LA BURROCRACIA NOS ASFIXIA A VECES

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

LA FILA

                                                                                               

Sus parientes le llevaron al psiquiatra, aquello de estar diciendo a todo el mundo que a veces era invisible, absolutamente invisible, no ameritaba menos.

ooo

Estaba en la fila desde temprano, madrugó para acabar pronto con aquel trámite, necesario, pero fastidioso. La fila se fue alargando tras él y salió por la puerta del despacho público hasta empezar a dar la vuelta a la manzana. Era el primero en turno, sin embargo, llegó un sujeto en compañía de un empleado que en un instante lo colocó delante de él. El trámite de aquel individuo duró demasiado y finalizado el mismo, la funcionaria sin más ni más colocar un letrero en que decía que iba a almorzar. Como ya era el primero – de nuevo - frente a la ventanilla, no lo tomó tan mal. Esperaría resignado a que volvieran a prestar servicio. Y así, espera, espera y espera, llegó la funcionaria, quitó el letrero y, justo cuando se preparaba para iniciar sus labores, regresó el funcionario que había estado allí antes y le dio nuevas instrucciones a la oficinista. Debía atender a otro fulano, ni siquiera se voltearon a verlo cuando protestó irritado y reclamó que lo atendiesen antes que al otro. Demás está decir que el trámite tomó toda la tarde y para cuando se retiró aquel individuo, terminaba el día de labores. El ciudadano atribulado lanzó todo tipo de improperios y amenazas mientras la funcionaria, inmutable, se peinaba, recogía sus cosas, las guardaba en un cajón, cerraba la ventanilla y se marchaba. Luego de aquello, él se limitó a salir del edifico  convencido de que era invisible, totalmente invisible.

[marco gonzalez]

Eso sucede a diario lamentablemente hay que bajarse de la mula para que funcione el estado, Marco