El día que abras tus oídos y escuches, sabrás descifrar el acertijo, la incógnita que devele el porqué no es posible despezonar el amor.
¿De quién es el amor, cuando de sus profundas raíces nada lo separa?
Te lo pregunto porque más allá del amor, que irremediablemente cual crúor queda circulando en su torrente; está la realidad danzando a un ritmo veloz, fluyendo en lugares inhóspitos que todo lo transforma.
No me juzgues porque un día tomé decisiones; la mayor tortura ha sido siempre este estado de conciencia, el saber cuanto me has amado, porque me lo has demostrado, me lo has dicho con todas sus letras una y muchas veces; y esos arpegios, esos momentos, los guardaré infinitamente.
Más allá del amor desopilante de ti, verdadero o imaginado; está mi verdad, lo que soy: ebullición desordenada y vibrante, locura y música por dentro que en el tu y yo busca interpretarse. La danza del amor es mi vida; con alegrías y tristezas, éxtasis, congoja…con furias indetenibles, pero así te amo, no se hacerlo de otra manera, así me consumo el amor.
A las puertas del Cono Sur te esperaré siempre, como hace mucho lo planeamos; para mostrarte que soy día, antónimo, tierra firme, no naufragio en el mar. Sí, con aciertos y errores pero segura de lo que busco y quiero; siempre supe donde encontrarte, como sentirte; sin que ello significara perder mi dignidad. Y lo que me has enseñado, lo que aprendí de ti, sabré reconocerlo cuando esté frente a mí.
El amor es de quien lo siente, de quien se apodera de él; del que espera en su ímpetu le haga perder el eje, le rompa los labios a fuerza de besos y le cure las distancias. El amor, este amor…es solo mío.
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