El dolor de los niños
¡El frío se podía sentir hasta en los huesos! en aquella noche tan oscura, donde la lluvia y la nieve azotaba sin piedad ni clemencia a todo el pueblo, y a todos los que lo habitaban. Incluyendo a Juan, Julia y a sus padres quienes vivían en una pequeña casita tan mal hecha que no era posible que aguantara ¡un segundo más la enorme tempestad! que la madre naturaleza había enviado aquella noche, donde la desgracia tocaba la puerta de todos.
La combinación de nieve y lluvia era fatal y todos sabían que seguramente a la mañana siguiente (si sobrevivían a la tempestad) los medios de comunicación le darían a la faz del país terribles noticias sobre desapariciones y muertos.
Juan tenía 11 años y Julia 9, ambos niños vivían junto a sus padres Don Ernesto y Doña Clemencia, una familia humilde pero muy trabajadora que vivían por sus hijos y para sus hijos.
Todos en el pueblo los respetaban y admiraban por su enorme esfuerzo para salir adelante ante las adversidades de la vida.
Don Ernesto trabajaba en una factoría donde tenía que laborar día y noche en muchas ocasiones meter doble tiempo extra para poder llevarle algo de comer a su familia. En el caso de Doña Clemencia era un poco diferente, ella trabajaba como doméstica en una casa familiar en las afueras del pueblo, donde los dueños de la misma la querían y ayudaban porque sabían que lo necesitaba.
Juan y Julia eran buenos niños tenían buenas notas y eran muy queridos en su escuela, la maestra admiraba su determinación y sus ganas de prosperar, de crecer rápido y así poder ayudar a sus padres para salir de la extrema pobreza en la que les tocó vivir.
Sin duda alguna eran niños valiosos y de admirar. Pero esa noche ¡no era cualquier noche! era una noche donde el invierno había llegado al pueblo sin clemencia, ni piedad. La lluvia y la nieve se habían combinado para destruir todo a su paso, y la humilde morada estaba a un paso de ser destruida también. El pobre tejado estaba a punto de venirse abajo, las paredes no soportarían más y todo parecía estar perdido.
Aquella noche de invierno los niños estaban a un paso de perderlo todo en tan sólo un instante.
Y así fue, la tempestad no tuvo clemencia con ellos y se llevo todo a su paso casas, hoteles, escuelas todo desapareció en aquella noche, donde todos lloraron y entendieron que había llegado el fin.
Juan y Julia fueron los que más lloraron, porque junto con su casa también habían perdido a sus padres que en su afán de protegerlos entregaron sus vidas al creador. Todos en el pueblo prometieron ayudarlos a seguir adelante, pero nadie podrá entender nunca el dolor de los niños al menos - claro está - que se pongan en sus zapatos.
En aquella noche terrible de invierno los niños perdieron todo: Sus padres y su hogar al mismo tiempo.
Se convirtieron en los niños que en invierno lo perdieron todo y el dolor se apoderó de sus almas para siempre.
Y aunque testigo no he sido así me lo han referido.
AUTOR: Robert Allen Goodrich Valderrama
Panamá, Derechos Reservados de Autor 2013
III Lugar en el 4to Concurso Internacional de Cuentos Pueros en Hiberna, Chile 2013.
Comentario
Muchas gracias Norma amigos ya añadi el reconocimiento que me dieron en mis fotos pueden pasar a verlo si gustan, mil gracias!
Gracias Beatriz
Gracias Vilma
Gracias SENDA
Gracias MIL
POETA ROBERT, TE FELICITO POR EL PREMIO, MUY MERECIDO, TU OBRA ES ESTUPENDA, BESOS MIL'BRASIL.
Obrigado Mab gracias por estar y ser como eres bendiciones
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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