Pintura celestial
Comtemplo los prados, verdes, amarillos, teñidos de blanco goteando de azul.
Lloro de emoción.
El paisaje penetra mi mente
y se instala como un óleo eterno.
Hay flores que bailan alegres, son policromías, de misterios infinitos, los tuyos mi Dios.
Aves de pico rojo y cabeza azul, lapas que inspiran al mejor pintor.
Manojos de rosas frescas de todos los colores inimaginables, para todos los momentos en el corazón.
La tierna ranita anaranjada, luce sus patitas azules y un sapito azul la está cortejando.
El agua serena se encuentra callada al igual que mi alma,
emocionada está.
Retrato de hojas secas pasan frente a mis ojos.
Reflejos de árboles naranjas cayendo sobre el lago transparente.
De magias y hechizado me dejas el corazón, ¡Oh mi Dios!
Un gusano verde, decorado de celeste y amarillo con rojo, exhibe su ropaje, orgulloso de existir.
Se pasea tranquilo sobre una hoja en forma de corazón,
que me evoca el amor de estos atardeceres rojos de profundidad absoluta, que sigo contemplando.
Un árbol seco cubierto de girasoles amarillos, sirven de refugio a una familia de animalitos que ya van a dormir.
Sigo extasiada por tanta belleza.
Flores primaverales al otro lado del mundo,
crepúsculos elevados
de blanca nieve que se funde con ese cerro azul.
Flores, muchas flores a sus orillas,
que me hacen temblar, recordar y llorar de emoción.
¡Que grande eres Dios!
Te estoy viendo, en la flor roja que me enseña su pistón,
donde nace la vida.
En los colores vivos de la fresa, la uva y una dulce naranja.
En este atardecer salvaje que embruja mi procedencia y me muestra una esencia,
que se llama vivir.
En ese gorrión de cabeza índiga, de cuerpo verde con platino y alas champán.
En el arco iris del pacto divino, que riega la tierra como un manantial.
En ese puñado de hojas secas caídas en el suelo como una alfombra de paisaje.
En esa catarata que baja la montaña,
vertiendo sonidos de orgullosa espuma que no puede pasar desapercibida.
En esa flor amarilla que muestra la riqueza.
En ese camino adornado de árboles verdes, amarillos y rosados, en el pequeño almendro y en el arbolito blanco que me enseña la pureza.
En esa niebla grisácea que acelera las emociones de mi corazón, que me hace ver lo fugaz de la existencia.
En ese pequeño insecto rojo de manchitas negras, tratando de alimentarse de alguna flor.
En ese amanecer alegre que me hace suspirar.
En el bello pavo real que abre su plumaje y parece mirarme con ojos celestiales.
En esa flor con forma de estrella, roja, blanca y amarilla.
En la manzana fresca y rosada de la selva.
En las ovejitas blancas comiendo hierva fresca en la pradera.
En los millones de seres que ahora están descansando.
Mientras tanto Dios…
¿Que quieres que te diga?
Si cuando sacaste tu caja de pinturas, tomaste la paleta y pintaste el óleo más hermoso.
Cuando vi la pintura terminada me di cuenta que mi vida estaba incluida.
No pude evitar llorar
Y solo puedo expresar
Gracias Señor.
Alondra
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