El segador, con pausas de música,
segaba la tarde.
Su voz es tan fina,
que siega las dulces espigas y siega la tarde.
Segador que en dorados niveles camina
con su ruido afilado,
derrotando las finas alturas de oro
echa abajo también el ocaso.
Segaba las claras espigas.
Su pausa era música.
Su sombra alargaba la tarde.
En los ojos traía un lucero
que a veces brincaba por todo el paisaje.
La voz afilada tan fino
segaba lo mismo
la espiga que el último sol de la tarde.
ARIEL OTERO MÈNDEZ.
Comentario
Gracias amiga Maigualida . . .
Bello camino el de tus letras para un segador. Gracias por compartirlas. Un abrazo
Muy amable de tu parte amigo Marco Gonzalez... Gracias por el comentario.
Hermosas letras poeta, un placer recorrer sus sentires
Te agradezco el comentario amigo Càstor . . Buen dìa para ti.
Gracias poeta Josè Ramiro . . .
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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