Carmen y Virgilio (microrrelato) Mery Larrinua

[Mery Larrinua]

Carmen y Virgilio

Era una tarde tranquila, Carmen, así llamaban a Amparo desde que con gran éxito había protagonizado la famosa opera francesa, dormitaba en el viejo sillón del portal de la antigua casona de varias generaciones.  Abrió los ojos, apareció ante ella; apenas lo pudo reconocer, Virgilio, el desaparecido Virgilio, este, ante el silencio casi aterrador de ella contesto a su pensamiento, “soy yo”…Habían pasado casi 45 años desde que  se comprometió, desde que había pronunciado aquellas sinceras y tristes palabras: -perdona mi amor pero he de marchar, dejo a tus pies mi corazón herido, en cada latido de él, vivirás en ellos y  con ellos, te amare siempre, te llevo aquí, y como mi sangre, te sentiré dentro de mí, tu imagen será el motivo de mi existir, regresare-

Había pasado casi medio siglo desde su destierro, y en medio de su demencia parcial, hoy curada, su corazón se alimentaba de un mensaje, un pensamiento que sentía venia de lejanas tierras: -sé que me escuchara en algún momento, lo se…te sigo esperando amor…te esperare hasta el fin de mis días- 

El destino lo había dispuesto, el día había llegado, pero no al final de sus vidas, lograron unirse en el ocaso de esta, y aquel amor paciente y verdadero…les ofreció un Nuevo amanecer…el amanecer de un amor eterno.

Por Mery Larrinua

[Elias Antonio Almada]