Hoy de tarde,
partí hacia el silencio de las dunas.
Vine a buscar, en el opaco amarillo
que solo se desborda en las arenas,
vine a encontrar un espacio,
un descanso, quizás para llegar contigo.
Estar ahí sentados en esas dos sillas
que encierran el secreto de un ramo de anhelos.
Espere el arribo de los celajes
deleitando cada nube que solas se pintaban
en las acuarelas de la tarde.
Decidí construir en un viejo astillero.
Una barca para navegar en ese océano,
donde los sueños se tornan marineros.
Navegando en ese crepúsculo de ilusiones,
Colombia es la que proa que dirige la ruta de mis ojos.
Es así,
recíbeme esta tarde
que traigo en mi una dulzura,
regalos para ti, es tan solo miel de flores
de zaguaros y nopales, verdes abrazos que se levantan,
emergiendo en el opaco cristal de las neblinas.
He venido lo sé, sí: a buscar el solo reflejo
que alumbra en los campos de tu alma.
Esta vez vengo diferente,
a las otras madrugadas
en que traspase el cristal de tu ventana
y entregue mi buen día
ese que hace mis labios sonreír,
con la liberad de los vientos
que residen allá en las selvas del Choco.
Sabes? Esta vez...
Oriento mi destino en las olas del Pacifico.
Navegare en la bruma de las olas.
Intentare cabalgar el blanco de las espumas.
Ante ti, y Bahía Solano la espera de tus abrazos.
Será ahí, donde entregue mi primer beso a tu mano,
esa que describe en colores la palabra de tus letras.
Así espero la ilusión de una esperanza,
Que me pierdas mujer, en ese mismo lugar
en que tu encanto fue el creador de celos,
al ver la libertad de los vientos que te tocan.
Dejo hoy un toquido en la puerta de tu alma,
espero me dejes entrar a la sala de tus ojos negros
sentarme y admirarte ya no mas desde lejos,
para así sentir el vivir del respiro de tu aliento
y alimentarme con tus besos de colores.
Aquí sentado estoy quiero que lo sepas
en la frontera del pueblo de las esperanzas
esperando la imagen que veré a tu llegada
cuando cruces esa línea de la frontera sin regreso,
mas quizás sea el lugar donde encontremos
la suerte de nuestros últimos suspiros en el viaje al adiós.
Esta flor es la reina de los cactus
La he traído para depositarla en tu mirada
Sal Troccoli
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