EN LA PIEL DE OTRO

[Magnolia Stella Correa Martinez]

Reyer = burlarse, carcajearse

Morralla = gentío, muchedumbre, gentuza

Locaila = sensación que resulta de la mezcla de angustia, desilusión e inseguridad.

Deslavazada = insulsa

A un día de noticias horrorosas, de aquellas que tan solo genera el ser humano a lo largo y ancho del planeta, le sobreviene una noche de deslavazadas pesadillas, quizás producto de una consciencia adormilada.  Por supuesto, esto ocasiona un despertar acunado en la desesperanza.  Así pues, frente a esta realidad plagada de verdades y mentiras en proporciones iguales, la única alternativa es huir de este mundo carente de humanidad.

Busco esa cripta secreta, es cueva de luz que ha sido negada al resto de la humanidad.  Aquí en mi sagrado Sentisemo, el exclusivo lugar donde puedo dejar de ser yo para encontrar mi YO, brilla la esperanza en medio de una belleza inmaculada que emana una felicidad privada de preguntas porque su singular respuesta es un grito silencioso de perfección.

Anonadada me interno en mi mundo, agradecida porque me brinda la oportunidad de despojarme del mundo; y así empiezo un extraño recorrido que, en los primeros momentos me conduce por unos parajes de ensueño, donde la paz y la armonía es el único sonido que replica el eco.

Absorta por completo en mi nirvana, ignoro en qué momento me rodea tantísima gente; es como si hubiesen llegado todas las personas del mundo, conocidas y no conocidas.  De repente paso de esta mágica plenitud a la hechicería de una locaila devastadora que, hasta ahora no he experimentado en Sentisemo; pese a la enorme sorpresa, me repongo de inmediato y decido aislarme de esta multitud que pretende apropiarse de mi tranquilidad.  A decir verdad, no sé cómo es que logro salir de esa muchedumbre; es más, no sé si salgo o es que toda esa gente desaparece. 

El hecho es que estoy frente a una hermosa laguna… un diminuto punto en el centro produce unas lentas hondas en el agua exóticamente azul.  No sé cómo llego hasta ese centro, pero aquí estoy gozándome la plenitud de la eternidad que tan solo es posible en Sentisemo, donde no hay medida de tiempo ni distancia.

De manera intempestiva, de nuevo me encuentro rodeada por toda esa morralla; no sé qué pasó con la fantástica laguna.  No sé si yo salgo de ahí o ella, la laguna, se esfuma ante mi vista sin que yo lo perciba, pero ahora estoy lidiando con la sorna burlona de esta horda.  Buscando la razón de su despiadada actitud, yo también dirijo la mirada hacia mi humanidad para descubrir horrorizada la causa de sus burlas.  Busco dónde refugiarme, avergonzada al ver mi cuerpo desnudo frente a la morralla que reye sin piedad.  Sin pedir mi consentimiento, un fuerte soplo me empuja hacia una pequeña puerta que se abre para que yo entre a un espacio pletórico de luces de colores sin forma.

Al tiempo que voy recuperando la tranquilidad, me doy cuenta que he perdido mi piel… a punto de caer de nuevo presa de la locaila, una voz que no alcanzo a escuchar me indica que mi piel se encuentra en las coloreadas luces.  Cierro los ojos un rato mientras logro controlar esa locaila arrasadora que pretende asfixiarme.  Y en efecto, una vez abro los ojos puedo ver con absoluta nitidez una infinidad de pieles flotando a mi alrededor, intento identificar la mía para entrarme en ella.

Ahora, es tal la multitud de pieles que no es posible saber cuál es la mía.  En ese momento, la vida me insta a entrarme en cualquiera de estas pieles; ante mi rotunda negativa, la vida me arrodilla de la manera más cruel, obligándome a entrar en una piel ajena. 

Hoy no ha sido mi mejor paseo por Sentisemo y escapo de aquí sin ganas de volver.

 

[Magnolia Stella Correa Martinez]

Gracias Elias por tu apoyo.

Abrazo desde Colombia, amigo.

[Elias Antonio Almada]

Hermoso texto, que gusto leerlo