RECUERDOS DE ENTONCES
Recuerdo los juegos y rondas de mi infancia,
el parque con aroma a glicinas, jazmines y rosas,
y a tierra húmeda del amanecer en el campo.
Recuerdo los juegos y rondas de mi infancia,
de aquellas calurosas tardes del estío
cuando a la sombra de la glorieta
y custodiados por la planta de estrellas federales
jugábamos a la escoba de 15 o al chinchón
con el abuelo, mi hermana y nuestra amiga.
Aquella amiga de la que recuerdo
perfectamente su rostro, pero no su nombre,
y de aquel abuelo gallego,
el del “ coño, coño” final,
cuando la cruel enfermedad le quitó el habla.
Sí, recuerdo a aquel abuelo,
mi abuelo Antonio
al que mi hermana llamaba tramposo,
porque contaba las cartas
y cantaba la que iba a salir.
Recuerdo los juegos y rondas de mi infancia,
aquellos del atardecer
con la luna asomando tras los árboles
en el cielo azul estrellado.
Cuando bañaditas, acicaladas y perfumadas,
en la vereda, aquella de los árboles curativos,
cuyas hojas calmaban la tos y los catarros,
germinados con semillas traídas de allende Galicia;
y las calles de tierra
que a pesar de todo no ensuciaban los zapatos,
jugábamos a cazar bichitos de luz.
¡Qué insensatas! No nos dábamos cuenta
que los llevábamos a una muerte segura.
¡Qué orgullo era entonces el que lograba cazar más!
Sí, porque esa era la hora del encuentro,
era la hora del juego en la esquina,
no había peligro de autos enloquecidos
por llegar . . . ¿A dónde?
¿Al final de la vida?
¿A la muerte segura?
Era la hora del encuentro
con todos los pibes y pibas de las 4 manzanas:
las chicas de la casa con pileta de natación,
la única del barrio,
y los chicos de la esquina,
¡Ah!, y los hijos del maestro
que venían de más lejos,
pero eran infaltables.
Eran pocas casas por cuadra
y todos éramos amigos,
el pibe de la casa quinta con árboles frutales
y el tanque australiano
donde nos zambullíamos en días calurosos;
Quique, un amor infantil que no fue.
Y Mirta, creo que se llamaba,
mi amiga con rostro y sin nombre . . .
Era la hora de “ Las esquinitas ”, “ La mancha ”,
“ Las estatuas ” y “ Las escondidas ”.
Era la hora de la amistad y la alegría compartida.
Era la hora de la pureza y la simplicidad infantil.
También recuerdo las tardes lluviosas
de chocolate y tortas fritas o buñuelos
y los dulces despertares del abuelo,
con sabor a mate de leche
y torrijas con miel o azúcar negra.
Las sopas de unto y nabizas,
tan gallega ella y ese plato especial,
pero que resultó rico al fin,
de aquel día en que el abuelo
usó azúcar en lugar de sal
y el pastel de zapallitos,
se convirtió en un raro budín
azucarado y acaramelado.
También recuerdo los juegos de la ciudad.
El patio de la casa de mi amiga Mabel,
la “ chica de al lado ”,
convertido en tres casas,
una para mi hermana, una para ella
y otra para mí;
y entonces eran las visitas a las vecinas,
o la salida de compras con las muñecas,
las tardes de lectura cuando llovía,
los paseos de los domingos
o las vacaciones con ellos, “ Los de al lado ”,
y con Eñe, David y sus hijos,
Leandro y Andrea;
o Antonio, Rosa y los mellizos,
Jorge y Alfredo, ahijados de mamá y papá.
Porque recuerdo las tardes de muñecas y lecturas,
los baños en la pileta o en el tanque australiano,
los paseos a caballo o en bicicleta,
los juegos en “ La casa fantasma ” ,
en aquella gran mansión abandonada
que estaba enfrente de la casa del abuelo,
¡Qué miedo nos daba !,
pero había que armarse de coraje y entrar.
Sí . . .
Porque guardo todos esos dulces recuerdos de mi infancia,
los ojos hoy ya turbios de mi vejez,
se llenan de chispitas brillantes y multicolores,
dejan escapar alguna lágrima furtiva
y permiten asomar una sonrisa de ternura en mi boca.
ANA MARÍA HERNÁEZ
Comentario
GRACIAS TERE U VILMA POR SUS PALABRAS ASÍ COMO LOS DE TODOS LOS QUE ME COMENTARON ANTES SÍ ESOS FUERON LOS MEJORES AÑOS DE MI VIDA LOS DISFRUTÉ MUCHO Y CREO QUE POR ESO LE DOY VALOR A LA FAMILIA A LOS AMIGOS Y A DECIR SIEMPRE LA VERDAD Y SER UNA SENTIMENTAL EMPEDERNIDA
Ana María, amiga... debo confesarte que saboreé cada palabra de tu recorrido por aquellos, tus días jóvenes. Eso me trae tantos gratos recuerdos de cuando yo crecía en el vecindario donde todos nos conocíamos, cuando no había apuros, ni grandes preocupaciones, sólo reinaba la amistad y la confraternidad, aunque en aquellos días no comprendiéramos el verdadero significado de esas palabras. Sólo nos dejábamos regir por lo que sentían nuestros corazoncitos. ¡Qué tiempos aquellos y qué remotos me parecen ahora! Pero bueno, hay muchas mas cosas almacenadas en el baul de los recuerdos que de vez en cuando dejamos salir a tomar el sol...
Gracias por obsequiarnos un cachito del símbolo de la inocencia... es refrescante!!
Un fuerte abrazo,
Tere
EL AYER ... HECHOS Y SUCESOS...TAN FUERTEMENTE CIMENTADOS...QUE COMO HILOS IMVISIBLES...NOS AMARRAN EN FORMA DE RECUERDOS AL PRESENTE, PARA NO DESLIGARNOS NUNCA...SON LOS QUE HAN FORMADO NUESTRA HISTORIA Y EVOCANDO AQUELLOS HECHOS Y SUCESOS VIAJAMOS POR EL AYER VIVIDO...SUSTRAYENDONOS DEL PRESENTE MOMENTANEAMENTE, REVIVIENDO AÑORANZAS Y VIVENCIAS...TE FELICITO POR LA FLUIDEZ Y CAPACIDAD ...UN ABRAZO
Hermosas tus letras y preciosos tus recuerdos. Gracias por compartirlos. Un abrazo,
Maigualida
¡Que hermoso texto estimada amiga!
Muchas gracias por traerme a mi infancia muy similar a la tuya, besos
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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