CRÓNICAS DE MARINA CEBALLOS [PRIMERA PARTE]

[Alberto JIMÉNEZ URE]

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PRÓLOGOS

(01)

 

Cuando Ilse Marina Ceballos escribió sus remembranzas, sus narraciones y sus versos, no había transcurrido mucho tiempo desde los sucesos recordados en tales producciones literarias; porque la autora es joven, como lo demuestra la factura de sus escritos. Ella vivió en Tovar su infancia y primera juventud, de las cuales no se le escapa ningún personaje. Ni un solo lugar de sus andanzas ha sido relegado al olvido. De allí su caudalosa literatura, parecida al fluir de la cascada allende La Coriana.

 

Los que en el futuro indaguen acerca del devenir de un pueblo que ha suscitado tantas preguntas en esta loca Venezuela de la segunda mitad del siglo XX, mirarán con curiosidad la prosa versificada de Marina, así como lo inverso de sus versos. Esta mujer es un dechado de esa juventud que este prologuista, a pesar de su estrecha vinculación con Tovar, no conoció sino de oídas; porque para esa época aún no había regresado a la tierra de su nacimiento. En su propio escenario quedan retratados unos muchachos a quienes unían las travesuras juveniles, vistas éstas con recelo por los viejos tovareños que, en tertulias vespertinas, las reprobaban con la resignación del que contempla lo inevitable.

 

Varios de esos personajes han pasado a la historia, como pasará Marina cuando su libro amarillezca; como sucederá con otros más que narran y cantan y pintan. A Tovar lo han librado de la trivialidad esnobista que ha trastrocado la vida de muchos pueblos de la geografía andina, su poca afición a sentarse frente a los aparatos televisores y, en sentido contrario, el escaso interés que hacia él han mostrado los turistas. Benéfico le resulta que éstos, cuando salen de Mérida, den un salto hasta Bailadores; porque a los tovareños no les seduce extraer las monedas de los visitantes. Más gusto sienten en ofrecerles su ancestral cortesía, sin exigir retribuciones. Tal vez por esto, los lectores de Marina serán en gran medida los mismos héroes de su libro. Si lo que más anhela un escritor es que quienes lo lean se vean reflejados en sus escritos, entonces ¿qué triunfo más alto para nuestra autora al descubrir que sus lectores aparecen vivientes en estas páginas?

 

[Por Alfonso Ramírez]

[Elizabeth Chacon Stevens]

Un placer leer sus vivencias en el Prologo de Cronicas de mi Pueblo (Anecdotario tovarenio)

Lo siento no puedo acentuar letras, me saca de la Net.

Un placer leerlo.