El autor de este texto, humano, por lo tanto, tan capaz de adoptar conductas inteligentes como de mostrar actitudes que denoten cierta irracionalidad, asume con responsabilidad exhibir una variada gama de tontos gestos, como lo son, por citar solo un ejemplo entre muchos, los aplausos.
Aquí va la primera pregunta del autor a un ocasional lector que tuviese el saludable impulso de responder: de todas las veces en las que recuerdas haber aplaudido en tu vida: ¿cuál es, en tu sincera opinión, el porcentaje de espontaneidad en dicha conducta? Si la pregunta es sorpresiva y te ha encendido una sonrisa, será interesante saber lo que podría generar el descubrimiento de la verdad en lo relativo a comportamientos como el mencionado.
Si observáramos atentamente lo que ocurre tanto en actos públicos como en eventos de carácter privado, el aplauso como gesto tendiente a convalidar lo expresado por el orador o presentador, raras veces resulta en una conducta espontánea, sino que es evidentemente inducida, cuando no ordenada, desde el escenario o estrado, por uno o varios individuos presentes. Conductas similares pueden apreciarse en los recitales y otros espectáculos, como sucede en estadios deportivos donde los líderes de hinchadas estimulan a los demás miembros a imitar todo lo que aquellos deciden hacer.
He aquí la segunda pregunta del autor del texto a ocasionales lectores: ¿Quién no aplaudió alguna vez solo porque otro lo hizo antes y se descubrió luego a sí mismo realizando un acto desprovisto de razones que resulten justificativas de dicha acción?
P.S.: texto escrito por Hugo Mario Bertoldi Illesca, Argentina, 25-09-2020
Comentario
Elías Antonio, Críspúlo, Bethzaida, Josefina y José, Amigos, ¡qué gratificante resulta para mí hallar comentarios tan buenos, además de los elogios que ratifican la justificación de la tarea de quien elabora y comparte un texto! Agradezco presencian tan valiosas y el cariño expresado en amorosas palabras. ABRAZO GAUCHO Y MIS BUENOS AUGURIOS PARA EL RESTO DEL 2020, año que recordaremos por sobradas razones.
Excelente contenido para reflexionar.
y es muy cierto,
aplausos espontáneos y calurosos son pocos.
aplausos por aplaudir, abundan de muchos modos.
aplausos de corazón son aquellos
que salen a relucir y sin quererlo.
mis respetos amigo, desde la capital de Santander, Bucaramanga, Colombia.
abrazos.
Don Siervo.
¡Excelente! compañero de sentires y gran observador de la conducta humana. Me ha sucedido mucho ese episodio de estar aplaudiendo sola, sin ver alrededor sobre todo en algún espectáculo musical, es mi manera de ser espontánea y verdadera, muchas veces me ha dejado en ( evidencia) pero, me seguirá pasando porque así soy. En cuánto a lo de ver gente que aplaude por contagio porque ni siquiera están prestando atención al interlocutor del escenario, porque hasta están aplaudiendo y hablando. Felicitaciones y gracias por hacer trabajar nuestras neuronas que falta nos hace en estos tiempos. abrazos desde este lado del río.
Mi queridísimo amigo Hugo, no te voy a aplaudir porque entonces dirá Irredento que es porque otros aplaudieron primero, jajajaja. Pero es muy cierto lo que apuntas, aunque también es muy cierto que algunas veces me he visto en ese incómodo momento, en el que entusiasmada me levanto a aplaudir, porque realmente así lo siento, sólo para descubrir que el resto del auditorio no sigue mis aplausos. Querer ser tragada por la tierra, seguro a Irredento le ha pasado.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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