Una pluma soltó Takumi, buscando la dirección del viento...un aire gélido lo envolvió haciendo que sus huesos se estremecieran...el aullido del lobo se escuchó a lo lejos...era el momento de iniciar la aventura.
Sakary, la nativa inuit lo acompañaría en esa inusitada travesía, y sin perder tiempo fue en busca de los perros que, percibiendo en el aire el comienzo de una nueva experiencia, comenzaron con sus aullidos de alegría, deseosos de emprender el riesgoso desplazamiento hacia el bosque lejano, que tanto los atraía.
El veterano Takumi, famoso en la región por sus largas y exitosas expediciones, se acercó a su camada de expertos caninos, todos eran de raza Alaskan Malamute; ya sus antepasados, pertenecientes a la tribu Mahlemiut, los criaban pues eran de cuerpo fuerte y musculoso, requisitos especiales para el trineo, además capaces de cargar hasta veinte kilos por decenas de kilómetros; su aspecto era altanero, dueño de un pelaje abundante de suave cola llevada sobre el dorso.
Después de los preparativos necesarios, apenas el sol apareció anunció a su compañera que era el momento de partir hacia el río Kobuk, buena zona para la caza.
Los perros corrían emocionados jalando el trineo arreados por Takumi, el viento helado pegaba en la cara de Sakary que pese al abrigo de piel que llevaba no impedía que el helado clima la estremeciera. Pronto dejaron los iglús detrás y frente a ellos se miraba la blancura de la taiga. Llevaban dos horas de camino cuando Sakary advirtió a su guía de unas huellas en el hielo.
En su primera inspección ya se percató que se trataban de pisadas de un animal grande; siguió revisando…no había duda… eran de un taq-uka-aq, o como también lo llamaban... Gigante de Kodiak. Le comentó a su compañera que deberían andar con cuidado, este ejemplar pertenecía a la raza más grande de los osos, pueden llegar a pesar hasta ochocientos kilos o más, además, el hecho que estaba bastante alejado de la zona del lago Kodiak, donde por lo general atrapada los salmones, su preferido alimento, lo interpretó como perdido o quizás herido, razón por la cual correspondía estar en continua alerta, pues esos osos, no tenían buena vista, pero su oído y olfato eran muy desarrollados.
Sakary escuchaba y el miedo la invadió…-¿Qué hacemos si lo encontramos?
-Muy sencillo, si nos topamos con él, hay que tirarse al suelo, taparse el cuello con el abrigo y tratar de esconder la cara entre los brazos. No hay peligro alguno, no son agresivos…no va a haber dificultades, pero la manera más rápida de buscarse un problema es echarse a correr.
Apenas terminaron de comentar, cuando entre la niebla…unos rugidos feroces surgieron rompiendo el silbido del viento, y frente a ellos unas fauces y garras amenazaban con destrozarlos, paralizados por el miedo olvidaron las recomendaciones anteriores, Sakari impresionada por el tamaño del oso, asustada lanzó un fuerte grito que se escuchó en toda la montaña. El animal enojado entonces lanzo un rugido y unos fuertes manotazos que destrozaron el trineo, soltando así los perros que intentaban alejar a la bestia con sus rugidos y ladridos.
Takumi aprovechó y recogió del suelo a su compañera que miraba con ojos como plato la desigual pelea de perros y oso.
Cojeando la llevaba entre la niebla aunque sabía que esa lucha quizás la tenían perdida, sin perros, sin alimento, ni guarida donde sobrevivir…entre el hielo , la niebla, y el cansancio, fueron perdiendo las fuerzas cuando de repente cayeron en una pronunciada pendiente….
¡Ahhhhhh! se escuchó el grito en toda la densa neblina.
-Moriremos aquí- gritó Takumi.
-Perdóneme, lo estropeé todo…- respondió Sakary.
La caída era inevitable y la muerte evidente, cuando de pronto fueron cayendo lentamente como pompas de jabón muy suave a un paraíso bajo el hielo.
