1879) y del bolero (1885) en fechas muy cercanas, e incluso hay datos que sugieren que ya el bolero existía en el 1830, es decir antes que el danzón como derivado del género de la trova santiaguera, pues el bolero nace como una canción para serenatas y se mantuvo así hasta los años veinte, cuando el Sexteto Habanero y el Trío Matamoros impulsaron el bolero-son.
Como el bolero de Pepe Sánchez es el primero del cual se tiene referencia precisa, es por ello que generalmente se adopta 1885 como el punto de partida. El bolero se expandió rápidamente por el ámbito del Caribe y, más tarde, por otros países latinoamericanos, por eso decimos que la contribución de Cuba al bolero latinoamericano es innegable, no sólo por la influencia del danzón al aportar el compás y el baile de la pareja abrazada, sino por los boleros inolvidables de los compositores e intérpretes cubanos.
El primer bolero de fama internacional fue Aquellos ojos verdes (1929); de la misma época es Quiéreme mucho de Gonzalo Roig, el cual refleja el tema del amor romántico que jura permanecer eternamente. En la década del 40 el bolero ya era el baile preferido, dejando atrás al son y al danzón. Entonces se destacaron bellísimas canciones dentro del repertorio bolerístico, entre ellos Toda una vida... Acércate más, Quizás, quizás y Con tres palabras (Osvaldo Farrés); La última noche, (Bobby Collazo) y Dos gardenias (Isolina Carrillo). La radio ayudó a su popularidad.
Durante la época de oro del bolero en Cuba surgió el movimiento del feeling, buscando expresar los sentimientos con mayor amplitud. Sus intérpretes dan rienda suelta a sus sentimientos, dramatizando y exagerando los gestos e inflexiones de la voz. El feeling surge, según explica el historiador de música cubana Helio Orovio, como una necesidad de transformar el cancionero cubano, sirviendo de base a su vez para lo que más tarde llega a ser "la nueva canción cubana". Entre sus creadores se encuentran José Antonio Méndez, La gloria eres...
Boleros De Cuba Y Yucatan
Boleros De Cuba Y Yucatan
Boleros de Cuba y Yucatán
“En el tiempo de los años 40 y 50 era muy raro que en una manzana no hubieran dos o tres pianos. El peluquero, el mecánico, el profesional, el sastre: todos tocaban la guitarra, cantaban, componían”.
El músico que habla de su infancia podría estar describiendo las calles de Santiago de Cuba, en los tiempos de Compay Segundo, cuando la trova y sobre todo el bolero estaba en su apogeo. Sin embargo, quien habla es Alfredo Gamboa, trovador yucateco, y se refiere a las calles de Mérida, en donde vivía, cerca de un salón de baile a donde iba a escuchar a la Orquesta Anacaona y a Bienvenido Granda (anunciado en la radio local como “Bienvenido el Grande”) y otras orquestas cubanas que cruzaban el pedacito de mar Caribe para juntarse con su público yucateco.
El bolero es parte de esta historia de ida y vuelta entre Cuba y Yucatán, del retorno continuo, de la creación musical paralela sin dejar huellas claras de quien fue el responsable original. Es historia pero también es el presente y este disco muestra que, tanto en Mérida como en Santiago de Cuba, existe una tradición muy vital de la trova hoy en día. Mientras que el bolero se transformó dramáticamente tanto en La Habana como en la Ciudad de México desde los años cincuenta, en Santiago y en Yucatán mantiene mucho del sabor original de Miguel Matamoros y de Guty Cárdenas, entre otras figuras claves. Es este bolero tradicional, actual, lo que presentamos en este disco, junto con otros géneros de la trova de ambos países.
El bolero nació, de hecho, en Santiago de Cuba por ahí del 1885, cuando José ‘Pepe’ Sánchez compuso ‘Tristezas’. Según Argeliers León -- el más grande de los musicólogos cubanos-- la música yucateca jugó “sin duda” un papel muy importante en el nacimiento del bolero cubano por “la mezcla de rasgueado y punteado,” que se introdujo a la isla a finales del siglo XlX como un nuevo estilo de acompañamiento en la guitarra.
Las semillas del bolero se encontraban en...
Sobre La Contribución De Los Boleros A La Contribución Del Psicoanalisis
Sobre La Contribución De Los Boleros A La Contribución Del Psicoanalisis
Camino a casa escuché a alguien canturrear un bolero, yo creo que es un bolero, no me acuerdo de quien es pero en una parte dice: “…me haces falta, mucha falta”. Eso me hizo acordar de que estaba escribiendo algo sobre el Amor. No quiero parecer insensible pero no es por que el bolero sea un género vulgarmente considerado romántico que me acordé de esto. De hecho esto me lleva, gracias a la asociación libre, a pensar que hay una murga uruguaya llamada “Falta y Resto”, resto es uno de los nombres del objeto a…también la falta lo es. Estaba pensando que el que escribió ese bolero (prometo buscar quien fue) era lector de Lacan, o podría haberlo sido tranquilamente. Tal vez un psicoanalista enamorado, por que esa gente también se enamora…creo.
Estaba pensando que el escribió (el del bolero no Lacan) “me haces falta”, no escribió: “acá falta una mujer” (¿Quién se la robo? ¿Donde la perdió?). La mujer (la verdadera quien haya sido, perdida en el tiempo y en mi ignorancia) le “hace falta”, quien dice que este muchacho no intuyó en su canción la fórmula del fantasma. Se me puede objetar, tal vez, que en realidad solo es una canción sobre el deseo. Pero yo replicaría que hay un lugar en que la demanda y el deseo coinciden, y es supuestamente, el amor. Esa mujer le “hace falta”, no es que el hombre esté compuesto por una mujer, un corazón, dos piernas, un hígado... ¿o si? (bueno se acuerdan del tan mentado mito de la costilla de Adán). No es que ésta mujer falte en realidad, por que donde ella esté, mientras el muchacho escribía esto, ya sea con otro tipo o en el caribe, o con otro tipo en el caribe, la mujer no falta, ocupa su lugar en el espacio y ente los brazos de otro. Volviendo al tema, o al bolero, se puede decir que es una canción sobre un amor no correspondido, pero un amor reciproco. ¿Cómo es esto? (-¿De donde dijo que venía? ¿Del bar?) Si, por que para el psicoanálisis el amor siempre es reciproco. Es recíproco por que vincula a un sujeto deseante...
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