en el nuevo siglo XXI de una forma pausada y monótona; aunque ya había trazado el camino que deseaba seguir para su futuro inmediato; pero aún no se habían dado las circunstancias deseadas para proceder a un cambio de rumbo.
La ocasión se le presentaba, casi de improviso una noche en las que atendía su jornada de mesonero: fue cuando apareció uno de sus habituales comensales -Juanjo-, sobre las tres de la madrugada, quien regresaba de su trabajo habitual de animador de una de tantas salas de fiestas, como había extendidas por la Costa del Sol.
Ya tenía cierta amistad con el comensal, quien se había convertido en un cliente frecuente del establecimiento; a esas altas horas de la madrugada, siempre se presentaba para cenar.
Aquella noche surgió, como tema de conversación: el proyectado viaje que Juanjo deseaba hacer en fecha próxima a la isla de Cuba, -que ya conocía de antemano, al haber estado trabajando en algunos hoteles de Varadero-; pero no había definido la fecha de su viaje, porque estaba indeciso, al no querer volver sólo por aquellas tierras, ya que, su proyectado viaje tenía un sólo fin, cual era: el divorciarse de una chica santiagueña, con la que había contraído matrimonio legal años atrás, durante su estancia en aquel país y ahora tenía una novia española, con la que deseaba casarse.
Al manifestarle a Ángel Viril su proyectado viaje y los fines que pretendía alcanzar; no tuvo que hablarle mucho al mesonero y comentarle algunas de las lindezas que albergaba la afortunada isla  caribeña para llamar la atención de Ángel Viril, quien se mostraba     -por momentos- cada vez más interesado en todo lo que le relataba.
Desde siempre Ángel Viril había sentido enormes deseos de viajar y especialmente tratar de conocer la cultura y especialmente las gentes del Caribe; pues la nostalgia de la Isla de Cuba era patente en él, por haber estado su abuelo en la Guerra de Cuba e incluso éste había perdido allí a uno de sus hermanos.
Aquella noche quedaron ambos de acuerdo en organizar un viaje a Cuba en fechas próximas y se encargaría Juanjo de informarse de los viajes organizados más adecuados al pretendido viaje.
Algunas noches más tarde, ya tenía Juanjo los datos completos y los requisitos que serían necesarios para hacer las reservas oportunas.
Ángel viril no lo dudó en ningún momento para hacer aquel insólito viaje, acompañando a su amigo Juanjo; pues internamente se reprochaba: el no haber salido de vacaciones desde los años 70, cuando visitó Amsterdam por primera vez en compañía de su mujer (a la que no le hacían ningún efecto los anticonceptivos y con la que, a cada 10 meses les venía un nuevo hijo ( y al no desear ella hacerse el ligamiento de trompas), él decidió que le hiciesen la basectomía reversible; más: cómo por aquél entonces no se llevaban a cabo ese tipo de intervenciones en el país, se estuvo informando entre algunos profesionales de la medicina, que él visitaba por su trabajo, y siempre le recomendaban viajar a Holanda, donde se podía hacer esa simple operación, sin ningún riesgo y que en cualquier momento podía hacerse otra reversible, si en un futuro deseaba volver a ser padre.
Después de la operación, tardaron más de un mes en volver a su casa, pues anteriormente habían repartido los 5 hijos entre los abuelos - y seguidamente a la operación visitaron Alemania, Austria, Suiza, Italia y Francia-, aquel viaje lo tomaron ambos, como si fuese: el que nunca pudieron hacer por su luna de miel.
Habían pasado unos tres lustros desde aquél viaje y Ángel Viris, pensaba: que bien, se merecía una nueva correría, para dar riendas sueltas a sus apetencias de viajar y retozar un poco antes de hacerse más viejo.
No tardaron mucho en concretar -Juanjo y Ángel Viris- su proyectado viaje desde Madrid a la Habana...