AMANDO

[Alondra Gutiérrez]

AMANDO
Ya sé que tu muerte no es un adiós.
Aún así me duele el alma.
Te llevas sin querer una parte de mi.
Ya no pegaré mi nariz a la tuya, para respirar el mismo aire.
Ya no aspiraré ese olor de piel que bailaba en la mía.
Siento que muero en este silencio y el aire se vuelve ciego dentro de mi ser.
Ya no siento prisa por levantarme.
Hoy no tengo voz.
Mi mente está anclada, en algún lugar de ayer.
Todo me parece extraño.
He entrado a tu estancia y todo parece tener la misma ilusión, como cuando nos amábamos y yo era tu locura y tu eras mi pasión.
Recuerdo, las veces que entrelazaba mis piernas alrededor de tu cuerpo y tu energía me cubría, mientras tu corazón cambiaba el ritmo de cada palpitación, que era mía.
Lloro, he llorado toda la noche.
Hay un nuevo lugar esperándote.
Lamento tanto, que el arcángel de la muerte te haya mirado.
Todas las canciones y los versos que escribí para ti, me abrazan como hielo, que deshace al igual que mis lágrimas.
¿Quién me besará en las noches frías?
Quién me dirá al oído, que todo estará bien?¿Quién me dará energía sin maldad y con la pureza en la mirada?
¿Quién guardará silencio, cuando explote mi llanto y mis gritos corran por el castillo, llamándote?
¡Todo está ciego dentro de mi ser!
Presiento que algo en mi morirá.
Supongo que vendrás a velar mi sueño y despertaré con sobresalto en la terrible visión de tus ojos de Rey.
Todo se volverá extraño para mi.
Y pensar que ayer...tan sólo ayer hicimos el amor y me abrigaste con tu camisa blanca, destilando perfume de sándalo y nardos en flor.
¡Dios mío!
¿Cómo, como será el camino que me falta?
No es un adiós, lo sé.
Tu y yo nos encontraremos.
Presiento tu presencia, tranquilo, sin prisa, aún te puedo oler, aún te siento... amándome.
Alondra

foto: Roberto Montero

[Cecill Scott.]

Querida Alondra.

 

Has entrado en mi corazón

y he podido sentir el agudo dolor

 que cubre tu corazón.

La pérdida del ser amado,

del compañero de toda la vida,

del cómplice, del la otra mitad

de nuestra vida.

No sabes cuánto lamento tu perdida…

¡Qué triste!

¡Felicitaciones!

Un beso y un cálido abrazo desde mi verde valle.

 

Cecill Scott.