La música está en todo, todos somos música, solo hay que saber descubrirla y nuestra vida tendrá un color diferente.
Me asomo a estas páginas para mostraros mi mundo, nuestro mundo, si, es el mundo de todos pero, a veces, no nos damos cuenta de lo que nos rodea y pasamos por alto muchas cosas bellas e interesantes, simplemente porque nadie nos las ha mostrado.
A pesar de que mi profesión es la música, tuvo que pasar mucho tiempo hasta darme cuenta de muchas cosas que hicieron en mí una huella imborrable. Y no lo hice por mi misma, me lo mostraron. Me puse en un camino que me llevó al conocimiento de eso que es obvio, pero que no nos damos cuenta…y por Dios que se nos pasa por alto un mundo maravilloso, lleno de luz, color, sentimientos, belleza a manos llenas.
Cuando se integra uno es este mundo ya no puede salir de él, te atrapa, te engancha, es como si tus oídos se hubieran renovado y oyes cosas y ves cosas con el alma que antes no percibías. Espero poder ser lo suficientemente comunicadora a través de la palabra escrita, para poder transmitiros todo eso que me fascina porque, simplemente, es fascinante.
Para empezar, os mostraré algo que es posible que nunca nos hayamos fijado porque no es importante, o porque nuestra forma de vida no nos da para muchas cosas que consideramos, quizás, sin importancia.
Quisiera que me acompañárais a dar un paseo por los primeros tiempos del mundo…sí, tomaremos la referencia desde muy lejos…tanto como desde que el mundo es mundo...así de lejos.
La naturaleza, el mundo animal, el hombre…todo está lleno de sonidos, bellos y menos bellos, lleno de matices: cristalinos, dulces, disonantes, agresivos, terroríficos, relajantes, misteriosos…un sin fin de sensaciones y emociones.
Imaginémonos por un momento, como sería el mundo recién estrenado…Cada uno nos imaginaremos algo diferente, a donde nuestra imaginación nos lleve. Pero ahora imaginémonos no sólo esos paisajes más o menos idílicos o quizás no tan idílicos, en cualquier caso nuestra fantasía nos llevará a visualizar una naturaleza desbordada, joven, recién nacida, por pulir, con fenómenos desatados, reacciones de adolescente mundo que todavía no ha aprendido a tomarse las cosas con calma.
Podemos ver las aguas con todo su fuerza de joven mundo y ese bello sonido, unas veces intenso otras en remanso, relajante, o ese cielo que se hace notar, ¡no va a ser menos que el agua!, y nos asombra y atemoriza con la fuerza del sonido de sus truenos y tormentas, y también nos compensa con los suaves sonidos de una lluvia tranquila, con el dulce ritmo de esa agua que cae mansamente. Y qué decir de esas tierras que no encuentran su acomodo y se mueven, suben, bajan y sin reparo ninguno lanzan ruidos intensos, terroríficos, grandiosos…
El mundo despierta, la naturaleza se explaya, nace un mundo de sensaciones inimaginable.
El sonido esta ahí…desde el principio. Ahí está la materia prima de lo que es la música.
MARIA DOLORES VELASCO VIDAL
Copyright © Maria Dolores Velasco Vidal.
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