ANHELANDO SU RESOLLAR
In memoriam
ÁNGEL ARIAS VÁQUEZ
El día que tu te fuiste ,
contigo se fueron sueños,
y las alegrías se fueron ,
quedando tus hechos tiernos.
Allí en el Campo Santo,
miraba yo fijamente,
a tu cuerpo en la caja,
al hueco tan indolente,
Al tiempo miraba y lloraba,
como la tierra cubría,
tu viejo cuerpo querido,
por la pequeña alma mía,
Mirando al cielo pedía,
te diese aliento de nuevo,
para volver de tu mano,
por nuestro bello sendero,
El cielo no me escuchó,
y las piedras resonaban,
al batir en la madera,
que tu cuerpo ella alojaba,
Mirando al cielo llorando,
con gran fervor le imploraba,
¡no dejes que le causen daño
la tierra con piedras bravas!.
¡Y quien le negó techo eterno,
apártalo del rebaño,
por ser siervo de sevicia,
de toda causa de daño!.
¡Pudiendo él descansar,
en muy brillantes piedras,
reposa en muy hondo hueco,
en densas pesadas tinieblas!,
¡Mi exornación de mi amor,
mi pedacito de cielo,
era lo que más quería,
me lo llevaron sin duelo!,
Yo siendo niña, muy niña,
no llegaba a comprender,
por qué la vida se llevaba,
al ser , que adoraba mi ser,
Sumamente él querido,
muy rutilante en mi vida,
la sosia en que me abrazaba,
siendo muy correspondida,
Con el corazón destrozado,
me alejé del Campo sombría,
dejando en el Campo Santo,
mi aliciente, mi alegría,
Volviendo a los pocos días,
para acariciar la tierra,
posando en ella mi cabeza,
mi triste habla él oyera,
Los años fueron pasando ,
y sigo mirando al cielo,
en ingentes deseos verle,
caminando en terrenal suelo,
Mirando al cielo le pido,
satisfaga él mi anhelo,
abriéndose una ventanita,
en el sagrado azul cielo,
Para ver al ser querido,
muy amado y recordado,
con el paso de los años,
mucho más él añorado,
Por muy pequeña que fuese,
muy bien ella bastaría,
para yo verle la cara,
a la vez, él viese la mía,
Para decirle¡ te quiero!,
como antes eras querido,
y los años que son muchos,
no te llevaron al olvido!,
¡Como tú ya bien sabes,
por formar parte del cielo,
y por mucho hablar contigo,
hallándome en desconsuelo!,
¡Si la alegría me embarga,
comparto contigo el momento,
mirando hacia el cielo,
hablándote el pensamiento!,
¡ En la soledad me abrazo,
a la dulzura de tu pecho,
a semejanza de antaño,
envueltos en tiernos hechos!,
¡Y cuando yo de ti hablo,
con sumo orgullo en cariño,
la gente para mi mira,
como al que pierde su camino!,
¡No entienden que tú sembraste,
amor en mi corazón,
y siendo nada en el mundo,
en mi alma eres fruición!,
Mirando al cielo le pido,
satisfaga él mi anhelo,
separándose las nubes,
para yo ver a mi abuelo,
Surgiendo fuerte escalera,
de las nubes cual cordón,
para subir muy de prisa,
pegarme a su corazón,
A la exornación de su amor,
rutilar de sus palabras,
su semblante dulcedumbre,
a sus manos añoradas,
A fruír de nuevamente,
el calor de su mirada,
las caricias de sus manos,
ingentemente deseadas,
Ana Arias Saavedra
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