«Nada podría haber existido con tanta complejidad científica sin que le precediera una Entidad Providencial»
(A. J. URE)
Por Alexis VÁZQUEZ CHÁVEZ
Alberto JIMÉNEZ URE ejemplifica el rigor del oficio de la escritura desde muy joven, con el libro de cuentos Acarigua, escenario de espectros (1976). Escritor y poeta de obra considerable. Ejecuta, con esteticidad, la palabra. Autor de novelas, cuentos, ensayos, poesías y reflexiones. Su impronta atrapa al lector, éste en ocasiones lee indiferente a la identidad del hacedor (y luego lo reconoce), en especial los artículos, sin percatarse que conduce a un–ver–el–mundo: brota la idea de su lógica. Indaga en la Filosofía y antiguos mitos, fundamento de religiones y tradición esotérica. Desde los iniciales textos, se identificó con la tendencia idealista del pensamiento filosófico (BERKELEY, HEIDDEGER) conectándose a la «gnoseología» y «metafísica». La referencia de BERKELEY persevera en la primera fase, pensador al que denominan padre del Idealismo y adversario teórico del Materialismo, la otra vertiente que ocasionó la ruptura de la Filosofía al convertirla MARX y ENGELS en método científico. El Idealismo alega: «Todo no existe más que en nuestro espíritu». Propuesta inherente al Solipsismo que acude al Yo para inducirlo a elaborar un sistema literario de tejido psicológico, mediante actores –personajes– que accionan [re]velando el sólo–yo–mismo y originan sensaciones, en lugar de cosas como ilusión virtual. Crea estructura de noción ideal, como única realidad que inventa a la materia.
En su trayectoria idealista se descubren matices de filósofos: DESCARTES o pesimistas como SHOPENHAUER y CIORÁN que anotó, en Silogismos de la Amargura: «La libertad es el bien supremo solamente para aquellos a quienes anima la voluntad de ser herejes». Etapas adelante, en artículos –ensayos–, defiende su posición frente a la injusticia, acérrimo juzga la corrupción de la casta política. Actitud de beligerancia intelectual ante la situación social, política, económica, ideológica y cultural, que lo acerca a la corriente Materialista en relación con la Historia y su dialéctica; pero, se aleja al emitir opinión de sesgo misantrópico que contradice concepciones humanistas en algunos escritos. La trama de implicación teológica, existencial y psicoanalítica, la resuelve con voluntarismo subjetivo, estriba en la circunstancia interna. Indicación kantiana y praxis de equivalencia teórica y metafísica en supuesta asociación con SHOPENAHUER. En Aciago (Edición del «Rectorado» de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1955) se lee:
«Sin embargo, quizá sea un equivocado; un cínico que busca conciliarse/Con la Razón Pura del Bien: más allá de la palabra atribuida a Dios./Me han seducido la quiescencia, el recogimiento y la sumisión a los auténticos/Dictados de la Moral Impersonal en una sociedad corrompida e irremediablemente/Perturbada por los que prodigan el Mal tras proferir bonitos discursos» (X de la Ob. cit., p. 16)
Orientaciones con finalidad emancipadora al discernir la intuición de NIETZSCHE, pues, alude al Cristianismo, Socialismo e Igualitarismo Democrático como ideas morales a superar para situarse a salvo del Bien y el Mal. Describe la firmeza de la vida y del poder en discordancia con la moral del esclavo y el rebaño, opuesta a la ética del señor de sí mismo, el Superhombre, aristócrata del espíritu. Las introspecciones de JIMÉNEZ URE no surgen de la meditación fortuita, sino en vigilia y asidua observación al acecho cauteloso de cavilaciones. Notorio en Lucubraciones (Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1994):
«[…] Me he quedado sin Dios:/Yo, que alguna vez fui su devoto./Me he transformado en un hombre /Cuyo destino de sí mismo depende[…]» (I, Sin Dios. Ob. cit. P. 17)
Es el rebelde que canta al maldito, a la libertad de creencias y de inventiva. Lo confiesa en Luxfero (Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1995): «Soy el miembro número uno de una extinta/Raza de hombres cuya imaginación lo hizo libre/[…] La muchedumbre ignora que soy/El santo de Armagedón nacido»
Lo reafirma al invocar el Eterno Seductor que, emplazado, acerca a sus oídos el mensaje misterioso en Revelaciones (Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1997): «Quien tenga inteligencia y razonamientos/Predique las palabras que –en representación de Lucifer– enuncio:/El Mal que suple al Bien germinará en tu psique y trascenderá,/Excepto cuando Ecto dicte la eliminación/Psíquica o física de todo lo diseñado por el Arbitrario Creador» (IV, ob. cit. P. 18)
En el pórtico de Revelaciones (Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1997) advierte a quien deduce erráticas especulaciones por el empleo de palabras y conceptos connotativos. Navega aguas inexploradas, trashumante de islas y continentes desconocidos a quien posee temores atávicos y es reo de juicios mediatizados, y no enfrenta la aventura de atestiguar hechos inexplicables que muestra la Realidad a cazadores del saber. Alberto no se adhiere a posiciones que cercenen el vuelo ascendente del espíritu. Expresa: «[…] Soy un clariaudiente, un instrumento para la misteriosa formulación de antítesis. Un metapsíquico quizás, un perceptor del más allá de las cosas fácilmente asimilables. En su decurso, nuestra especie ha aceptado la existencia de fenómenos inexplicables y de fuerzas todavía no científicamente tenidas por verídicas […]» (Idem., p. 13)
En su poética narrativa, se perciben diversidad de motivos que desdibujan la opacidad y ominoso latente en la existencia: Lo «abominable» y la «sordidez» de la miseria humana; el fracaso de la Vida y la Muerte; la «violencia», lo «absurdo», el «horror», lo «demoníaco», «divino» y «profano»; las putrefactas llagas; la irracional razón de la sinrazón y viceversa, como procedimiento de la sociedad de hipócritas y egoístas. Acento trágico de la desesperanza y la paradoja sombría: La crueldad y lo fúnebre. El hombre propenso a la inevitable extinción, indicio fehaciente de la Ley de Auto-negación y Designio Ineludible demarcado por la fatalidad de phatos y tanatos. Notable en las novelas Aberraciones (Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1987), Dionisia (Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1993) y en Cuentos abominables (I Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1991/II Edición de la Universidad de Costa Rica, San José, 2002). Inventor de neologismos con originalidad y actitud lúdica de palabra creada, al componer agentes descriptivos de ámbito hiper-textual. Además, interviene con apotegmas de aguda reflexión. También despoja de ornamentos la obstinación dogmática, la duda e ironía del decadente cuerpo social estigmatizado por la estupidez contumaz de concupiscencia e individualismo egotista, en Pensamientos dispersos (Edición de la Gobernación del Estado Mérida, Venezuela, 1988) y Epitafios (Edición de la Asociación de Escritores de Venezuela, 1990).
