COITO…

[Francisco Molina Infante]

-Acierto en el monte de Venus

y,  reviento las poses del otoño,

que aún conservas.

Lo nuestro solo fue un golpe de viento,

que se calmó en el arenal:

-en el fragor del horizonte-

o en los huidizos recuerdos,

de unos lejanos tiempos.

Son recuerdos de las blancas tapias

de un cementerio siniestro,

 que purificó con hollín e incienso,

las más sagradas esperanzas

y  los más fecundos sentimientos.

Déjame abrir la puerta de tus encantos

y que, mi alma pase, sin sufrimientos;

tú, solo sentirás baladas

y el placer del movimiento,

 que paseando por tu linda casa,

te colmará de advenimientos.

En ese huerto de despidos y goce:

lloran los niños, que aún no nacen;

por el olvido de los placeres:

deja influir mis jugos, para que crezcan,

sin los olvidos de tus quereres.

Ya florecen las ortigas en tus macetas,

pero si las miras, son los claveles

sobre los inciertos recuerdos

y navegan, en un mar de ocasiones,

que inquieto espera:

los acontecimientos

en la azul esfera.