¡África!
Los extranjeros te conocemos
tan solo de nombre y forma,
pues te hemos visto en los átlas,
en la tele, o en alguna foto
de periódico o revista,
no sabiendo que en tus entrañas
tu volumen se oculta
siéndonos invisible a simple vista,
cual inmenso iceberg flotante
desprendido de un glaciar.
¡África!
Tu espíritu y tu esencia provienen
de los restos de grandes imperios,
Egipto, Cartago, Roma, el Islam,
Ghana, Malí, Songhay,
engullidos en las tinieblas,
perpetuados por unos pocos
que a pesar de los siglos
tu esplendor han sabido valorar.
El más conocido Egipto,
"Egipto, Don del Nilo"
dicho por Erodoto,
que nos estremece el oirlo nombrar,
pirámides, esfinges, dioses,
historias faraónicas y monumentos
que nos hacen vibrar,
a tal punto, que los codiciosos
han robado de tus entrañas
tesoros invaluables
que jamás podrás recuperar.
¡Oh África!
Sin inmutarnos hoy, observamos
la vasta extensión de tu desierto,
que milímetro a milímetro
te abraza sin cesar
y la tranquilidad del mismo,
que el extranjero expugna
con su gran Rally de Dakar.
La sequía de tu suelo es recurrente,
forzando comunidades a emigrar
en la lucha por buscar recursos,
provocando conflictos entre tribus
que de hambruna no quieren acabar.
Y... que decir ¡Oh África!
de tu mayor flagelo, el "SIDA"
del cual sabes que es mejor callar,
aunque el terror esté en el ambiente
sembrando inquietud y soledad,
que ahora arrebata
la cuarta parte de tus vidas
y camino va a convertirse
¡en la mayor catástrofe
que vivido hayas jamás!.
¡África!
Siempre has sido blanco
de guerras que te abrazan
acabando con el acervo africano.
Niños soldados,
luchando y muriendo
en tus guerras olvidadas,
ésas que nisiquiera aparecen
en un pequeño breve
de una escondida página
de los occidentales diarios.
Inocentes, hechos un manojo de nervios,
con la mirada negra de angustia
bajo las bombas y proyectiles
que con dura mano
causando espanto y terror,
empuña su propio hermano.
La catástrofe se abate sobre tí,
el mundo entero mira
cómo te desangras,
nuestras caras yacen inmóviles
aún viendo tus lamentaciones
que suben a lo alto de los cielos,
sin escuchar tu voz,
ni volver nuestros ojos
hacia tí, para llorarte.
¡África!
La de los safaris,
la de exótica fauna,
la de grandes imperios
y monumentos históricos
tapizada por selvas,
sabanas y dunas doradas
que llegan hasta el mar.
¡Oh África!
¡Que olvidada del mundo estás!.
YALI
Derechos de autor: 10-226-234
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