MI MEJOR REGALO
Heriberto y Katty eran dos hermanitos hijos de emigrantes, que vivían al cuidado de una tía bastante ocupada en juntar centavos para sobrevivir como para poder proporcionarles a sus sobrinos el amor que sus padres no les podían dar. El niño, de diez años, se sentía obligado a cuidar de su hermanita de cuatro y brindarle todo el amor de que era capaz su tierno corazón.
Cuando se acercaba la Navidad y los juguetes llamaban la atención de todos los niños desde las enormes vitrinas de los almacenes, los dos pequeños se extasiaban observándolos antes de regresar de la escuela a la humilde casa de la tía. Katty solo tenía ojos para una muñeca de enormes ojos y sonrisa tierna, vestida de rosado y con zapatitos blancos. Heriberto se dio cuenta de ese detalle y se propuso reunir dinero para comprársela.
Armado de un cajón, betún, tintas, cepillos y franelas, que el papá de un compañero le regaló, Heriberto se inició en el oficio de lustrabotas eventual. Los primeros centavos que reunió se los llevó al dueño del almacén. “Señor, quiero que me guarde el dinero que le vaya entregando hasta completar el valor de esa muñeca de traje rosado que está en la vitrina”, le dijo el niño. Al hombre le hizo gracia la propuesta y como no tenía nada que perder, aceptó.
Pero lo que más deseaba el niño era que regresaran sus padres. Cada semana les escribía una carta donde les contaba cómo iban sus estudios, cómo estaba su hermanita, cómo los trataba la tía y otros detalles. Al final, siempre firmaba: “Los amamos y los esperamos lo más pronto. Katty y Heriberto”, pero no le contaba nada de ello a la niña para que la nostalgia no la entristeciera y se olvidara de que sus padres estaban lejos.
Al cabo de los días, Heriberto completó lo necesario para comprar la muñeca y el almacenero se la entregó primorosamente envuelta en papel de regalo con princesitas y estrellas multicolores. Ese día, una semana antes de la Nochebuena, escribió una carta a sus padres en la que les contaba de la compra y les decía que si para su ñañita el mejor regalo era la muñeca, para ella y para él, el verdadero regalo era verlos y abrazarlos.
La víspera de Navidad, después de cenar una taza de chocolate en agua con un pan de dulce que la tía en su pobreza pudo servirles con amor, Heriberto se acercó a Katty y le dijo: “¿Qué es lo que más quieres en el mundo?”. “¡La muñeca del traje rosado!”, exclamó con seguridad. Entonces su hermanito le entregó la caja tan finamente adornada que hasta su tía se enterneció. La niña saltaba de emoción. Pero el niño la tranquilizó y le dijo: “Tú crees que ese es tu mejor regalo, pero el mejor regalo para todos nosotros es este” y abrió la desvencijada puerta de la vivienda y ahí estaban, sonrientes y con sus valijas, sus padres que acababan de llegar. Entonces sí, todos tuvieron una efectiva Nochebuena.-
REFLEXIÓN
El ejemplo de solidaridad y amor fraternal que manifiesta Heriberto en esta historia, traduce todo cuanto significa para el ser humano su familia. Cualquier situación que la lleve a su desintegración debe ser superada para reunificarla: ese es un hermoso, justo y valioso objetivo.
PENSAMIENTOS
Comentario
hermoso...Nos deja una reflexión muy grande...debemos desprendernos de lo poco que tenemos para hacer feliz a los seres que más queremos...es usted un Gran escritor...felicitaciones....un abrazote..
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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