Entre el telar y la rueca
“...ocúpate en las labores
que te son propias: el telar y la rueca;
de hablar nos ocuparemos los hombres”.
(Odisea, XX)
¿Por qué seguís llorando y callando
entre el telar y la rueca,
vos, a quien se obstinan en llamar Penélope?;
¿es quizás que pensás que solamente así
la historia, esa tu enemiga de género,
te tomará en cuenta?...
¿Comprendés que las mentes cantan,
entre la luz gozosa o el sol afligido,
y lo hacen con antorchas de libertad?...
¿Comprendés que el viento
escribe sus bitácoras entre sutiles alientos,
y aún con débil acento,
acaricia con lujuria el infinito?...;
pero vos, callás...,
llorás y callás...
También ese inquisidor de madrugada
afina su melodía insaciable,
decime, ¿a dónde yace tu voz?...,
no la escucho,
no la siento,
no se prolonga...,
se pierde en este maremoto de inquietudes y rabias
que aquí sangran en mis vértebras...,
entre este mortal y estratégico bailoteo
de tu telar y tu rueca.
¡Confesá, mujer!,
¿si comprendés este destino?,
¿si comprendés que mientras ellos alimentan vida,
vos sólo llorás y callás?...
mientras ellos devoran ciclos de risas,
vos llorás y callás;
mientras ellos profesan cánticos de libertad,
vos sólo llorás y callás...;
porque la voz que te han querido hacer propia
está encarnada en los oficios del silencio...
¿Por cuánto tiempo vas a seguir
llorando y callando?
¿Qué más esperás?,
si los pensamientos del mundo
han ensordecido ante vos;
si tus escritos de anhelos han sido borrados
por la opresión de tu existencia;
si tus lágrimas han sido acalladas
para que no irrumpan, con escándalo,
las profesías de la Moira;
si la abundancia de tu piel
ha aceptado, sin recelo,
los castigos de la humanidad...,
humanidad de tus superiores:
¿de cuántos Odiseos y Telémacos?,
¿de cuántos pretendientes?,
¡de cuantos quienes han tenido,
por “martirio”,
soportar tu presencia!...
¡Sí!, ¡entre el telar y la rueca!...,
¿será esta tu única batalla?...
¿Pero tu destino, mujer?,
de mujer no recordada,
de mujer no respetada,
no admirada,
no valorada,
mujer fragmentada entre guerras
de tradición e imperios masculinos.
-Atroz idea-
La libertad está en tu protesta,
¡en ese cíclico flirteo entre el telar y la rueca!
¡esta es mi protesta!,
en este no resignarse,
¡no resignarme!,
en este no aceptar tu muerte,
¡tu muerte en vida!
Del libro: La otra mitad de mi diferencia.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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