LOS DOS EN AQUEL RINCON

[Amaya oswaldo Daniel]

Con el frio que recorre nuestro cuerpo,

aquel lamento perforando huesos,

clemencia  que esconde incendios,

devorando vidas, castigando al infierno,

noche taciturna, origen del silencio,

ella  se aleja,  largo y más largo  el tiempo.

 

Estar entre tus brazos,

y aunque a una distancia a lo lejos,

es vivir aferrado al cielo,

no importa, ya lo dije amargo consuelo,

las lágrimas  y la herida, aun te quiero,

subiendo con un beso, aun te amo, eres un sueño.

 

Es vivir en el cielo que hemos soñado,

mis pensamientos son ajenos,

pertenecen a lo que siento,

la verdad oculta, un beso la luz del misterio,

las palabras, el sufrimiento, te amo, son los mismo en un beso,

es perfecta la ordenanza del  secreto,

cuatro ojos, dos roces y lo que se dice en silencio.

 

Aunque dude un momento,

llueve  tan frio, y  tan  congelado

las nubes oscuras, la niebla,

la manía de los hechos conectados,

el riesgo en riscos  vociferando ,

el universo claro,

se atan cabales al unísono  de amantes,

planicies con obstáculos,

a la sombras, al dolor amargo.

 

Puede salvar mi vida,

el gallo canta, la noche muere,

tomando el viento a tu rastro,

las sombras vagas, la luz tenue,

en una sola como el sol se convierte,

y  te tengo, y  te tengo  con mis brazos fuertes,

a lo lejos te canto, desde allí te tengo,

tu corazón sufre, vendrás como el viento.

 

Con el frio que recorre nuestro cuerpo,

estar entre tus brazos,

es vivir en el cielo que hemos soñado,

aunque dude un momento,

puede salvar mi vida.

 

[Robert Allen Goodrich Valderrama]

Excelente poema una deliosa mezcla de surrealismo y amor.