Melancolía unida a los viejos tiempos de recuerdos
Añorados de un ayer presente, vigente e infinito.
Recoleta; Lo Aranguiz, tu barrio, Genaro Prieto, tu calle.
Imagenes nunca olvidadas, cicatrizadas en la memoria.
Abrazados en la baranda de tu jardín de ensueños.
Acudía cada miércoles y también los sábados.
Nunca perdí una cita al encuentro sagrado de tu amor
Guiado en la inocencia de tus quince años, te cuidé.
Encendiste el fuego de mis primeras poesías, lo agradezco.
Logrando hilvanar las primeras estrofas en desorden.
Intentaba dejar constancia de mis nobles sentimientos y
Clavaste dagas dando muerte a mi ilusión. Entonces...
Aprendí a caminar de nuevo, desde entonces con dolor.
Creíame dueño del Universo, no obstante, osado y
Atrévido, continué robando a las estrellas, luz para ti...
Conchalí, Ñuñoa, en la capital del flaco austral.
Eramos adolescentes, soñadores, sin experiencia.
Recorrí tus historias, haciendo mio tu dolor...
Esperando te convirtieras por siempre, en mi vida y lucero.
Solo que mis letanías no tuvieron eco... Y solo quedé.
Pensamientos que a través de los años han perdurado
En estas tres décadas sin tu presencia...
Renovando ilusiones sali al encuentro donde cobijar y
Esconder mis penas escondidas e
Inscribí tu nombre en mis hijas, por una sola razón
Amarte eternamente, por siempre amén.
nelson@urra.nu
15 de enero de ayer...
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