Sistema literario que induce a revisar autores, quizás colindantes, en sutil analogía acorde a similitud de significados con la natural diferencia de estilos. Para ello se recurre a la estrategia de inferencia y del conocimiento previo. Los hallazgos refieren, imperceptibles, a: LAUTRÈMONT, RILKE, DOSTOIEVSKY, KAFKA, BAUDELAIRE, HESSE, BORGES, SARTRE, RAMOS SUCRE, PIRANDELO, SVEVO, HAMSUM, STRINDBERG, HARDY, POE, CAMUS y FREUD […] entre la diversidad de afamados autores. Lo confirman tonos de exaltación, de angustia, y lo tenebroso en perspectiva metafísica y trágica. Asevera que no es prudente continuar el mismo derrotero, la necesidad de modificaciones y meditar la problemática ontológica ante el crudo y desagradable mundo deshumanizado que conoce el escritor, ajeno a «experimentos del lenguaje» y «formas», dedicándose, con severidad y estética, sus quehaceres literarios-filosóficos. Ante el auxilio discursivo, inquiere en la estructura del argumento donde la conciencia no abandona el texto: ni distancia la pavorosa existencia al encontrar la síntesis del símbolo, el desasosiego y fragmentación del hombre contemporáneo.
La transparencia de veladuras conforma motivos que dejan entrever el tema –tesis- y líneas de conexión inter y trans-textual (para nombrar a GENETTE) recíprocas enlazan la literalidad en beneficio de la unidad y el sentido. Los tópicos son de índole substancial, objetos–fetiche e imágenes interactivas, estabilizadas como norma del inconsciente: para trocar en «metalenguaje» de términos con valor esotérico, y mítico, del Universo Jimenezureano. De allí la transcripción del último poema de Luxfero, con propósito de paradigma, ya que el personaje es de reiterada presencia y le dedica particular atención:
«Hoy he visto a (Luxfero) quien la luz lleva/Y –bajo una iluminación metafísica– me ha dicho:/Llevarás mi palabra a todos los hombres de la tierra/Soy quien del Demonio su poder y generosidad predica:/Su anunciador bíblico, lugarteniente e hijo pródigo./Vulgo, escuchadme: haciéndolo, entraréis felizmente/A los infiernos y hasta seréis coronado Príncipe de la Legión […]»
«Luxfero», «Lucífero», «Lucero» («Venus»), «Lucifer», «Luzbel», «Luzbella», «Príncipe de la Luz». El célebre Diablo, Satanás, Demonio, Ángel Rebelde o caído, alegoría de la pérdida de la inocencia o del Paraíso. «El Patrón», según la imaginería popular. Líder o caudillo de los «ángeles disidentes» expulsados del Reino de Dios (Jehová, Absoluto, Yhavé, Espíritu Supremo, El Creador, Lo Inefable; el nombre varía de acuerdo a religiones y culturas) por atreverse a desobedecer y cuestionar las órdenes del «Jefe Máximo» de la Región Celeste. El Demonio es objeto de estudio de la Demonología, del «demonismo» y la Teología Cristiana. Conocido como El Maligno, que organiza y dirige el Mal desde Pandemónium al mando de los capitanes (de las huestes de serafines): «Belcebú», «Mammón», «Moloc», «Camos», «Baal», «Astarot», «Astarté», «Tanmuz»«Dagón», «Rimón», «Belial» y otros demonios arcángeles. Es valorable consultar el Paraíso Perdido de MILTON, poeta del Barroco que explica el Génesis al describir la epopeya mítica del origen del Mundo y el Hombre.
