Un mendigo tocó a mi puerta,
Tenia el pelo blanco como la nieve
Y su barba enredada
Un rostro surcado de huellas
Cargando muchos años.
-¡Dadme agua?- suplicó
Al alcanzarle el jarro con el preciado líquido,
Vi sus manos con heridas de clavos,
Miré mis ojos,
Ellos radiaban gran sabiduría,
Antes de partir, solamente dijo:
-¡Gracias!-
Luego se perdió en el sendero,
Seguido por miles de mariposas y pajarillos
entonando un concierto de trinos
Y ví como había florecido mi jardín.
Amir Ibn Taufik
Ó derechos reservados
abril, 2004
aamiribn@yahoo.com
Comentario
¡Qué exquisita forma de expresar tu encuentro espiritual o quizá, místico! Un escrito hermoso que refrescó mi espíritu...
Abundantes bendiciones, Amir...
Tere
P R E C I O S O E N T O D O S E N T I D O
NO HAY MAS NADA QUE DECIR
Bendiciones incesantes
Amir instuyo que ese mendigo con heridas de clavos en sus manos fue un encuentro con Dios.
Precioso amigo.
Un abrazo.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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