Los grillos amanecieron cantando.
En toda la comunidad se respiraba un
ambiente de fiesta. Leonidas y Mercedes, dos
jóvenes grillos, nacidos a la orilla de un
hermoso jardín, con el permiso de sus padres,
pronto se iban a casar. Soñaban con una casita
hermosa hecha de hierbas verdes y pétalos
de rosas. Sus amistades alistaban sus regalos.
Las chicharras, con sus clarinetes y los zancudos
con sus chirimías, les preparan una serenata.
Era una mañana plena de sol. Un día diferente.
Las plantas habían amanecido decoradas con el más
brillante rocío que haya habido en la comunidad
de los grillos. Todos estaban alegres. Los padres de
los novios, cantaban una canción muy hermosa,
mientras el jardín florecía entusiasmado con sus mejores
aromas y colorido. El rosal les ofrecía rojas flores,
las dalias sus colores más vistosos. Los alhelíes
se agrupaban para formar un ramo celeste, como
si el cielo se repitiera en sus corolas.
El sacerdote, un fornido grillo con su sotana verde,
ya estaba en el altar mayor. Un tronquito de Tulipán,
adornado de jazmines, esperaba a los novios.
Alrededor la belleza del mediodía y en columna de a dos,
dejando un espacio para el amor, estaban todos los grillos
con sus corazones palpitantes. Leonidas y Mercedes
tomados de las manos, se postraron frente al sacerdote
celebrante y éste con sus palabras mágicas los unió
en matrimonio con el aplauso de todos los presentes.
Un beso enorme y verde fue testimonio del amor eterno.
Con sus ojitos cuadriculados se miraron y la ternura salió
lentamente de sus miradas para arropar el corazón
con el calor del bosque y las riberas de la luz y de la primavera.
Salieron a los grandes salones del jardín, donde la orquesta
les ofreció el Danubio verde que fue bailado por los
flamantes esposos y todos los familiares y amigos.
Fue un hogar ejemplar. Les nacieron después
dos hermosos y robustos bebés grillos que fueron
la felicidad del hogar. Mercedes les cantaba canciones
de cuna mientras Leonidas salía tempranito a trabajar
silbando la mejor tonada de amor para sus hijos,
que crecieron, estudiaron mucho y fueron,
no sólo el sostén del hogar, sino ciudadanos
que le dieron brillo a la comunidad de los grillos.
Antonio EScobar Mendívez
Comentario
Querido Antonio.
¡Pero cuánta imaginación!
Eres brillante, me encantó
tu tierna historia enamorada.
Una historia que de seguro
encantará a los más pequeñitos del hogar.
He de confesar que reí, solo un poco, al leer
lo del baile y el Danubio verde…
Fantástico trabajo que adoré.
¡Felicitaciones!
Un beso y un cálido abrazo desde mi verde valle.
Cecill Scott.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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