La última vez que estuve en esta tierra fue una tarde de toros coleados, nunca imaginé que ese último campanazo al toro era un presagio de la vuelta que daría mi vida.
El olor de la tierra era inconfundible, mastranto con humedad y hierba seca, al igual que el silencio, roto solamente por el sonido lejano del arpa, el cuatro y las maracas que acompañaban las coplas llenas de amor.
Subí al caballo, al hacerlo recordé a mi rucio con el que aprendí a ensillar, a cabalgar, el que me acompañó a tantas faenas llevando la madrina de ganado para la venta con cantos de arreo. La nostalgia me invadió. ¡Ya nada volvería a ser como antes!
Los bucares encendidos me anunciaron que estoy llegando a la entrada principal del hato y el sonido de un cabalgar que se acerca amarra mis recuerdos del cabestro regresándome al camino. Disminuyo el paso de mi caballo para asegurarme de mirar quién se acerca.
Un gigante rubio en la flor de la edad posa sus ojos azules sobre los míos color miel, tiene el aire benevolente de los soñadores y la firmeza de los que nunca piensan morir. Me miraba embelesado, yo lo seguía con la mirada cerciorándome de que no era una aparición divina ni Brad Pitt salido de la pantalla.
En el momento menos esperado me regaló una sonrisa. Las emociones aparecieron despertando las entrañas de mi ser. El caballo, conectado con mis sensaciones, disminuyó el paso hasta el trote. La fricción con la silla de montar unida a la encantadora sonrisa y a la lúdica mirada producían pálpitos en mi corazón y en mi vagina.
Recordé el recodo que había antes de llegar al río con aquel pozo encantado. Hacia allí seguramente me llevaría aquel Adonis. Mis piernas comenzaron a temblar, cerré los ojos tratando de tranquilizar mi corazón para que no me descubriera y me adelanté con mi pensamiento a lo que sucedería en unos instantes.
Los caballos muy juntos se pararon frente al río. Brad bajó de su montura y como yo seguía sin atreverme a desmontar extendió sus brazos y me ayudó a bajar deslizando mi cuerpo por el suyo. Realmente era un hombre muy guapo, me quedé boquiabierta y él se reía mientras apretaba mi cuerpo contra el suyo.
Ya que te haces la remolona te meteré yo mismo en el río. Al mismo tiempo que hablaba me subió la camisa con las dos manos aprovechando para apoyarlas con firmeza en mis caderas mientras observaba mis deliciosos y firmes pechos que lo apuntaban seductores con sus pezones rosados. Se arrodilló y pasó a aflojar el cinturón que apretaba mi pantalón abriendo luego los botones mientras su lengua jugaba con mi ombligo. Poco a poco deslizaba la ropa hacia abajo con una mano mientras la otra se movía juguetona entre mi tanga de encajes. Yo gemía con suavidad y empecé a notar como algo crecía y se erguía dentro de su pantalón.
Un relincho fuerte me hizo abrir los ojos mientras una mano sujetaba mi brida y detenía el caballo volviéndome a la realidad. Te saliste del camino – dijo el catire – Tengo rato observándote y quiero preguntarte algo. Mi corazón latía apresuradamente esperando la amorosa confesión cuando escuché su voz que decía: ¡Véndeme tu caballo!
Maigualida Pérez González
7 de febrero de 2012
RCA: 3935132787C
Comentario
Maigualida,para la próxima,si no es mucho pedir,déjame que te acompañe;no todos los caminos,en estos tiempos,son muy seguros.Además,para algo estamos los amigos.La verdad,estuve envidiando a Brad;es muy suertudo,el catire.Lindo relato,amiga.Felicitaciones.Cariños.
Marta, gracias por tu lectura y tu comentario. Besos y bendiciones
Muy buena narrativa la que has logrado. Está realmente muy buena con todos los aditamentos literarios necesarios para que sea ágil, llegadera y buena
Felicitacionesssssss
Beto, amigo querido, gracias por leer y comentar. Besos
José, gracias por tu tiempo y tu comentario. Besos amigo
Mirna, gracias por leer y por tu dulce comentario. Besos y bendiciones
Felicitaciones querida amiga....Al ver a tu ángel...comenzaste con un sueño....para darle paso al erotismo......y luego despertaste a la realidad.....Muy bueno......
TU RELATO ME LLEVO DE LA MANO DE MIS LLANOS, EN UNA LECTURA AMENA Y LIGERA, Y CUANDO APARECIO EL GALAN HASTA YO QUERIA IRME AL RIO CON ÉL, PERO VAYA¡¡¡¡ DESPERTE A LA REALIDAD COMO LO HICISTE TU Y ME QUEDE CON LAS GANAS.
BUEN RELATO ME AGRADO MUCHO
UN ABRAZO
MIRNA
Jaja, gracias a tí Jhonny por tu lectura. Besos
Federico, gracias por leer, pero sobre todo gracias por tu bella risa, era la idea, que un relato ameno nos alegre un rato. Besos
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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