Todo empezó a raíz de un encuentro fortuito.
Los personajes trabajaban en distintas empresas, ubicadas en el mismo edificio, en diferentes pisos, pero desconocidos entre sí.
Ambos, no obstante, almorzaban en el mismo restaurante, situado en la planta baja, eso si, a la misma hora.
He aquí lo sucedido:
Josefín buscó la mesa acostumbrada a sentarse, ya provista de la bandeja con su almuerzo, y ohhh sorpresa...un joven ya la ocupaba. Sin dudarlo se sentó en una mesa vecina a °la suya°.
Por cortesía, creyó oportuno saludarlo y además comentar que desde ya tiempo, aquella era su mesa preferida.
Ni lerdo ni perezoso, César, contestó el saludo y agregó:
-Sería un gusto que acepte compartir la mesa…
Era una muchacha gentil. Le sonrió y dijo. .
-No es buena costumbre creerse dueño de cosas ajenas.
Sonrió y agradeció la invitación pero, aduciendo que tenía cosas por controlar, desplegó unos papeles esperando a la camarera y no aceptó.
El muchacho, de inmediato se prendó de esa sonrisa, pero no le pareció oportuno insistir. Cada uno en lo suyo, parecían pequeñas islas de sentimientos y ocupaciones.
De repente un papel se cayó de la mesa vecina y César, que estaba atento, se levantó para alcanzarlo. Ambos confundieron sus miradas al levantar el papel.
Un “gracias” sonó cortés en los jóvenes labios.
Solo contestó...
-Fue un placer.
Al poco tiempo, Josefina se levantó, reunió sus cosas apurada y encaminó su paso elegante y rápido hacia la salida.
La espera de César se desvaneció en instantes, suspiró y, de repente vio una tarjeta pequeña olvidada en la mesa. No dudó en recuperarla para poder entregársela en otro momento.
Leyó rápidamente: Josefina Aragón – Abogada criminalista- Tel……- y en el dorso la anotación “cliente prioritario de alto riesgo”
Quedó pensativo, releyó lo escrito y decidió responder, a su manera, lo que que él considero una simple, aunque astuta indirecta.
Ahí mismo, tomó una de sus tarjetas con sus datos: César Forteen-Investigador Privado-Tel...y Mail...- al dorso escribió °caso abierto°
Terminado el tiempo de su descanso subió a su piso, pero paró el ascensor en dos pisos anteriores, o sea el que figuraba en la tarjeta de Josefina. Caminó unos pasos hacia la entrada de las oficinas, entró y se dirigió a la empleada de la recepción, solicitó un sobre, colocó dentro su tarjeta de presentación, escribió con letras claras el nombre: Josefina Aragón/su despacho, y solicitó de la empleada hacerlo llegar a la destinataria. Agradeció la gentileza con una discreta sonrisa y abandonó el recinto.
Ya en su oficina, continuó redactando un informe sobre un expediente que debía entregar ese mismo día. A los escasos minutos, sonó su teléfono, miró la procedencia de la llamada, sonrió, y levantó el auricular…
-“Soy el caso de alto riesgo”- Dijo al “Hola” del otro lado.
Sintió una risa suave y una voz que respondía..” Estoy abriendo su caso”…
Dos semanas después, Josefina y César estaban sentados en una mesa alejada de los ruidos, en un bello paraje. No había sido fácil, pero el momento se daba y el tiempo se detenía allí mismo.
Realmente, las citas de ambos eran reales. Ella estaba abriendo un caso difícil y él también hacía lo propio en el estudio al que pertenecían. Solo que para ambos, se exigían las mismas condiciones de total hermetismo con todo lo relacionado. Solo sabían que los casos tomados en general, eran de complejidad y riesgo.
Ese día solo hubo charlas alegres e historias familiares, hasta el momento en el que ella dijo como pensando en voz alta… “ siempre quise desentrañar la oscuridad de algunas almas, por eso elegí este lugar que ocupo”
También a mí me pasa algo parecido, comentó César, pero me he llevado grandes sorpresas. Todos tenemos sombras y luces, pero no todos vemos el camino más claro. Merece ello, castigo? Me pregunto y no encuentro respuesta.
Se miraron con intriga, asombro y curiosidad. Cuando oscureció, salieron juntos, aunque cada uno partió en su coche.
Esa misma noche se reportó a la policía del lugar, que una joven abogada se encontraba desaparecida, habiendo sido vista en ese restaurante, esa misma noche por última vez.
A la mañana siguiente, César entraba como todos los días, en el ascensor que lo llevaría a su despacho. Ya allí el tema de conversación era uno solo, la desaparición de la abogada, que por los diarios se enteraron que trabajaba en el mismo edificio.
Asombrado por la noticia, al llegar a su despacho, lo primero que hizo fue comunicarse con su viejo amigo Gustavo, Inspector de Policía, con muchos años en servicio. Le comentó, con lujo de detalles, todo lo acontecido, y le solicitó que lo mantenga informado de las novedades. Éste trato de calmarlo y le prometió hacer lo posible para averiguar todo lo relacionado con la supuesta, hasta el momento, desaparición de la abogada.
Cerca del mediodía, recibió una inesperada llamada a su celular...una gruesa voz de hombre enunció una cortas y medidas palabras:
-Continuación del caso abierto, Café Libertad, 19.30. No traer compañía.
¿Qué hacer? Quizás debiera informar a la policía, pero decidió esperar las noticias de su amigo. Algo lo estaba alterando mucho.
En media hora recibe el llamado esperado. Su amigo le informa que la noticia es incierta, se desconocen detalles y están buscando posibles sospechosos. Le sugiere que se acerque a su departamento hasta tanto se encuentren rastros. Era el último que había estado con ella… Al menos, eso suponía.
Sin pensarlo mucho, aceptó y rápidamente, tomó un taxi al que le dio la dirección.
Cuando llega, se abre la puerta y se encuentra con la policía que le indica hacer silencio y lo esposa. Desde allí, lo llevan detenido.
Todo le pareció un mal sueño. Todo fue contradictorio. Todo, inimaginable.
Había pasado un mes de aquel día.
Estaba en su departamento, miraba por el amplio ventanal a tanta gente que pasaba y tantas historias que ocurrían. A su alrededor, todo estaba revuelto aún, sin ordenar, ni limpiar.
En la mesa, aún se veía la pequeña tarjeta del “caso inicial”.
La dueña de la misma, había sido detenida por múltiples estafas y aún se investigaban sobornos y hasta un asesinato. Era socia de su amigo, quien era también, su amante.
Pero ninguno sabía este final de la historia… Aún pensaba que era una bella mujer…
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Autores
María Marta Britos (Argentina)
Beto Brom (Israel)
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Comentario
Agradecemos tu comentario, amigazo Elías.
Un par de abrazotes en camino...
María/Beto
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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