[size=12][font="Courier New"]Ella se quita rápido la ropa, está apurada por terminar. Él, está preocupado; no sabe si va a poder. A su alrededor un hombre con una camiseta de futbol puesta, andaba corriendo furioso botella de vidrio en mano a un pobre infeliz que se escapaba como podía mientras que a su derecha, una patota tenía rodeado a uno y comenzaron a patearlo en el suelo al tiempo en que él, termina de quitarse el pantalón. Ella se le acerca, ya desnuda al completo y sin ninguna timidez, comienza con su mano a masturbarlo mientras lo mira fijo a los ojos, sin besarlo; cuando dos policías montados pasaron a todo galope muy cerca de ellos y blandiendo sus sables de un lado al otro del caballo intentaban disipar inútilmente la muchedumbre hasta que uno de ellos, cayó al suelo fruto de una pedrada en el casco y a él, no se le para. Ambos aún de pie, ella deja de usar sus manos, para agacharse y comenzar a usar su boca: la chupa, carnosa y blanda como está la introduce toda en su boca, cuando alguien pasó corriendo a su lado con una bandera del equipo contrario flameando en su puño derecho cual trofeo y mientras corre y los rebasa, la ondeante bandera les roza cara y miembro saliendo de su boca mojada, y la introduce de nuevo; gustosa ella de sentirla como se va poniendo dura, bien dura en su boca cuando se escucha un disparo. Y lo retiene, lo aprieta ahora entre sus labios carnosos, cálidos y con su lengua, -mientras le salpicaba en la cara la sangre del muchacho de la bandera que cae-, lame pija y sangre con gusto y a él, por fin se le termina de parar.
Bien dura, firme y venosa la tenía y les había costado mucho a ambos, así que se apuraron. Ella se pone en cuatro patas mientras él la toma por detrás y se acomoda, como lo hacían los granaderos que formaban fila también a sus espaldas, con sus escudos transparentes eran una muralla que a golpes avanza, firme, penetra y se introduce machucando la carne de esa pobre gente que sentía el rigor del palo duro, como ella, que gime y grita y goza el granadero cuando golpea, y también él goza, viéndola gozar a ella que se estremece cuando el ruido de una botella quebrada a su lado, anuncia que todo está por terminar y entonces se la saca del culo, para metérsela en la boca de nuevo y se acaba, se acaba todo bien adentro…
-¡Corten… corten…!, afuera pelotudo, le tenés que acabar afuera: ¡que se vea… que se vea! -quedaron todos paralizados, eran unos treinta en total y todos lo miraban a él.
El pobre viejo quedó mudo y estaba agitado, muy agitado. La adolescente comenzó a vestirse.
(Ya es de día, mucha luz para seguir filmando y además, si este viejo se toma otra viagra igual se muere, mejor seguimos mañana; voy a despedir al personal).
-Atención todos… ya está bien, quedará así, váyanse a casa; vos Andrea estuviste muy bien… volvé mañana; pero vos Carlos, con 73 años… te vas a morir a delante de la cámara carajo; para mañana traeremos algún otro viejo, vos hacete un favor y no vuelvas más
Carlos se alejó de allí, caminando, la calidez de ese sol de invierno abrigaba su perfil y bajó las escaleras sintiéndose triunfante. Había hecho todo lo que tenía que hacer allí atrás, y lo había hecho bien. Recordó todas las horas, días meses… años entregados a este servicio y rebosante de alegría: (ya no tendré que volver), pensaba, mientras terminaba de bajar esas escaleras y giró a su derecha, puso rumbo al sol con la mano en el bolsillo y todo su júbilo, se transformó en una carga, ahora es jubilación, y por eso decidió no sacar la mano del bolsillo; no sea cosa que lo roben todavía.
Andrea le hizo señas a un taxi y salió corriendo, al primero que pasó por la avenida y suenan sus tacones yendo tras el porque le frenó más adelante. Abrió la puerta trasera, se acomodó con su carterita en la falda y cerró de un portazo.
-A casa… rápido
-La dirección… Señorita
-Calle siempre viva, 2121
Al llegar, abrió la puerta de calle que da al salón de su casa, donde se encuentra también la cama, la cocina, y menos el baño, la casa entera en una única habitación: para ver a juan y a su pequeño hijo de edad escolar, durmiendo abrazados; ella corrió al baño a ducharse. Luego se acostó con ellos y juan se despertó al sentir su presencia.
-Vamos al baño –le dijo con ojos cómplices
-Estoy muy cansada
-Lo sé, pero yo soy tu compañero… y te necesito
Ambos se encerraron en el baño, pequeño, mientras el niño dormía y aunque las todas prendas estaban limpias, pusieron a funcionar el lavarropa. Juan comienza a desvestirla y por cada prenda que le quita, recorre esa parte de su cuerpo primero con sus manos grandes y ásperas, luego con su boca suave y cálida y por primera vez, ella comienza a sentir algo de cariño… y se deja llevar; ya no está apurada. Para cuando ambos estuvieron desnudos, el lavarropa comienza a centrifugar y Juan, tomándola por la cintura la sienta sobre el. Lento al principio, penetra con su miembro en ella al tiempo que el aparato vibra, se sacude, y ella se reclina hacía atrás apoyando sus manos donde termina el lavarropa mientras él, ahora con movimientos más rápidos y enérgicos entra y sale de su cuerpo al tiempo que besa apasionado esos pechos de pezones duros y ambos, se acabaron juntos, al momento en que el lavarropa dejó de vibrar.
Al viejo Carlos, todavía le quedaba un largo trecho para llegar a su casa en el asentamiento, donde vivía con su hijo, la mujer de este, y sus tres nietos: doce, catorce y diez y seis años respectivamente. Cuando se terminó el pavimento y comenzó el barro, supo que estaba cerca de llegar y se sentó, a quitarse los zapatos, las medias, y remangarse el pantalón. Un carro a caballo repleto de basura guiado por un niño pasó junto a él. Comienza el rancherío y dobló a su izquierda metiéndose entre los pasajes tan estrechos, que ningún auto podría entrar. Al llegar a casa se encontró con su nuera llorando y los tres niños que la abrazaban: les habían robado lo poco que tenían y según esta le dijo, fue un muchacho del barrio; su único hijo, Esteban –que trabaja de policía- salió hace un rato con su revolver a buscarlo.[/font] [/size]
[align=right][b]Continuará[/b][/align]
[align=center]Cuentista: DCF
http://telocuentoconmusica.blogspot.com[/align]
¡Tienes que ser miembro de SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL para agregar comentarios!
Únete a SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL