Marchita está la tierra
las flores se han marchado
granitos de arena se elevan con el viento
los botes en la orilla y tierra adentro.
Casitas de cuentos
de barro sus murallas
con la paja mezclada
han perdido las batallas.
Sus tejas de madera
de greda y también de barro
sucumbieron al embate
del movimiento bizarro.
Casitas del encanto
habladoras del pasado
corredores y techumbres
en el tiempo se han nombrado.
Portalones, ventanales
robles enmarcados
de reflejos y panales
habéis sido azotados.
Miradas aisladas
de seres atacados
miradas al cielo
buscando a sus seres amados.
Autómatas despiertos
sufren el tormento
claman en silencio
por la tierra inquieta
que deje de movernos en el tiempo.
Entre ellos un niñito
de esos picarones parlanchines
con chazquilla en su pelo
colorado con destello.
Inocencia constelada
del pequeño y su canción
sus palabras han llegado
hasta el más lejano rincón.
Que ganas de abrazarlo
y cantarle una canción
cantarle en su silencio
que su gracia es un Don.
Ya lo vi en su escuela
después del remezón
olvidando la secuela
hurgando en su bolsón.
¡Ah! niñito Chileno
ejemplo de bondad
amigo del amigo
infinito en su hablar.
La inocencia de tu ser
quisieran los mayores
para ser mejores
desde la noche al amanecer.
Murallita de escuelita
has caído al suelo
ya no tengo mi mesita
estoy en desconsuelo.
Vienen los amigos
con sus manos todas llenas
de alimento y buenas nuevas
también con los abrigos.
Chilenos todos
son maravillosos
juntaron peso a peso
para paliar el destrozo.
Los camiones de Argentina
los aviones de Brasil
desde América y Europa
se agregaron al festín.
Con sus bondadosas almas
sembraron desde lejos
en el alma del Chileno
el agrado de tenerlos,
de ser hermanos verdaderos
desde la tierra al cielo.
Mamita, abrazame
ya estoy más contento
veo que de pronto
todos quieren ayudar
elevemos nuestro espíritu
vamos a trabajar.
Chile no se rinde
vienen pruebas y algo más
para sufrir el vendaval
aluvión o temblor
para luchar y conquistar
a la tierra y su dolor.
Se perdieron los cuadernos
nos trajeron unos más
se perdieron nuestras lágrimas
en el nuevo despertar.
Llegó la música, los poetas y pintores
los humoristas y actores
las tertulias y conductores,
llegaron almas nuevas
dibujaron las sonrisas
en caritas atribuladas,
sembraron las caricias
en nuestras manos estiradas
La casita de Dios está en el suelo
las campanas ya no suenan
los santos han caído
las murallas desnudadas
como perdiendo el velo.
Vidrios de antaño pierden el color
todo es tierra del pastelón
de la caña que afirmó
las murallas del amor
de la paz y el candor
del curira y su dolor.
Mar que tranquilo te baña
pacífico océano de paz
has cobrado con derecho
al que le fuera a tocar.
Siempre besando la orilla
arrastrando la arena fina
chocando en la roca
rayos de espuma
plateadas con la luna.
Llegaste un día furioso
despertaste tu enojo...
Dijiste:
están matando a mis hijas las ballenas
ahogando los peces con basuras
quitandome espacios entre la bruma
derramando petróleos en mis algas
y yo, no puedo hacer nada.
¡Ah! mi querido mar
tu azul profundo
tu suave andar
tus peces y coral
tus olas caminantes
tu brillo estelar
así te queremos reencontrar.
Pescador, vuelve al mar
siembra tu red
vuelve a navegar
que te espera el pez.
Alfred Asís
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