Lluvias Me llueven tantos días sobre el alma,
de cielo siempre gris. ¿Por qué no llueven
días esplendorosos, que me calen
de luz hasta la mente,
de susurros arqueándome la espalda,
de pétalos de rosas y claveles?
Lluevan sobre la vida
días de gozo, estremeciendo el vientre
con rigidez de músculos erectos,
con calor y sudores de dos pieles.
Gris es la piedra, y lleva
en su quietud desinterés perenne.
Rojo y azul son la pasión y el canto,
y la esperanza es verde.
El gris es el barniz, la indiferencia,
o apocamiento que jamás se atreve.
La lluvia es gris, naciendo en días grises
que achatan al caer cuantos relieves
la pasión de vivir ha ido tallando
en mi perfil con precisión de orfebre.
Qué días tan pesados, incoloros,
derramándose van sobre mi frente,
empapándome el alma de nostalgias
hasta en sus más oscurecidos pliegues.
Hay lluvias optimistas
que aportan blanda luz, que nos encienden,
despertando al muchacho que llevamos
dormido al fondo, que se nos adhieren
al armazón del cuerpo, y se nos filtran,
agitando el espíritu indolente.
Y uno siente el impulso
de descalzarse, y sobre el fresco césped,
percibir su caricia en nuestras plantas,
o por cuantos senderos se retuercen
en torno a las aldeas,
chapotear, eufórico y rebelde,
el espejo fugaz de cada charco,
tornándose de nuevo adolescente.
Tal vez creamos nuestras propias lluvias,
y la lluvia real es la de siempre.Los Angeles, 21 de octubre de 2010
Resto de mi poemario
"Introspección", tercero de octubre
¡Tienes que ser miembro de SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL para agregar comentarios!
Únete a SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL