NADIE COMO TU.

[César Tellería Oliva]

 

Tan turbadora y fragante, como la primavera,

ya que a tu paso se agitan, mi corazón y mi alma;

y me parece que al pasar: todo el mundo te persigue,

ya sea con las miradas o con suspiros de deseos.

 

Porque nací para quererte, no aprendí a contenerme,

que quiero correr a tu lado y abrazarme a tu cintura;

para decirte al oído: acariciando tu pelo, ¡que te amo!,

y si mis manos están libres quisiera tocarte toda.

 

Pero es tan maravilloso... todo el placer que me has dado,

pues antes, nadie como tú... me lo había entregado todo;

porque tienes lo que me gusta, en tu cuerpo y tu figura,

la proporción y las curvas y la firmeza en la cola.

 

Fue siempre el sueño de mi vida... tener alguien, como tú,

alguien que sea de mi gusto y tenga lo que necesito;

eres... la mujer divina, a quien Dios, le ha dado todo,

y fue para calmar mis ansias, mis fantasías y deseos.

 

Pues por eso, has sido tú, la que me ha hecho dichoso,

porque tu eres -esa mujer, que es el faro de mi vida;

yo te quiero tener siempre para que estés a mi lado,

para que me des tu amor con tu pasión y cariño.

 

Yo necesito escucharte, diciendo mi propio nombre,

y que brote de tus labios, como una dulce caricia;

o que me miren tus ojos, - esos tus ojos tan negros,

y que acaricies mi piel... cuando me digas: -te quiero.

 

Pues nadie, así como tú, despide un mejor aroma,

de lirios y de azucenas o, de rosas y gardenias;

y que el nácar de tu cutis, brille más bajo la luna,

porque sos maravillosa... y sos mi bella mariposa.

 

No hay nadie, que sea como tú, que sea serena y tan clara,

o que sea como un día de sol en el mar o en la playa;

muy capaz de deslumbrarme y muy capaz de cautivarme,

porque solo con mirarte, me lleno de gozo y placer.

 

No hay nadie que sea como tú, y que tenga tu alma de niña,

por esa tu dulce voz, que es como el canto de un ave;

por tu figura mujer… por tus senos y tu cuerpo de sirena,

que me cautiva y me atrapa, y me hace perder la cordura.

 

Pues no hay -nadie como tú, que haya llegado a mi alma,

y que haya tocado mi corazón o despertado mis deseos;

de tal forma que yo crea... que he perdido los sentidos,

la noción del tiempo y espacio... por vivir pensando en tí

 

Por César Tellería Oliva.