LAS HORAS DE AYER
Para hablar de mi vida, tendría que conceptuar cada instante y no sería un cuento narrativo y, breve, más bien mis memorias. Pero mi privacidad está sellada en mis labios lo mismo que mis pecados. Es por ello que sólo subrayo un pasaje que aún me revolotea entre los dedos. Irremediablemente amoroso; estoy agradecido con la vida y sobre todo con el Todopoderoso por prestarme el día de ayer y mezclar mis emociones en aquellas horas. En fin, quiero aprovechar la soledad de hoy, donde sólo escucho el maullido de mis gatos al unísono con el tronar del cielo (sin embargo todavía con el susto del temblor de hace unas horas) hoy viernes santo. Ese conjunto del que hablé me auxilia a recordar cada minuto, reciente como un bálsamo sobre mi pecho.
¡Pero les cuento…! Con algunos intervalos claro, es de comprenderse.
Dejé mi hogar como si fuera un fin de semana más, sabía que me esperaba un camino largo, nada empedrado como siempre, partí con la misma algarabía que me acoge cuando voy a verla; iba pensativo, mientras arriba al primer transporte colectivo quien se dirigía al Metro cuatro caminos…, veía mis manos, revisaba el celular si tenía algún mensaje del amor de mi vida; sobre todo verifiqué que tuviera buena carga el teléfono, he de decirles que cómo chinga éste se descarga muy rápido.
Además les confieso que el olor a sudor, los transeúntes de diferente estilo de vestir, los beodos y drogos que se suben al metro, las parejas de gays (mujeres u hombres) ya es tan común. Que a veces creo verlos en otras ocasiones, sobre todo los vendedores ambulantes que repiten el mismo breviario (mire se va llevar en esta ocasión en MP3 con más de 300 canciones con lo mejor del Rock en español –a sólo10 pesos-) Pero ya me salí del tópico que me interesa, pues bien decía, salí de casa como si fuera un fin de semana, ya que cada sábado domingo voy a verla, ya que por cuestiones de trabajo no podemos entre semana, por lo mismo (trabajo claro) inclusive hay veces que ni en el fin de semana podemos vernos. Ustedes saben mi apreciados lectores que para comer hay que chambear [disculpen la palabra dominguera], ya lo dijo Cristo Jesús, “dar el César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”… ni modo comemos con la moneda del César todavía no inventan la moneda de Dios. Por ello aclaro que el jueves pasado me pareció que era un sábado de gloria. Porque así lo siento cada vez que voy a verla.
Llegué por fin a mi primer destino, el otro metro. Y sí, no quiero decir cual, abran su imaginación y piensen en cualquier terminal; ya para entonces en lo que ustedes logran pensar, ya estoy en el camión y descenderé en el lugar de siempre, paciente para verle llegar en su automóvil.
¡Ahí viene! Pueden creerlo. Se paró sobre la calzada, quizás porque hay poco tráfico. Aunque un desesperado que no falta nos está tocando el claxon.
Al abordar ---hola amor--- La saludé con cortesía- No pudimos darnos un beso porque ella iba atenta al camino. ¿Hace cuánto llegaste? Preguntó pausadamente. Mmmmmm titubeé y miré de reojo mi reloj de pulso, contestando entonces. Como a las 12:05. Estamos hablando mis seguidores de este cuento, de la tarde-
Me platicaba de que tuvo una mañana agitada, en fin no me corresponde decir el por qué. También considero lo personal que como la palabra lo indica es de ella. Pero en fin, no se aburran lectores, continuemos. Pues bien la idea era ir a comer barbacoa, un buen consomé..mmmmmmmm, para que les digo más. Nos llevamos una sorpresita, estaba cerrado. Después entonces explayó ¿te gusta el caldo de gallina? A lo que respondí ¡sí claro!
Entonces vamos. Lo que tú quieras amor le dije. Pero mejor me río, igual estaba cerrado. Asimismo otros lugares. Pero cómo no era festivo. No todo estaba perdido, encontramos un lugar abierto después de una hora de dar vueltas y vueltas, pero a su lado me parecen minutos que no quisiera que concluyeran jamás.
Después de todo valió la pena, comimos a gusto ella se tomó su café de olla y yo mi gaseosa; nos acompañó el momento, el día soleado, palabreamos en lo que ingeríamos los alimentos, nada nuevo puedo contar, sólo sé que me encanta su sonrisa, me miro en sus ojos y descubro un mundo de ilusiones que me han acompañado desde el primer día, que tuvo a bien dejarme pasar para estar a su lado.
No creo escribir el epílogo o una conclusión. Fue una tarde inolvidable, donde aún puedo paladear la nostalgia, la que sabe al ayer aunada entre las horas del recuerdo-
No lo olvidas amor mío, ni yo tampoco: la tarde declinaba, nos sorprendió la noche…nos despedimos y tú me dijiste -me mandas mensaje cuándo llegues-
-así lo hice-
-ya llegué- decía el susodicho. Pero le faltó, ‘ya llegué amor y estoy sin ti’
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18 de abril del 2014
Sergio Jacobo “elpoetairreverente”
POETA MEXICANO
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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