Historia de la vida real.
Estando reunidas en oración como era su costumbre hacer, todos los jueves, a las siete de la tarde, en el comedor de la iglesia y tomando café. Un grupo de mujeres cristinas de esas que son casadas y de buenas costumbres, que se regocijan en la santa escritura y la alabanza. Cada una exponía en voz alta su congoja y petición al creador. Hablaron de sus finanzas, de la crisis económica, de sus hijos desobedientes, el dolor de espalda y el sobrepeso, los esposos enojones, la falta de paciencia y hasta hicieron plegarias por todos los infieles y su conversión. Pero había una mujer que no había hablado porque era nueva en el grupo; así dijo cuando le llego el turno: no tengo nada más que agradecer al creador. Hace un tiempo me atropelló un carro, quede paralizada de todo el cuerpo incluso en la tráquea no tenia movimiento, muchas veces al querer ingerir alimentos, me ahogaba con facilidad así que durante un buen periodo de tiempo dependí de una zonda para comer; aunque mucha gente que amorosamente me entrego buena parte de su paciencia y ayuda, pensé en el suicidio pero por la misma incapacidad no lo podía realizar, además por mis convicciones religiosas. Gracias a la vida y a buenos doctores y cuidados de muchas personas hoy estoy completamente recuperada. Que tengo pedirle a Dios? Nada; sale el sol, respiro el aire, tengo agua, puedo comer. Dios siempre cumple con su obligación. Lo demás me toca a mí.
Por dios… Cumple con tu obligación.
Comentario
con gusto voy a leer Mariposa Amarilla amigo Castor Agustin Olivier Olivier
Una historia para reflexionar. Bendiciones!
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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