Medio cromañón

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Medio cromañón
A lo lejos, en el largo pasillo, veo un bulto como de humanoides acostados en el suelo. Me acerco cautelosa. Aguzo la mirada. No sé si se acostaron una sobre el otro en cruz para entorpecer el paso intencionalmente o porque esa es la nueva moda juvenil de interaccionar.
Tuve que detener la marcha hacia mi oficina. A esa hora de la mañana transitan muy pocas personas por aquí. Normalmente encuentro parejas besándose, residuos de haber pasado la noche juntos. La juventud es así, una vez se conectan pasan varios días sin desear desconectarse boca con boca.
Detengo la marcha intrigada. Esta vez no se besan. La chica tiene algo pequeño y agudo en una mano y con la otra agarra la cara del muchacho tirado en el piso bocarriba. Ni curiosidad aflora, el gato interno despierta. Camino sigilosa evitando que noten que vengo de camino. Parecen hipnotizados en la faena. De vez en cuando un ahhhi,
Casi en la puntita de los pies me acerco sigilosa para ver bien el asunto. No puedo creer lo que veo. Bueno, debería creer lo que veo. Ahora es común ver a los varones con las cejas arregladas, pero de lo que no estaba consiente es que las chicas le arreglen las cejas a sus novios.
¿En qué mundo vivimos?, Hace solamente unas décadas las muchachas nos escondíamos al sacarnos las cejas para que todos pensaran que eran perfectas al natural. Si algo duele mucho es eso: pelito a pelito, dolorcito a dolorcito. Ahora es solo un grito: Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhi, cuando arrancan la bandita con la cera caliente.
Al pasarles por el lado le meto un puntapié al muchacho. Pega un grito y se levanta apresurado. Cuando me advierte pega otro grito de horror más fuerte aún, y sale corriendo con una ceja perfecta y la otra peluda como la de un cromañón.
Continúo la marcha hacia mi oficina riéndome de mi travesura. De seguro ese joven hoy no se atreverá entrar a ninguna clase.