Al tocar el suelo ambos sintieron un musgo verde, las paredes eran de cristal de roca transparente. Detrás de las paredes se podían apreciar las ballenas jorobadas, focas, leones marinos, orcas, y nutrias, además de bellas variedades de peces exóticos y hermosas medusas de colores muy hermosos… admirados empezaron a caminar, notando que el inclemente frio había cesado. Pegaron su cara a la pared de roca y sintieron como una nutria se abalanzo contra ellos…
No se dieron cuenta que eran observados…tres ojos titilaban como pequeñas estrellitas…
-No teman, queridos visitantes, los protegeremos, adelante…
Escucharon, se miraron entre sí, y no se animaron a contestar…
-Takumi, ¿estamos muertos?- Preguntó Sakary.
-No, esto es increíble pero real, aseguró el guía- y dirigiéndose a la intrigante voz, preguntó…
-¿Quién eres?, no te vemos… ¿dónde estamos?
-No duden de mí, soy muy pequeño, estoy aquí para guiarlos, caminen por el surco entre las rocas blancas…no teman, les aguarda una agradable sorpresa…
La voz tenía una tonalidad musical, guiándose por la musiquita siguieron caminando y de pronto frente a ellos apareció un ser diminuto… era pequeñito como un dedo. Tenía una cara blanca, y tres ojitos dos arriba de la nariz y uno en la frente. Vestía pieles blancas, un abrigo, gorrito redondo y calzaba botitas blancas… llevaba consigo una lanza.
-¿Cómo te llamas? ¿Eres real? ¿Vives aquí? ¿Hay más gente pequeñita como tu aquí?- Preguntaba emocionada Sakary.
-Una pregunta a la vez - dijo molesto el hombrecito, y explicó…
-Somos los Duendes de hielo cuidamos el planeta empezando desde el polo norte. Tenemos la obligación de mantener el mundo en equilibrio pero los humanos cada vez nos la ponen más difícil. Habitamos en un bosque de hielos perpetuos, nuestro rey es EWOK y me ha pedido que los lleve con él. ¿Serían tan amables de acompañarme?- les dijo al tiempo que les mostraba una caverna azul a la derecha Sakary impresionada respondió...
-No me dijiste tu nombre….
-Soy Glaciar, para servirles, pero por favor caminen de prisa, el rey debe estar impaciente.
Caminaron un trecho semiagachados observados las paredes con sus impresionantes figuras de hielo que se había formado a través del escurrimiento del agua de varios siglos.
Llegaron después de una hora a una caverna espaciosa donde miles de duendecillos de hielo sentados en sillas pulidas en piedra de cristal aguardaban la llegada del Rey. Un ser majestuoso hizo su aparición sentado en una litera cargada por otros seres diminutos. De ella descendió una duende de hielo bellísima y blanca azulosa.
-Soy Odra la duende encargada de enseñarles el reino EWOKIANO, pero antes el rey quiere saludarles personalmente.
-Waqaa humanos- dijo el rey alargando su cortita mano.
-Hola- respondió asombrada Sakary.
-Waqaa_ respondió emocionado Takumi.
-Como verán todo aquí seguro es nuevo para ustedes- dijo el Rey- ahora son mis invitados y quiero que me acompañen a comer.
-Encantada –dijo Sakary.
-Ya hacía hambre respondió Takumi.
Los seres diminutos empezaron a ponerse de pie y en largas filas salieron de la sala.
Tardaron una media hora, cuando volvieron cargando fuentes con unas enormes bolas de kuanniq, especie de alga, que mezclada con tallos y bayas, daban una buen aspecto. Sakary incrédula tomó una entre los dedos y la probó, estaba deliciosa, Takumi al verla tomó también una y notó que el cansancio se desvanecía. Tomaron varias bolas hasta quedar satisfechos.
Ambos sintieron que los ojos se cerraban y sin dar las gracias muy a su pesar se fueron quedando dormidos.
Después de una noche despertaron y frente a ellos Odra sonriente les mostró el camino con su manita.
-Que bueno que ya despertaron…llega el invierno y todo aquí cambia, ahora se hará más oscuro, pero igualmente hay lugares que les encantaran.
Apenas salieron de la caverna siguieron un sendero radiante de luz azulosa y bosque de hielo, cascadas congeladas…todo aquello era un mundo distinto, desconocido, lleno de atracciones nunca vistas…quizás estaban soñando, no, imposible…era real y están ahí para revelar la incógnita…
Odra les mostró cómo se organizaban para conseguir comida en el verano, convirtiéndose en afanosas hormigas.
