Título: AÑO NUEVO…VIDA NUEVA…; seudónimo: axarcol.
Cuando no encuentras trabajo y estás muy cerca de jubilarte: la mente se obstina -muchas veces- en darnos imágenes ficticias de acontecimientos que nunca ocurrieron, más los plantea a los ojos de la percepción interior, como si fuesen acontecimientos reales de hechos acaecidos en los días ya vividos; es como si algo taponase el circuito de los acontecimientos. Eso me estaba ocurriendo con bastante frecuencia a comienzos del 2.008. Además jugaba un papel primordial mi imaginación, quizás sería esta la vía por donde se encadenaban- marchando sin cesar- el cliché de todas las vivencias: una fuente que mana los deseos que nunca se cumplieron. Claro que llegando a cierta edad te planteas ejercitar tu voluntad, tus sentidos y la capacidad que hayas adquirido durante la vida, como puedan ser: estado de salud en el que te encuentres, normativas sociales que te tengan más o menos sometido al cumplimiento diario de tus obligaciones preestablecidas y sobre todo el poder o la capacidad económica e independencia que hayas adquirido, sin los que no serás capaz de arrancar el vuelo y andar los pasos precisos para dar vida a los acontecimientos, que te está demandando tu mente e imaginando todo un cúmulo de hechos que nunca has vivido y cada vez te sientes más impotente para alcanzar realizar como individuo en la actividad para la que estás preparado y que siempre deseaste en tu vida, porque la llevas dentro. En esa situación me encontraba y haciendo honor al dicho común: “Año Nuevo… Vida Nueva…”, tomé la importante determinación de hacer cambiar la monotonía de mi vida cotidiana y comenzar el año encauzando mis vivencias futuras por otros derroteros, que los ya sabidos, vividos anteriormente y que no alcanzaban a darme la satisfacción personal que ya estaba buscando desde hacía mucho tiempo. El trabajo escaseaba y el poco que encontraba: nunca se acercaba al que yo pretendía. No pretendo crear una tendencia, ni arrastrar a los demás por un camino equivocado de la vida en búsqueda de sensaciones nuevas o de felicidad futura, pues sólo deseo: dejar una huella en el camino, destacando otro acontecimiento más o trechas que vas dando en el rodar de la vida, que es la de un individuo mediocre pero inconformista. Creo que muchas veces las vidas de las personas están marcadas con hitos separadores de acontecimientos o vivencias inusuales, que van diferenciando las etapas, como normalmente nos encasillan, a lo largo de la Historia: Prehistoria, Paleolítico, Mesolítico – (Edad del Hierro, Edad del Cobre, Edad del Bronce)- o como la propia Historia: Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. Claro está que infinitamente menos importantes son los hitos que marcan un vida individual, pero seguro que cada cual los considera más importantes, por ser personales, más concretos e inhóspitos, pero que te ha marcado de por vida. Mis hitos más significativos son: Prehistoria; la noche que por primera vez aprecié un cielo estrellado. “En brazos de mi madre, que se encontraba al final de la jornada, tomando el fresco a la puerta de nuestra casa donde nací en la calle Laurel –seguramente en el verano del año 1.946-“; las Edades del Hierro, Cobre y Bronce la sorpresa de Don Tomás; “Don Tomás- el Secretario del Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción, -cuando Colmenar era Cabeza de Partido Judicial-, era un hombre de pequeña estatura, algo regordete y siempre bien trajeado; una excelente persona, muy cordial con todos y cariñoso con los niños; todas las mañanas cuando llegaba al Juzgado, yo corría hacia su despacho para darle los buenos días con un beso y él me correspondía con un caramelo antes de ir al colegio; aquella mañana fatal, como siempre corrí a saludarle y me encontré al pobre hombre ahorcado de la reja del ventanal que daba claridad a su escritorio; -tendría yo unos cinco años-“. El miedo se apoderó de mí ante la expresión que vi en su rostro y tardó años –hasta que fui hombre- en desaparecer de mi mente. Forma parte de esta etapa también: “la impresión que me llevé, cuando vi -por primera vez al cura de mi pueblo-: Don Antonio, en la primera tarde que asistimos al Catecismo en la iglesia parroquial del pueblo -los niños que estábamos preparando la Primera Comunión-; al verle tan alto, flaco, vestido de negro, en sotana y con un bonete terminado en puntas: creí haberme topado con un duende que me amenazaba con voz imperiosa; tendría yo algo menos de siete años y escapé corriendo hasta encontrar a mi madre en casa, que se llevó también un susto de muerte, al verme a mí tan agitado, sin resuello y descompuesto; menos mal que apareció tras de mí la maestra Inesita, quien puso todo en claro, me conformó y hasta consiguió que volviese con ella a la iglesia para recibir la correspondiente catequesis. Seguro que otro hito de mi Prehistoria lo constituye: “la noche de molienda de aceitunas en el lagar de Cornelio–de la cosecha de la finca Fuente de la Teja-, cuando en la madrugada –al salir de la prensa el primer aceite virgen-, tostamos un pan redondo en sus dos mitades y lo dejamos remojar dentro del oro verde- tendría alrededor de los nueve años; puedo asegurar: que nunca probé mejor manjar. Los primeros pasos en mi Historia Antigua, muy posiblemente lo constituyan: “el día que fui en autobús sólo –ida y vuelta- al Instituto de Enseñanza Media de Antequera a matricularme por libre en el Ingreso del Bachillerato, por indicación de mi madre y sin saberlo mi padre –tenía entonces diez años-“. Nuevamente se refleja en mi memoria los años de pubertad, sobre todo al recordar: mi primera eyaculación juvenil; “hacía pocos días que había visto la película –el Último Cuplé- donde Sarita Montiel, salía en la pantalla de forma despampanante y abiertamente provocativa; se constituyó ciertamente en objeto del deseo de muchos zagalones y yo no pude por menos de tener un sueño erótico que me acercó a comprender la sexualidad y virilidad del individuo. Llegué posiblemente a mi Historia Media: “cuando me enamoré de la madre de mis cinco hijos –Mariló-; pasados seis años de noviería: nos casamos, los criamos, dimos carreras universitarias a los cinco y nos llegó la ruptura familiar –por las intromisiones de los familiares, algunas mordidas, que dan las gentes de alrededor, creyendo que hacen favores a las parejas; la desilusión ante lo cotidiano y las preocupaciones de los negocios incomprendidos, etc., todo nos llega –tarde o temprano- y a mí me llegó después de convivir más de cuarenta y cinco años juntos”. Al llegar mi hito de Historia Moderna, “éste quizás esté marcado por los hechos, que quiero describir y que, comienzan en el año 2.008, con un fuerte deseo de cambiar todo el sentido de mi vida: especialmente por encontrarme ya jubilado, no necesito encontrar un trabajo adecuado que me permita realizarme como hombre con todos los derechos de tener un trabajo digno, que me permita mantener a mí familia dignamente y a cumplir con todos mis deberes. Ahora, que Dios me ha permitido llegar a estas alturas de la vida, quiero: encontrar una mujer sincera y que esté dispuesta a empezar de nuevo; continuar con la senda que vaya marcando una nueva familia y a ser posible que esté repleta de individuos cuyas características sean similares a la de los otros miembros ya conocidos.
Comentario
Buen trabajo, un gusto leerte
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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