ESPACIO, TIEMPO, ETERNIDAD

[Alondra Gutiérrez]

ESPACIO, TIEMPO, ETERNIDAD
No sé si tú me encontraste o yo te encontré a ti.
No sé si descubrimos el amor o el nos descubrió a nosotros.
Perdona esta locura que corre por mis neuronas.
Amando, soñando, sintiendo, deseando, viviendo.
Este temblor de cuerpo, es por el toque de tus dedos, por ese perfume que brota de tu cálida piel y me sublima. Por esa fineza de tu educación plasmada en el sonoro de tu voz, a la hora de amar, comprender y depurar la palabra amor.
Nuestro espacio, artesonado de pirámides, besos mágicos, ojos de pasiones, gemidos de placeres infinitos, églogas y extraños, que nos alcanzan desde la misma eternidad.
Ardor de células excitadas que danzan sensualmente los albores de un deseo que anuncia, que al tiempo de amar le ha llegado la hora.
Manos sensibles, corazón febril, boca de fino cristal de baccart que me ahoga en besos, apasionados y salvajes.
Si estoy temblando.
No lo niego.
Si estoy deseando.
Lo confieso.
En esta madrugada, puedes sentir mi cuerpo agitado, semidesnudo en tus manos.
Tus fuertes manos, sostienen mi mundo.
Me tomas en tus brazos, sin pronunciar palabra.
Tus gestos, tus ojos y tu lengua enredada en la mía.
Tus ojos cerrados para absorber mi esencia, mientras yo secuestro tu energía.
Haces que pierda la mirada y me vuelvo cautiva de tus encantos ¡Hombre mío!
Velocidad indescriptible pulsa nuestra pasión.
Te deseo tanto. ¡Ya te amo!
Es entonces que quieres tenerlo todo, beberlo todo, saberlo todo.
Me aprietas fuerte, muy fuerte.
Siento tu respiración dentro de mí.
Te beso con locura, arde mi sangre y lo quiero todo.
Casi a punto de consumarlo, me doy cuenta, que es algo muy especial, que no puedo manchar este momento, tan celestial y divino.
Tu amor es un serafín de fuego.
¡Como te amo!
Hay algo que debemos esperar.
Me aferro al olor de tu camisa, la cual desprendes sin prisa, para cautivar mi femineidad.
A media luz está nuestro cuarto, solo un trozo de luna, bañado de nieblas plateadas, se escurre por las ventanas del místico castillo.
Me miras, admiras mi silueta, desesperado de pasión. Pero también decides esperar.
Tocas mis pechos de mármol, los besas con sublime adoración.
Siento tu corazón a punto de salir, el mío ya es tuyo.
Y te marchas y lloró porque te vas.
Nadie se da cuenta de mis lágrimas escondidas en el desván de mi noche.
Y sonrió y recuerdo tu sonrisa…tú sensual sonrisa, capaz de conquistar el mundo.
Me da risa… me has llamado virgen…
Y vuelvo a sonreír…esperando el momento de dártelo todo…
Alondra