Para Alberto, es apelación literaria que sorprende y sacude conciencias avecindadas en la superstición y que evaden la comprensión de realidades ajenas al dogma religioso. Medran en el fanatismo del redil y desconocen comarcas del renegado. En sus libros, Lucifer es símbolo de lo contradictorio: tentación, error, desatino existencial, pestilencia, corrupción. Leámoslo: […] «Que no me llamen hereje los idiotas que exhiben una cruz en el pecho/Para no ser juzgados por sus delitos./Percibo y discierno una futura Humanidad despierta/Y emancipada de los fetichistas o profetas cual plaga diseminados por el planeta tierra[…]» (Cfr., p. 25). Y no son diez los Mandamientos, sino doce: el Dodecálogo. Los dos finales encubiertos por vicarios con la intención de evitar que los siervos despierten, y accedan al oculto conocimiento, el onceavo invita a cumplir el deber y el duodécimo ordena que te ilumines porque eres Divinidad.
Investiga fuentes de la arcaica mitología solar y lunar, para conocer el nacimiento del Cosmos y la Humanidad: encerradas en lo recóndito de la psiquis, el orden cósmico y el ideario de dos disciplinas espirituales en pugna permanente, con el objetivo de conquistar el alma humana mediante inéditas enseñanzas que resulten victoriosas. El mito corrobora –con desemejanzas respecto al Antiguo Testamento, pero de la tradición judeo cristiana– siete períodos en la formación de la tierra, signo holístico y divergencia entre amor y odio, encuentro y oposición de elementos en dicotomía: aunque complementarios al servicio de la vida. Hipótesis fabulosa, que sintetiza las corrientes Creacionista y Evolutiva. En el Tiempo, primero denominado Saturnianoo Época Polar, imperaban las tinieblas y el calor (fuego) era el único factor y mineral el Reino en evolución. La Sabiduría Occidental confiere el nombre de Padre al «Supremo Iniciado» de ése período. Luego, la «Fase Solar» o la «Hoguera en Llamas». El ámbito tenebroso cedió paso al globo ardiente de ígnea neblina con las palabras de poder: «[…] Hágase la luz […]»
Nace el «Hijo» (Iniciado Solar) y la «Luz»(Luzbel) del Mundo. El «Fuego» es el Padre y la llama el Hijo, fundamento del Culto al Sol o al fuego; la adoración a Nuestro Padre que está en el Cielo.
La ordinaria gente («mineral») saturniana evolucionó en la Era Solar hasta el esplendor de los arcángeles, que no tenían antagonismos a pesar de los grados de adelanto espiritual entre unos y otros. La Humanidad actual había ascendido al Estado Vegetal y prevalecía la unión. En la Etapa Lunar o Lemuriana, se engendró la humedad (agua) debido al contacto entre el frío del espacio y la esfera en combustión: y comenzó la feroz lucha de los elementos. El globo ardiente evaporaba el rocío, empujándolo al hiperespacio para producir el vacío y mantener su autonomía (el fuego).
Pero, en la Naturaleza no es posible la vacuidad. Sucedió que la corriente impelida fue condensada al transcurrir siglos y milenios, en incesante vaivén, movimiento pendular entre las jerarquías espirituales de las divisiones de vida en la bola ardorosa y el Cosmos: manifestación del Padre. Los espíritus de las llamas, vehementes, ansían obtener amplitud de conciencia. Sin embargo, el Absoluto persiste envuelto en la invisible vestidura del Universo. En Él están todas las posibilidades y fuerzas, oponiéndose a cualquier intento de consumir su energía: potencia imprescindible para la transformación del Sistema Solar. Y utilizó el agua para apagar el fuego de los activos seres. He aquí la simbología de la tradición del Agua Bendita. Los ángeles de hoy fueron hombres en el Estadio Lunar y el «Supremo Iniciado» es el Espíritu Santo («Jehová», «Dios», «Yhavé», el «Innombrable» […], según el mito.
A humanos, animales y plantas afectan los elementos, unos prefieren el frío y otros calor, requieren de humedad o sequedad. Así, entre los ángeles de la Época Lunar, había quienes tenían afinidad por el agua y los que la aborrecían inclinándose hacia el fuego. Los continuos ciclos de disipación y licuación de la acuosidad, que rodeaba el globo incandescente, produjeron solidificación incrustada. El Padre se propuso modelar esa tierra roja, designada Adam, en formas para apresar y aplacar a las substancias de las llamas. Pronunció el verbo «hágase» y aparecieron prototipos de peces, aves y demás organismos vivientes; incluso, la primitiva configuración humana que fue diseño de ángeles y ayudantes del Maestro. Esperaba someter a su voluntad lo que vive y se moviliza. Contra el proyecto, de rebeló una minoría de ángeles. Millares en legiones comandadas por capitanes de Lucifer, que los lideraba. Afines con el fuego, no soportaban el contacto con agua: negándose acatar el plan ordenado por el Padre de crear los arquetipos. Perdieron la oportunidad de progresar en determinada dirección espiritual y optaron por ser anomalías amorfas en la Naturaleza. Aparte del repudio a la autoridad del «Supremo», debían esforzarse por sí solos en lograr la salvación. Declararon la primera y terrible Gran Conflagración Revolucionaria de la que se tiene memoria. En pavoroso encuentro, fueron desalojados por los ejércitos del «Creador» y cayeron en el oscuro abismo del Hiperespacio.
Es el inicio de la Era Terrestre o Atlante, fin de la involución, origen de la evolución y de los sexos: «Masculino» y «Femenino». El misterio Atlante de su enseñanza, contenida en el Antiguo Testamento, señala que en el comienzo el Ser Humano fue creado «macho/hembra», bisexual o andrógino (remite al Mito del Hermafrodita). Cada individuo propagaba la especie sin la participación de otro, como aún algunos vegetales. Teoría en correspondencia con la Leyenda Mítica de Adán y Eva. Fue el momento de la diferenciación de los planetas que proporcionaron un adecuado ambiente evolutivo a cada clase de espíritu.