En abejas para fabricar miel, en saltamontes para conseguir paja.
Y hasta en zorros, coyotes, ballenas, focas etc.
-¿Es decir que todos los animales son duendes?- preguntó asombrada Sakary.
-Sí, todos los duendes se convierten en animales para cumplir la misión que el rey le encomienda. Por eso nosotros los ewokianos no consumimos carne. Incluso el oso enorme que los asustó es un duende y tenía la misión de traerlos aquí.
-Ahhh… jamás lo hubiera imaginado- mencionó Takumi.
-Es increíble, fantástico, sen-sa-cio-nal- dijo Sakary y preguntó…
-¿Y por qué nos trajeron hasta aquí? ¿Si se puede saber?
-¿A dónde se dirigían con tanta prisa en ese trineo de perros?- indagó Odra.
-Pues, heee, este, verán… salíamos de paseo- dijo apenada Sakary.
-No puedo mentir- confesó irritado Takumi- nos dirigíamos a cazar focas.
-Lo sabíamos apenas vimos su silueta en la niebla. Leímos las intenciones de su corazón.
-Es que no sabíamos… disculpas… - dijo apenada Sakary- yo lo contraté a él porque me lo recomendaron por ser un experto guía.
-Y ahora que lo saben ¿qué harán?
-Buscar otras opciones que no sea la carne. Me encantó esa comida que nos dieron…-dijo Takumi.
Apenas mencionaron que jamás comerían carne cuando miles de seres se arremolinaron en torno a ellos y les daban besos y abracitos cariñosos.
En eso apareció en el Rey acompañado de su sequito y con una amplia sonrisa les dijo:
-Yo leo el corazón de los humanos y sé que son sinceros por eso les mostraré algo que pocos han visto y menos saben quién los produce, ¡vengan!- Al tiempo que preguntaba se dirigió a la guía.
-¿Odra ya se los mostraste?
-No, no señor, solo les mostré parte de la ciudad y cómo conseguimos los alimentos-
-Está bien- dijo el Rey.
Chasqueó los dedos y al instante se abrió una puerta en la cúpula de la cueva dejando ver el negro cielo con sus bellísimas y brillantes estrellas.
-¡Oh! Es más hermoso el cielo visto desde aquí- dijo maravillada Sakary.
Apenas acababa de mencionarlo cuando unas luces ondulantes empezaron a bailar en el cielo.
-¡Ahhh!, ¡ohhh! ¡Que hermoso! ¿Quién produce esos efectos tan preciosos? Son las auroras boreales… ¡Nunca las vi tan cercas!
-Esos efectos los han producido ahora ustedes- Dijo el rey.
-¿Nosotros?
-¡Sí! Los han producido ustedes al dejar la maldad de eliminar animales, porque esas luces son los espíritus del bien y se manifiestan cuando hay corazones buenos, que deciden cambiar la ruta de su mal camino.
Sakary emocionada miraba las luces como mantas enormes que cambiaban de tonalidades: verde, azules, violeta, naranja y de pronto se vio envuelta en un vértigo de colores que la arrasaba, arrastraba y envolvía…
Despertó adolorida al sentir la lengua caliente de un perro, escuchó a lo lejos la voz de Takumi que la llamaba…
-Saaaaakaryyyyyyyy…
-Aquí, por aquí.
-Señorita me había asustado. Ya viene el invierno y todo se hace más oscuro…temía no encontrarla.
-¿Cuánto tiempo tiene buscándome?
-He, pues…después del accidente, me perdí y es ahora que la empecé a buscar.
-Dónde estuvo entonces- preguntó Sakary.
-No me la va a creer…lo más chistoso de lo que le voy a decir… me dormí, soñé… ¡usted estaba conmigo en ese sueño!
-Ja, ja, ja, ja, ja, ja…-rieron los dos divertidos al tiempo que amarraban nuevamente los perros al trineo, para iniciar el regreso…
Mientras, unos ojitos misteriosos los espiaban detrás de la nieve…
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Autores
Celeste Hernández (México)
Beto Brom (Israel)
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*Registrado/Safecrative N°1712295210529
*Imagen del Web c/texto anexado
Comentario
Celeste y Beto, dos escritores uniendo sentimiento y talento, gracias por estar, felicitaciones , abrazo desde el Sur.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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