LUMINISCENCIA
-Nació con hambre, sed, sin casa, sin apoyo, sin estrella y claro, contra el viento. Nó terminó sexto grado y al tratar de buscar trabajo la ilusión se deshizo en sus manos.
-La angustia aprieta y no suelta, acuciado hasta el cansancio le dio por la mala vida y caminando entre las sombras le dieron un tiro que agujereó su figura. De aquel cuerpo solo salio aire, ya que no albergaba ni esperanzas, ni ambiciones, ni caricias o amores.
-Cuando al fin recogieron el cuerpo, solo levantaron huesos, cicatrices, desplantes, sinsabores y sucio. Lo que allí sobraba era sufrimiento.
-Sin embargo, bajo el sol y la luna abundan las lecciones y sorpresas, y su espíritu se hizo luz que resplandeció en la Facultad de Medicina, donde le llevaron para ser usado en el estudio del cuerpo humano.
- Nadie creía allí el portento que ocurría, todos se preguntaban cómo aquel cuerpo inerte y deteriorado por la desgracia podía emitir una luz resplandeciente (como si acaso en la tierra más seca no pudiese nacer una flor)
-En medio de aquello, el alumno al que tocaba abrir el cuerpo observó que la muerte había regalado al difunto un rostro sereno y una sonrisa que anunciaba parajes sosegados. Del cuerpo redimido por la parca brotaba un olor a perfume y parecía cubierto de escarcha. El inexplicable fenómeno que adornaba aquel cuerpo le paralizó y el estudiante repitió el semestre, pues aquella mañana -con el bisturí en la mano y su bata limpia de impurezas- no pudo hurgarlo.
ALBERTO O. CABREDO E.
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