Los ángeles obedientes interactuaron entre habitantes de planetas con satélites, mientras Lucifer y los suyos moraban en Marte. El Arcángel Gabriel es embajador en la «Tierra de la Jerarquía Lunar», presidida por Jehová y el Arcángel Samael es el enviado de Lucifer. Gabriel (quien anunció a María -«Madre Naturaleza»- el nacimiento de Jesús) y sus ángeles lunares son los «donantes de vida física», en tanto Samaely las huestes marcianas los ángeles de la muerte. Surgió, así, la guerra en el amanecer del día cósmico. La Francmasonería, y otras instituciones afines, son la intención de los «jerarcas del fuego» (Línea Solar o espíritus de Lucifer) para dar Luz al alma aprisionada: que le permita ver y conocer. Así, el Catolicismo es la disciplina de los «dignatarios del agua». De allí la «pila bautismal», con agua bendita, en la entrada de los templos: para calmar a las almas que desean Luz y Conocimiento e infundirles «Fe en Dios». Cito, de nuevo, a JIMÉNEZ URE:
«Toda criatura nace en parto abrupto y, por ello,/Propende al enfrentamiento./Física y psíquicamente indefensa, primero encara/La hostilidad de una atmósfera contaminada:/De virus, bacterias, desechos industriales, detritus y doctrinas (religiosas o políticas)/Absurdamente, devenimos ulterior a la irracionalidad/De una concepción y necesidad de procreación que nos confina/A un mundo irremediablemente destinado a lo criminal […]»(X: Nacer para el enfrentamiento, inserto en el poemario Lucubraciones. Idem., p. 58)
JIMÉNEZ URE es actor y voz de su producción literaria. En la indefensión sin esperanza, se declara «anticlerical» y esgrime el derecho del Ser que rompe ataduras al encontrar el propio Yo. El poema anterior es causa para retornar a la recreación mitológica que explica: El átomo -simiente humana- proviene de la dimensión invisible. Lo tomó en sus manos el Dios Lunar de la generación, mediante el Ángel Gabriel. Es cuando se efectúa la concepción. Sin embargo, si el cuerpo tuviese que ser hecho sólo de agua y sus concreciones, jamás podría nacer. Al transcurrir cuatro meses, el feto está más desarrollado: y Samael, portavoz de Lucifer, penetra el acuoso dominio lunar para infundir la ígnea chispa-espiritual en la inerte conformación para darle energía. Moldea su individualidad y libre albedrío. En ese instante, el alma muere a la vida en el nivel suprasensible y anima la materia que usará en la Tierra.
Citas de Luzbella, otros demonios y divinidades con atributos correlativos, son abundantes en literatura: mitos y leyendas tradicionales, en la variedad cultural de pueblos del planeta. En la Antigua Grecia (465 años antes de esta era) Esquilo escribió la tragedia Prometeo Encadenado. El protagonista es el «Dios del Fuego» en la Mitología Clásica, descendiente de titanes, inicia la primera Humanidad. Robó el fuego a Zeus para entregarlo a los hombres, y así evitaría sus muertes. Fue encadenado a una roca, como castigo del atrevimiento. Simboliza luz, civilización, saber, congoja, cambio y sacrificio. Hades, griego, y el Plutón equivalente romano, son «dioses del Infierno». En la Literatura Germánica Antigua, los poemas de la Edda refieren mitos que testifican la presencia, en el panteón nórdico, de: Thor, Dios del Rayo; Baldr, de la luz y Loki, del fuego. En laDivina Comedia se lee en la puerta del Infierno:
«[…] Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada. La justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría y el primer amor. Antes que yo, no hubo nada creado: a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros, los que entráis: abandonad toda esperanza! […]»
En el canto vigésimo primero del mismo libro, Dante y su guía espiritual (el poeta Virgilio) tienen un encuentro frontal con los Diablos Malebranche («malas garras») y Malacoda («cola maldita»). Se generaron series de obras artísticas (en dramaturgia, poesía, música, ópera, pintura y narrativa) sobre la leyenda del medioevo alemán que narra vivencias del célebre Doctor Fausto: sabio, taumaturgo, alquimista, hechicero y astrólogo. Quizás vivió entre los años 1480-1550. Pactó con el Diablo, a cambio de su alma y éste lo asesinó en una taberna de WITTEMBERG. El relato fue transmitido por la oralidad popular, hasta que SPIESS lo versionó y publicó en Francfort (1587).
Que el lector disculpe la digresión motivada. Pero es importante notificar, sin casualidad (sí causal), que la página del volumen que informa tiene el número 666: señal y marca de «La Bestia», «El Anticristo». Así tituló un libro NIETZSCHE. La traducción inglesa de la narración sirvió al dramaturgo Christopher MARLOWE, que la interpretó a su antojo al escribir The Tragical History of The Dr. Faustus (1558) quien igual vendió su alma al demonio Mefisto. Por ambición de poder, solicita veinticuatro años que le permitan convertirse en monarca del mundo. La maldición del Doctor Fausto siguió a MARLOWE. En trágicas circunstancias, perdió la vida a los veintinueve años: apuñalado en una tasca de Londres. Nótese la semejanza del deceso y sitio.
