Por favor leamos Lucas 4: 16-21, Juan 8: 31-8, 2 Pedro 2: 19.
Si analizamos los problemas latentes de Latinoamérica están los siguientes: hambre ,desempleo subempleo, bajos e insuficientes salarios, falta de viviendas adecuadas, mortalidad infantil, carencia de buena asistencia médica hospitalaria y farmacéutica, el hacinamiento infrahumano en las zonas urbanas, la violencia, la violación de los derechos humanos, la inflación, la dependencia, los abusos de poder, el analfabetismo, los obstáculos para ingresar a las universidades, el alcoholismo, la drogadicción, el juego, los grupos económicos interesados en la explotación inescrupulosa a expensas de las mayorías populares, la simonía de muchos grupos religiosos, y otros pecados sociales que constituyen una ofensa a Dios, siendo que América latina de autodenomina cristiana. Las causas de gran parte estos males se origina en la corrupción económica, social política y religiosa, pueden haber otras causas, pero es indudable que por dicha corrupción en estas estructuras de poder que están a espaldas de Dios. Es lógico que los responsables de los males latinoamericanos no solamente sean estas estructuras. Sería fácil demagogia acusar a los regímenes de opresión y omitir los pecados del pueblo recuerden lo que Dios dice en su palabra: no hay justo ni aun uno….( romanos 3:10-12). Un falso planteo de la realidad latinoamericana podría llevarnos a pensar que la culpa la tiene la organización socioeconómica predominante, en el capitalismo internacional y en algún emisario ocasional, mientras que los pobres son víctimas de ellos, sin embargo sin ignorar ese contexto de opresión la Biblia dice que todos son pecadores y necesitan arrepentirse Lucas 13: 1-5. El pecado no es un término teológico, ni una palabra exclusiva del léxico político sino una realidad tanto personal como colectiva. La Biblia enseña que toda la raza humana tanto ricos como pobres, somos culpables ante Dios. Por eso el pecado de América latina es el pecado de todo el pueblo latinoamericano y de cada persona en particular, de cualquier condición social.
Si el evangelio es voz de juicio y de llamado de arrepentimiento para los explotadores, opresores y privilegiados al mismo modo es el llamado a los oprimidos explotados y marginados sus pecados son diferentes pero todos deben arrepentirse y cambiar de proceder. Pero el reconocimiento de esta verdad bíblica no nos autoriza a cerrar nuestros ojos ante la tragedia de América latina. Los profetas, los apóstoles y otros enviados de Dios denunciaron la injusticia. Si Hombres como Isaías, Jeremías, Miqueas, Amos, Santiago, Pablo, etc vivieran en nuestros tiempos no vacilarían en denunciar el padecimiento latinoamericano. Aquí hay niños arrastrándose en el suelo como gusanos, para pedir limosna. Aquí hay personas que desean trabajar y no consiguen un empleo estable y los que trabajan hacen el oficio de 2 o 3 empleados para ganar un salario insuficiente, cuyos hijos tendrán que crecer sin educación ni higiene, bebiendo aguas contaminadas, expuestos a las enfermedades propias de la desnutrición, torturados por la miseria, obligados a migraciones sin rumbo, sometido a vejámenes y condenados, tal vez a morir prematuramente. hay ancianos desamparados que carecen de techo y vagan por las calles casi siempre mentalmente deteriorados, hasta que alguien encuentra sus anónimos cadáveres. Millones de latinoamericanos insisto son víctimas de la escasez de alimentos. La falta de proteínas suela causar daños irreparables en el cerebro de los niños puede llevarlos a una vida de retraso psicológico y psíquico. Hay también delincuentes traficantes de drogas y tratantes de blancas, usureros de guante blanco y estafadores que viven en mansiones recibiendo continuas demostraciones de aprecio, maestros del soborno y de la mentira, ladrones de sangre azul y asesinos ilustres.
La deshonestidad puede encontrarse en todos los círculos y a cualquier nivel. La simonía e hipocresía de muchos miembros de las iglesias católicas, evangélicas y de otras sectas religiosas. La envidia, el rencor, la calumnia, el odio son comunes. El crimen es cosa de todos los días. El agio la especulación con su cortejo de maniobras ilegales, pertenecen a la rutina cotidiana. La corrupción y los vicios han agrietado todas las estructuras de la sociedad, amenazando por igual a los opresores y oprimidos. Hay matrimonios deshechos, familias destrozadas y hogares simulados cuya aparente estabilidad es fruto de la conveniencia e hipocresía. Hay desorientación, ansiedad temor, y una evidente incapacidad de reconocer la realidad. En este oscuro contexto latinoamericano, surge un impetuoso clamor de millones de personas. Es una protesta creciente, cada vez más amenazante, que en muchas regiones ha adquirido formas de peligrosa violencia como en mi país: Colombia. De ninguna manera justifico la violencia, venga de donde venga. Pero esos estallidos que estremecen a Latinoamérica son las erupciones de un volcán que contiene temibles presiones. Las explosiones revolucionarias, los extremos reaccionarios, las guerrillas y otras manifestaciones de violencia, son víctimas de una crisis que no pude ser ignorada.
