No había dudas se había quedado abierta la puerta del cielo y se había escapado un ángel, que a mediodía de un lunes paseaba por el paseo Ahumada repartiendo paz y belleza.
Mientras en la esquina un trío cantaba operas, pensé que bueno que tenía compañía, y alí estabas tú mi ángel con sonrisa a flor de piel, con aromas a lavandas u nenúfares en flor.
Y aunque mi mano no cogió tu mano y mi boca no se posó en tus labios aún conservo el sabor de ese beso que te robe frente a tantos testigos de ese momento eterno, aunque sólo fue un instante.
Cual mascarón de proa me sentí rígido frente al sol que se reflejaba en tus ojos transparentes, de los cuales brotaban sentimientos, y en un instante el mundo se detuvo y te sentí muy cerca, y me invadió la felicidad.
El instante se volvió fugaz, tu voz se grabó en mis oídos y tu imagen se clavó en mi corazón ... y luego desapareciste entre la gente,...y el paseo Ahumada se lleno de vida y color, la opera llego a mis oídos y se acabo el sortilegio de sentirme tan apegado a ti que me pareció que éramos una persona y la emoción me invadió y me perdí en la multitud que pasaba a mi lado sin sentir la presencia del amor y seguí caminando.
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