GOETHE lo recrea con el poema dramático El Fausto (1808-1832), dividido en dos partes. En la primera, «negocia el alma» con Mefistófeles por juventud y goces sensuales (es una obra juvenil); la segunda, trata respecto a la madurez: con temática «mitológica», y de la «psicología indagatoria»de sí mismo e insatisfacción. Se realiza en la caridad, filantropía y restricción del intelecto. Tema que lo vincula al rebelde Prometeo, reelaborado, en la modernidad, por Thomas MANNM con su novela Doktor Faustus (de la antigua leyenda ostenta la sensibilidad y tristeza del Doctor Fausto). Pretende extinguir el Mito del Superhombre Alemán. Es la historia del músico y compositor ficticio Adrián LEVERKÜN, distinguido e inteligente aristócrata: espécimen de la Colectividad Fáustica que detenta lo despiadado y el Híbrido Nazismo. Personifica, en triple simultaneidad, a Fausto, NIETZSCHE y al pueblo alemán idealizado. A su vez, contiene rasgos de tres músicos germanos con destino demoníaco por la facultad del influjo musical: BEETHOVEN, MAHLER Y SCHOMBERG.
Stefan ZWEIZ escribió en torno al combate que libran los hacedores contra las fuerzas satánicas, en su libro La Lucha con el Demonio. Afirma que HÖLDERLIN, KLEISTG Y NIETZSCHE «habitan en la dimensión luciferina de la creación». El argentino Estanislao DEL CAMPO produjo los poemas gauchescos que tituló Fausto(1866), como efecto por asistir a la ópera Fausto de Gound en el «Teatro Colón». Argumenta el contraste entre la realidad del campesino, su lenguaje y el arte de Europa. La influencia «fáustica» y lo «demoníaco» distinguen, con mayor presencia, su intervención en culturas de raigambre anglosajona y germánica: selladas por la tradición judeocristiana, y la represión espiritual señalada en la Historia por el genocidio de Las Cruzadas y la brutal Inquisición. Tanto artistas europeos como norteamericanos introdujeron la «creación demoníaca» con sentido de rebeldía e independencia ideológica.
En América Latina, la situación es distinta debido al mestizaje y el sincretismo religioso. El aparente predominio judeocristiano se diluye al intervenir «factores africanistas y de aborigen», ambas con la riqueza pragmática del «pensamiento mágico» (chamanismo) y sus deidades demoníacas.
Al tirar las barajas del Tarot y voltearlos, aparece el «Arcano Mayor Nº XV»: el Diablo. En éste método de investigación sicológica, que predice el porvenir, esa carta simboliza pasión: fatalismo, magia, elocuencia, predestinación y lujuria. La figura es un «hermafrodita» con alas de murciélago, patas de cabra, manos de mono y cuernos: de sexo masculino y senos femeninos. Significa el Hombre encadenado a la naturaleza por su instinto animal. Inaccesible a la Lógica, es presencia onírica y contraria a la templanza. En la mano derecha sostiene una antorcha, representativa del fuego astral: Luzbel («luz mañanera»), Lucifer, transmisión de la vida («torcha», Falo). Anhela ocupar el lugar de Dios y abolirlo. Si consideramos las desigualdades obvias, la idea del binomio señala -por evocación- la concepción china de las «energías binarias» del Yin/Yang en la Filosofía del Taoísmo, el «Ser y No–Ser».
En Latinoamérica, son escasos los escritores que eligen la temática del Ángel Renegado: y, JIMÉNEZ URE es uno de ellos. Con lirismo, postula un ideario de repercusión intemporal en la ordenación social: material, síquica y espiritual, mediante explicaciones hermenéuticas. Se apodera de la capacidad de remisión, que traslada a la realización comparativa y referencial. Así, la incidencia polisémica (como propiedad de su creación proteica) se proyecta en redes de asociaciones: que, forzosas, desembocan en la metáfora de su mito personal. Poeta y pensador se compenetran al fundir razón y sensibilidad, creando -con matiz órfico- una obra de lenguaje y arte poético de corte luxferiano. Pero, elabora moldes propios: desecha formas fijas y ensaya métricas al unísono con trazos lingüísticos que guían lo esencial de sus visiones.
La «metamorfosis» explícita en los textos no es óbice (al contrario) para confrontar sus diferentes libros, y propiciar conjeturas que contribuyan al acercamiento valorativo. Son recomendables las lecturas de Aproximaciones a la Obra Literaria de Alberto Jiménez Ure (Edición de la Universidad de Los Andes, 1991), compilación de críticas y entrevistas que preparó Fernando BÁEZ, y El horror en la Narrativa de Alberto Jiménez Ure (Edición de la Universidad de Los Andes, 1996) escrito por el argentino Luis BENÍTEZ. La voz del poeta interviene, optimista, ante lo que fue un hipotético, liberador y promisorio futuro. JIMÉNEZ URE lo anunció: «[…] Me muestro abatido y lo estoy. Arrepentido no./Abrumado sí; pese a lo cual, esta noche y otras dormiré feliz./Despertaré y el mundo será otro: engendro de mi imaginación./Es cierto: La literatura me redimirá […]» (Supra., p. 23 de «Aciago»)
XXXVI
«Hoy he visto a (Luxfero) quien la luz lleva
Y –bajo una iluminación metafísica– me ha dicho:
«Llevarás mi palabra a todos los hombres de la tierra»
–Soy quien del Demonio su poder y generosidad predica:
Su anunciador bíblico, lugarteniente e hijo pródigo.
