Boda Negra

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Boda Negra

Se oían claramente las carcajadas de los fantasmas vestidos de frac y corbata, entre los alaridos y sollozos de los mártires. El duelo de las vírgenes y los santos, cargando cadenas, y crucificados con espadas ensangrentadas, hacían marco a las miradas en espera de los guardianes del amor. Todos escuchaban los cantos gregorianos y el crujir de las sandalias de los monjes encapuchados.
La novia caminaba lento entre los naranjos, y los pasadizos secretos le murmuraban letanías interminables. Se presentía el desenlace. Era la hora exacta de la boda. De entre su corona de azahares se deslizaban los gusanos del cráneo. Los rizos dorados del cabello se desprendían en cadejos sobre los tules blancos que cubrían sus senos de nácar mustia, y de su vientre flácido de esperas frías y largas emanaba un humor de partos deseados.
Como lo prometió, así llegó, pensativa y pálida ante el altar. Ella tenía sombras opacas en los huecos oscuros de sus ojos, y él una mueca de desesperación. De entre los harapos de su frac se podía ver un corazón palpitando de emoción. Era la hora de la boda negra.
Valió la pena la espera. No les cabía duda, siempre lo supieron: el amor es eterno.

Carmen Amaralis
www.carmenamaralis-vega.com/

[César Eduardo Albarracin]

Boda Negra. buena Imágen de terror para una película.

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Mil gracias cesar, Un abrazote, Carmen Amaralis

[César Eduardo Albarracin]

Muy buen trabajo Carmen. Eso es misericordia. Felicitaciones

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Mil gracias Rita, estudié en un colegio de monjas Hijas de La caridad, de interna 13 años de mi vida de 5 a los 18, era hermoso , con imágenes de ángeles, santos , crucifijos por todos los pasillos, y una capilla hermosa con un retablo dorado detrás del altar, con ángeles tamaño humano, yo , a los diez años de edad cuando llegaba la hora del recreo, en lugar de irme al patio a jugar, me iba a la capilla que estaba oscura, solo el cirio pascual indicando la presencia del sagrario, yo me hincaba a meditar y pensar en cosas mágicas y a imaginarme el cielo lleno de bellos ángeles, siempre pedía perdón por mis pecados, pues tenía vocación religiosa y el demonio me tentaba constantemente. Bueno basta Rita, lo que te quería decir es que ese relato es producto de ese trasfondo en el que crecí, un abrazote en el Día de las madres, Carmen Amaralis