Por Revista Tu Mascota
El gato Tom y el perro Spike, de los dibujos animados Tom y Jerry. Garfield y Odie. Ayudante de Santa y el gato Bola de Nieve, de la serie Los Simpson. Todos son famosas parejas de perros y gatos que aparecen en televisión y que intentan demostrar que estas dos mascotas son enemigas. “la forma como usan el espacio y se relacionan socialmente son muy diferentes entre los gatos y perros; los primeros son más solitarios y se apegan a su territorio, mientras que los perros son absolutamente sociales y se apegan a su dueño”, afirma la médico veterinaria Beatriz Zapata, docente de la cátedra de Etología y Bienestar Animal de la Universidad Mayor.
¿Pero pueden los gatos y perros llevarse bien y convivir en la misma casa? Si han sido criados juntos desde cachorros, van a desarrollar una buena relación. Una de las maneras más importantes para llegar a este buen resultado, tiene que ver con la etapa de sociabilización. “Es bueno que toda mascota se relacione desde pequeña con animales de su misma especie y de otras para que aprenda a convivir con ellos en cualquier circunstancia. Los perros pueden empezar a sociabilizar a partir de la tercera semana de vida y los gatos, desde la segunda. Si no hay sociabilización desde chicos, será difícil que, cuando crezcan, se adapten a una convivencia con otros animales”, afirma la doctora Zapata.
María Ignacia Matamala (25), asesora comercial del banco Security, adora a los animales y quería tener un gato como mascota. Ella tenía dos perros yorkshire en su casa, Nicolás y Jazmín. No se detuvo a pensarlo y se llevó a Titín, un gato de tres meses que recogió de la calle, a la casa. “Cuando mis perros vieron a Titín lo empezaron a oler para reconocerlo, y desde el primer día se llevan bien. Incluso los perros le hacen cariño al gato. Estoy segura de que tiene que haber ayudado el hecho de que Nicolás y Jazmín se criaron desde siempre con otras mascotas, como hámsteres y pájaros, en la casa”, cuenta María Ignacia.
El primer acercamiento
Hacer que los gatos y perros convivan no es una misión imposible. Además del factor edad, hay que considerar si empiezan a vivir juntos al mismo tiempo o si uno de ellos se integra a la casa cuando ya existe otra mascota. Lo importante es que se puedan olfatear y reconocer con la otra mascota para que, paulatinamente, se vayan conociendo. Este encuentro debe ser controlado por el dueño, sobre todo si una de las mascotas es mayor que la otra, ya que se pueden asustar o, en casos extremos, actuar de forma agresiva. “Siempre que se lleva a un nuevo animal a la casa se produce algún tipo de estrés, por lo tanto, se recomienda juntarlos en un lugar de la casa que no sea donde duerme o come la mascota más antigua, para que no sienta invadido su territorio”, explica Beatriz Zapata.
Un lugar que puede funcionar es el living. Separados por una puerta, ambos se pueden olfatear. Una vez que hayan reconocido al otro animal, el dueño puede abrir la puerta y provocar el primer encuentro. Si se ve una buena reacción, les da a ambos un premio para que entiendan que hicieron una buena acción.
Para que perro y gato convivan sanamente en la casa, cada uno debe tener su espacio propio, y por separado, para darles independencia. Y no es conveniente alterar las rutinas normales de cada animal. “Así se respeta la individualidad de cada uno”, comenta la doctora Zapata.
No todo funciona
Aunque en la mayoría de los casos se da una buena convivencia entre ambos, puede que no funcione por algo tan simple como que sus personalidades no congenien. “Existen razas de perros más propensas a no adaptarse como los cazadores, porque todavía conservan algo del instinto de caza o de buscar una presa. De todas formas, la raza tampoco indica con total certeza que la relación no vaya a funcionar”, explica Beatriz.
Marcela Fuentes (40), paisajista, quiso tener un perro y un gato en la casa cuando sus dos hijas se fueron a vivir a Estados Unidos. “Quería llenar un vacío. Una amiga me regaló su labrador de dos años, que se llamaba Lucas, y estuvo un par de semanas viviendo solo conmigo, hasta que fui a una tienda veterinaria y compré un siamés, al que le puse Simón”, explica Marcela. Una vez que el gato llegó, Marcela notó que Lucas no paraba de gruñirle al gato y que éste erizaba los pelos. “Pensé que podía ser porque no se conocían, pero la situación nunca cambió. Lucas vivía persiguiéndolo y mi gato estaba siempre nervioso. Hice de todo para juntarlos, pero no hubo forma, simplemente no congeniaron”, cuenta Marcela. Al final optó por regalar a Simón para no tener que cambiar nuevamente de hogar a Lucas.
Lo que no hay que hacer
•No mimar ni sobreproteger a la nueva mascota, porque le dará celos al animal que lleva viviendo más tiempo en la casa.
•No hacer sentir a la mascota más antigua que perdió su lugar. A ambas hay que tratarlas por igual.
•No cambiar la rutina si llega un nuevo integrante.
•Dar a cada animal un espacio para dormir dentro de la casa, porque lo necesitan.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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