Vulgo, escuchadme: haciéndolo, entraréis felizmente
A los infiernos y hasta seréis coronado Príncipe de la Legión…»
Luxfero, Lucífero, Lucero (Venus), Lucifer, Luzbel, Luzbella, Príncipe de la Luz. El célebre Diablo, Satanás, Demonio, Ángel Rebelde o caído, alegoría de la pérdida de la inocencia o del Paraíso. El Patrón, según la imaginería popular. Líder o caudillo de los ángeles disidentes expulsados del Reino de Dios (Jehová, Absoluto, Yahvé, Espíritu Supremo, El Creador, Lo Inefable; el nombre varía de acuerdo a religiones y culturas) por atreverse a desobedecer y cuestionar las órdenes del Jefe Máximo de la región celeste. El Demonio es objeto de estudio de la demonología, del demonismo y la teología cristiana. Conocido como el Maligno, que organiza y dirige el Mal desde Pandemónium al mando de los capitanes (de las huestes de serafines): Belcebú, Mammón, Moloc, Camos, Baal, Astarot, Astarté, Tanmuz, Dagón, Rimón, Belial y otros demonios arcángeles. Es valorable consultar El paraíso perdido de Milton, poeta del Barroco que explica el Génesis al describir la epopeya mítica del origen del mundo y el hombre.
Para Alberto es apelación literaria que sorprende y sacude conciencias avecindadas en la superstición y que evaden la comprensión de realidades ajenas al dogma religioso. Medran en el fanatismo del redil y desconocen comarcas del Renegado. En sus libros Lucifer es símbolo de lo contradictorio, tentación, error, desatino existencial, pestilencia, corrupción (…) «[…] Que no me llamen hereje los idiotas que exhiben una cruz en el pecho / Para no ser juzgados por sus delitos. Percibo y discierno una futura Humanidad despierta / Y emancipada de los fetichistas o profetas cual plaga diseminados por el planeta tierra[…]»Y no son diez los Mandamientos sino doce, el «Dodecálogo»: Los dos finales encubiertos por vicarios con la intención de evitar que los siervos despierten y accedan al oculto conocimiento, el onceavo invita a cumplir el deber y el duodécimo ordena que te ilumines porque eres divinidad.
Investiga fuentes de la arcaica mitología solar y lunar, para conocer el nacimiento del Cosmos y la humanidad, encerradas en lo recóndito de la psiquis, el orden cósmico y el ideario de dos disciplinas espirituales en pugna permanente con el objetivo de conquistar el alma humana mediante inéditas enseñanzas la que resulte victoriosa. El mito corrobora –con desemejanzas respecto al Antiguo Testamento, pero de la tradición judeocristiana– siete períodos en la formación de la tierra, signo holístico y divergencia entre amor y odio, encuentro y oposición de elementos en dicotomía aunque complementarios al servicio de la vida. Hipótesis fabulosa que sintetiza las corrientes creacionista y evolutiva: En el tiempo primero denominado Saturniano o Época Polar imperaban las tinieblas y el calor (fuego) era el único factor y mineral el reino en evolución. La sabiduría occidental confiere el nombre de Padre al Supremo Iniciado de ése período. Luego la fase Solar o Hiperbórea cuando el aire se entre fundió con el calor y apareció la hoguera en llamas, el ámbito tenebroso cedió paso al globo ardiente de ígnea neblina con las palabras de poder: Hágase la luz. Nace el Hijo, Iniciado Solar, La Luz (Luzbel) del mundo. El fuego es el Padre y la llama el Hijo, fundamento del culto al Sol o al fuego; la adoración a Nuestro Padre que está en el cielo.
La ordinaria gente (mineral) saturniana evolucionó en la Era Solar hasta el esplendor de los Arcángeles que no tenían antagonismos a pesar de los grados de adelanto espiritual entre unos y otros. La humanidad actual había ascendido al estado vegetal y prevalecía la unión. En la etapa Lunar o Lemuriana se engendró la humedad (agua) debido al contacto entre el frío del espacio con la esfera en combustión y comenzó la feroz lucha de los elementos. El globo ardiente evaporaba el rocío, empujándolo al hiperespacio para producir el vacío y mantener su autonomía -el fuego-; pero en la naturaleza no es posible la vacuidad. Sucedió que la corriente impelida fue condensada al transcurrir siglos y milenios, en incesante vaivén, movimiento pendular entre las jerarquías espirituales de las divisiones de vida en la bola ardorosa y el Cosmos manifestación del Padre. Los espíritus de las llamas, vehementes, ansían obtener amplitud de conciencia, sin embargo, el Absoluto persiste envuelto en la invisible vestidura del Universo. En Él están todas las posibilidades y fuerzas, oponiéndose a cualquier intento de consumir su energía, la potencia imprescindible para la transformación del sistema solar; y utilizó el agua para apagar el fuego de los activos seres. He aquí la simbología de la tradición del agua bendita. Los ángeles de hoy fueron hombres en el estadio Lunar y el Supremo Iniciado es el Espíritu Santo (Jehová, Dios, Yhavé, el Innombrable…), según el mito.