El hombre [y mujer] latinoamericano (a) tiene sed de justicia está buscando desesperadamente una salida, aun a riesgo de destruir a su propio mundo. Lamentablemente, en su sed de justicia no hay suficiente evidencia de una sed de Dios. América latina nominalmente es cristiana y católica pero en verdad es crecientemente pagana. Es obvio que el continente conserva visibles estructuras religiosas, tradiciones instituciones y otras formas aparentemente católicas. Pero la influencia cristiana es casi imperceptible porque a causa de de sus limitaciones, el pueblo latinoamericano se inclina más a actitudes materialistas y hedonistas que espirituales. La iglesia católica romana es un factor de poder, aunque en su seno hay muchos miembros devotos pero, la mayoría de los gobernantes y muchos líderes políticos de diverso signo quieren hacer alianzas estratégicas por conveniencia. Por parecidas razones es casi imposible descubrir un trasfondo verdaderamente cristiano en múltiples movimientos de liberación latinoamericanos, pese a los grandes esfuerzos de no pocos teólogos. Por eso cogen más fuerza los mesianismos seculares como el comunismo, el neo-socialismo, la teología de la liberación, etc como movimiento ideológico en estos procesos revolucionarios. Por eso los teólogos del cambio social radical, los gestores del desarrollo latinoamericano, han debido adoptar han adoptado en parte algunos aspectos del la cosmovisión marxista llegando a usar el mismo léxico. Así el lenguaje de nuestra fe cristiana quede disuelto en el lenguaje de las ciencias políticas, así se pierde el sentido trascendental de nuestra salvación se hace incierto el mensaje de la iglesia y se expone a perder su identidad. Repito que el Hombre latinoamericano tiene sed de justicia y está buscando desesperadamente una salida y corre el riesgo de destruir su entorno. Lamentablemente insisto, en su justificada sed de justicia no hay suficiente evidencia de una sed de Dios. Al olvidar este Dios de amor y de justicia, al único y verdadero Dios, el Hombre latinoamericano ignora su condición de pecado y por ello desconoce la posibilidad de su salvación en Cristo. Imagina la salvación como resultado de la lucha revolucionaria, pero no la concibe como obra de Dios. Por eso un resumen del Cristianismo Bíblico demandaría mucho más tiempo que el tiempo del presente estudio. No podemos limitarnos a interpretar la Biblia solamente por la hermenéutica de la liberación, pero tenemos que reconocer que no hemos reflexionado suficientemente sobre la realidad latinoamericana, particularmente en el pasado. Esta circunstancia nos expone hoy al serio peligro de la infiltración ideológica. Nos guste o no nos guste los miembros de nuestra iglesia cristiana están inevitablemente metidos en la realidad política y económica del continente latinoamericano. Nuestra fe cristiana no es in secreto de iglesia ni un asunto privado. Debemos vivirla en el contexto con que estamos relacionados cotidianamente, que influye en nosotros y que recibe nuestra influencia. La iglesia es un grupo social y visible y no una comunidad esotérica que se reúne en recintos ocultos. Por eso la iglesia tiene un compromiso ético. La Iglesia de Cristo vive el aquí y el ahora, no meramente en el pasado de los tiempos bíblicos o en el futuro de su expectativa escatológica. Y aquí y ahora el pueblo de Dios debe ser la luz del mundo y sal de la tierra, aunque algunos de los profetas termine su vida con la cabeza en una bandejas como termino la vida de Juan el bautista, así que hermanos, la fe sin obras está muerta Santiago 2 :26 las obras son el fruto de la fe y nosotros como hijos de Dios debemos restaurar el entorno que en la caída del Hombre en complicidad de Satanás se destruyo, por eso te animo a que repitas conmigo la siguiente oración: Señor fortaléceme cada Día mas y hazme cada día un hacedor de tu palabra y no un oidor mas y hazme un instrumento de cambio en mi entorno, te lo pido en el nombre de Jesucristo. Amen
Comentario
Realmente el problema somos nosotros, las ansias de poder sin importar a quien se daña. Sea como se llame la religión si no cambiamos en el fondo, no se hace nada, muy buena tu inquietud. gracias por compartir.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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