A humanos, animales y plantas, afectan los elementos, unos prefieren fríos y otros calientes, requieren de humedad o sequedad. Así, entre los ángeles de la Época Lunar, había quienes tenían afinidad por el agua y los que la aborrecían inclinándose hacia el fuego. Los continuos ciclos de disipación y licuación de la acuosidad, que rodeaba el globo incandescente, produjeron solidificación incrustada. El Padre se propuso modelar esa tierra roja, designada Adam, en formas para apresar y aplacar a las substancias de las llamas. Pronunció el verbo hágase y aparecieron prototipos de peces, aves y demás organismos vivientes; incluso la primitiva configuración humana que fue diseño de ángeles, ayudantes del Maestro. Esperaba someter a su voluntad lo que vive y se moviliza. Contra el proyecto de rebeló una minoría de ángeles: Millares en legiones comandadas por capitanes de Lucifer que los lideraba. Afines con el fuego no soportaban el contacto con agua, negándose a acatar el plan ordenado por el Padre de crear los arquetipos. Perdieron la oportunidad de progresar en determinada dirección espiritual y optaron por ser anomalías amorfas en la naturaleza. Aparte del repudio a la autoridad del Supremo debían esforzarse por sí solos en lograr la salvación. Declararon la primera y terrible gran conflagración revolucionaria de la que se tiene memoria. En pavoroso encuentro fueron desalojados por los ejércitos del Creador y cayeron en el oscuro abismo del hiperespacio.
Es el inicio de la Era Terrestre o Atlante, fin de la involución, origen de la evolución y de los sexos: Masculino y femenino. El misterio atlante en su enseñanza contenida en el Antiguo Testamento, señala que en el comienzo el ser humano fue creado macho/hembra, bisexual o andrógino (remite al mito del hermafrodita), cada individuo propagaba la especie sin la participación de otro, como aún algunos vegetales. Teoría en correspondencia con la leyenda mítica de Adán y Eva. Fue el momento de la diferenciación de los planetas que proporcionaron un adecuado ambiente evolutivo a cada clase de espíritu. Los ángeles obedientes interactuaron entre habitantes de planetas con satélites, mientras Lucifer y sus ángeles moraban en Marte. El Arcángel Gabriel es embajador en la tierra de la jerarquía lunar presidida por Jehová y el Arcángel Samael es el enviado de Lucifer. Gabriel (quien anunció a María –Madre Naturaleza– el nacimiento de Jesús) y sus ángeles lunares son los donantes de vida física, en tanto Samael y las huestes marcianas los ángeles de la muerte. Surgió así la guerra en el amanecer del día cósmico. La Francmasonería y otras instituciones afines son la intención de los jerarcas del fuego (línea solar o espíritus de Lucifer) para dar Luz, al alma aprisionada, que le permita VER y CONOCER. Así el Catolicismo es la disciplina de los dignatarios del agua. De allí la pila bautismal con agua bendita en la entrada de los templos para calmar a las almas que desean Luz y Conocimiento e infundirles Fe en Dios.
X
(Nacer para el enfrentamiento)
«Toda criatura nace en parto abrupto y por ello,
Propende al enfrentamiento.
Física y psíquicamente indefensa, primero encara
La hostilidad de una atmósfera contaminada:
De «virus», «bacterias», «desechos industriales»,
«Detritus» y «doctrinas» (religiosas o políticas)
Absurdamente, devenimos ulterior a la irracionalidad
De una concepción y necesidad de procreación que nos confina
A un mundo irremediablemente destinado a lo criminal…»
(Del libro «Lucubraciones»)
JIMÉNEZ URE es actor y voz de su producción literaria. En la indefensión sin esperanza se declara anticlerical y esgrime el derecho del ser que rompe ataduras al encontrar el propio yo. El poema anterior es causa para retornar a la recreación mitológica que explica: El átomo–simiente humana- proviene de la dimensión invisible. Lo tomó en sus manos el Dios lunar de la generación mediante el ángel Gabriel. Es cuando se efectúa la concepción. Sin embargo, si el cuerpo es construido sólo de agua y sus concreciones jamás podría nacer. Al transcurrir cuatro meses el feto está más desarrollado y Samael, portavoz de Lucifer, penetra el acuoso dominio lunar para infundir la ígnea chispa espiritual en la inerte conformación y darle energía, moldea su individualidad y libre albedrío. En ese instante el alma muere a la vida en el nivel suprasensible y anima la materia que usará en la tierra.
Citas de Luzbella, otros demonios y divinidades con atributos correlativos son abundantes en literatura, mitos y leyendas tradicionales en la variedad cultural de pueblos del planeta. En la antigua Grecia (465 años antes de esta era) Esquilo escribió la tragedia Prometeo encadenado. El protagonista es el dios del fuego en la mitología clásica, descendiente de titanes, inicia la primera humanidad. Robó el fuego a Zeus para entregarlo a los hombres y así evitaría sus muertes. Fue encadenado a una roca como castigo del atrevimiento. Simboliza luz, civilización, saber, congoja, cambio y sacrificio. Hades, griego y Plutón equivalente romano son dioses del Infierno. En la literatura germánica antigua los poemas de la Edda refieren mitos que testifican la presencia, en el panteón nórdico, de Thor dios del rayo, Baldr de la luz y Loki del fuego. En la Divina Comedia se lee en la puerta del Infierno: «[…] Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! […]» En el canto vigésimo primero del mismo libro, Dante y su guía espiritual, el poeta Virgilio, tienen un encuentro frontal con los diablos Malebranche (malas garras) y Malacoda (cola maldita)
Se generó una serie de obras artísticas (en dramaturgia, poesía, música, ópera, pintura y narrativa) de la leyenda del medioevo alemán que narra vivencias del célebre doctor Fausto: Sabio, taumaturgo, alquimista, hechicero y astrólogo; quizás vivió entre los años 1480–1550. Pactó con el Diablo a cambio del alma y éste lo asesinó en una taberna de Wittemberg. El relato fue transmitido por la oralidad popular hasta que Spies lo versionó y publicó en Francfort (1587). Que el lector disculpe la digresión motivada pero es de notificar, sin casualidad –sí causal–, que la página del volumen que proporcionó la información tiene el número 666, señal y marca de la Bestia, el Anticristo: Así tituló un libro Nietzsche. La traducción inglesa de la narración sirvió al dramaturgo Christopher Marlowe que la interpretó a su antojo al escribir Thetragical history of Dr. Faustus (1558) quien vendió su alma al demonio Mefisto. Por ambición de poder solicita veinticuatro años que le permitan convertirse en monarca del mundo. La maldición del doctor Fausto siguió a Marlowe en trágicas circunstancias perdió la vida a los veintinueve años, apuñalado en una tasca de Londres. Nótese semejanza del deceso y sitio.
Goethe lo recrea con el poema dramático El Fausto (1808–1832) dividido en dos partes. En la primera negocia el alma con Mefistófeles por juventud y goces sensuales (es obra juvenil); la segunda es de la madurez con temática mitológica y de la psicología, indagatoria de sí mismo e insatisfacción. Se realiza en la caridad, filantropía y restricción del intelecto. Tema que lo vincula al rebelde Prometeo, reelaborado en la modernidad por Thomas Mann con su novela Doktor Faustus, de la antigua leyenda ostenta la sensibilidad y tristeza del doctor Fausto. Pretende extinguir el mito del superhombre alemán. Es la historia del músico y compositor ficticio Adrián Leverkün, distinguido e inteligente aristócrata, espécimen de colectividad faústica que detenta lo despiadado y el híbrido nazismo. Personifica en triple simultaneidad a Fausto, Nietzsche y al pueblo alemán idealizado. A su vez contiene rasgos de tres músicos germanos de destino demoníaco por la facultad del influjo musical: Beethoven, Mahler y Schomberg.
Stefan Zweig escribió del combate que libran los hacedores contra las fuerzas satánicas en su libro La lucha con el demonio. Afirma que Hölderlin, Kleist y Nietzsche habitan en la dimensión luciferina de la creación. El argentino Estanislao del Campo produjo los poemas gauchescos que tituló Fausto (1866) como efecto de asistir a la ópera Fausto de Gounod en el Teatro Colón. Trata del contraste entre la realidad del campesino, su lenguaje y el arte de Europa. La influencia faústica y lo demoníaco distingue con mayor presencia su intervención en culturas de raigambre anglosajona y germánica, selladas por la tradición judeocristiana y la represión espiritual señalada en la historia por el genocidio de las cruzadas y la brutal inquisición. Artistas europeos como norteamericanos introducen la creación demoníaca con sentido de rebeldía e independencia ideológica. En América Latina la situación es distinta debido al mestizaje y el sincretismo religioso. El aparente predominio judeocristiano se diluye al intervenir factores africanistas y aborigen, ambas con la riqueza pragmática del pensamiento mágico (chamanismo) y sus deidades demoníacas.
Al tirar las barajas del Tarot y voltearlos aparece el Arcano Mayor Nº XV, el Diablo. En éste método de investigación sicológica, que predice el porvenir, ésa carta simboliza pasión, fatalismo, magia, elocuencia, predestinación y lujuria. La figura es un hermafrodita con alas de murciélago, patas de cabra, manos de mono y cuernos, de sexo masculino y senos femeninos. Significa el hombre encadenado a la naturaleza por el instinto animal. Inaccesible a la lógica es presencia onírica y contrario a la templanza. En la mano derecha sostiene una antorcha representativa del fuego astral, Luzbel (luz mañanera), Lucifer, transmisión de la vida (torcha: Falo). Anhela ocupar el lugar de Dios y abolirlo. Si consideramos las desigualdades obvias la idea del binomio indica, por evocación a la concepción china de las energías binarias del yin/yang en la filosofía del Taoísmo, el ser y no–ser.
En Latinoamérica son escasos los escritores que eligen el asunto del ángel renegado y JIMÉNEZ URE es uno de ellos. Con lirismo postula un ideario de repercusión intemporal en la ordenación social, material, síquica y espiritual, mediante explicaciones hermenéuticas. Se apodera de la capacidad de remisión que traslada a la realización comparativa y referencial. Así, la incidencia polisémica como propiedad de su creación proteica se proyecta en red de asociaciones que forzosas desembocan en la metáfora del mito personal. Poeta y pensador se compenetran al fundir razón y sensibilidad, creando con matiz órfico la obra de lenguaje y arte poético. Elabora moldes propios, desecha formas fijas y ensaya métricas al unísono de trazos lingüísticos que guían a lo esencial de sus visiones. La metamorfosis instituida en los textos no es óbice, al contrario, para confrontar con diferentes libros y propiciar conjeturas que contribuyan al acercamiento valorativo. Es recomendable la lectura de Aproximaciones a la obra literaria de Alberto Jiménez Ure (1991), compilación de críticas y entrevistas que hizo Fernando Báez y El horror en la narrativa de Alberto JIMÉNEZ URE (1996) escrito por Luis Benítez. La voz del poeta interviene optimista ante el futuro promisorio y liberador: «[…] Me muestro abatido y lo estoy. Arrepentido no. /Abrumado sí; pese a lo cual, esta noche y otras dormiré feliz./Despertaré y el mundo será otro: engendro de mi imaginación./Es cierto: la Literatura me redimirá […]»
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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