UN GRITO A LA CONCIENCIA DE PAPÁ

[Fausto González Castro]

UN GRITO A LA CONCIENCIA DE  PAPÂ

 

En el solitario mundo mi claustro uterino me encuentro ahogando mi bullicio por dentro, sintiendo y viviendo el romance de alguien por fuera, acuden a  mi mente hoy, lo  que por dentro, a diario lo sentía, bien lo recuerdo papá, que no sé sí por la sed de amor, o quizás por el gran placer que en mi exterior había ese entonces; a esa mezcla de emociones donde ustedes llamaban amor y luego de aquel desajuste de emociones dieron paso a un orgasmo adentro, y que llenó de placer demencial por fuera por fuera.

 

Con sonrisa ancha e ingenua pienso debes haber llegado con tus padres y parientes, con el  Whisky más caro, a pedir la mano de mi madre ¿No es así Papá?

 

Bien me parece escuchar, lo que  a tus padres   de mi madre, cundo debes haber ido a pedir su mano; y respondiendo al manjar de halagos y tus verdades ligeramente camufladas.

Mientras los amados  padres de mi madre te iban diciendo que ella todo tenía en su casa y recordando, la estabilidad emocional y hogareña, junto a la armonía, que en el hogar y en el trabajo todo el tiempo había. ¡Verdad!

Por demás conocido es, que jamás ningún padre quiere deshacerse de sus hijos, sean éstas hembra o varón; por lo tanto, no, no me atrevo a pensar que los padres de mi madre hayan dicho:

¡Nuestra hija nos estorba, o tal vez lo que,   posiblemente venga llevando en sus entrañas, que tal vez haya sido yo, el producto de un amor, o de una pasional mentira!

 

¡Debe haber sido así!

¿No es verdad Papá?

Sé, que jugando y jugando a las cosas del amor, sin pensar en que  yo vendría y que sería el producto de tus largas noches de hurtadillas amorosas y de tu demencial orgía, en tus momentos de placer, diste rienda suelta a tu valiente hombría, siendo justo ahí, en que me engendraron.  ¿No es Verdad, Papá?

 

¡Fue el amor entonces! ¡Fue el amor! ¿O cómo lo llamas, a ese ataque de pasión, Papá?

¡Porque, de aquel juego desenfrenado y demencial, que lo iniciaste tú, vine  yo entones!

 - Hoy te pregunto, Papá

¿Quién te pidió que me trajeras?

 ¿Quién... Papá? ¿Quién?

Si yo iba a ser tu gran pesar

¿Por qué me engendraste, papá?

¿Por qué,  por qué? ¡Papá!

¡No te importó sea de ti y mi abuelo, Yo, su más vivo  retrato, papá!

Tal cual al de tu padre tengo todo de ti.  ¡Estoy en la retina de todos los que saben de tu infancia y contigo me comparan papá! Como también de las que no quisieran mirarme, pero gracias a Dios salí como todo hijo negado, como diría la ciencia moderna, soy un hijo por tu placer  o el amor, de tus genes verdaderos hecho con amor del puro amor y no clonado. 

 

¡No ves que llevando voy tu piel, tú mismo rostro  y tu sangre  nada universal, con ese tu mismo rostro, hoy estoy por tu desamor, abandonado!

¡No te has detenido a mirar que mis facciones, gestos que se comentan y que todos dicen, son tuyos, Papá!

 

Más hoy,  por la mediocridad del medio y sistema machista de tu entorno, tu inmadurez y tozudez atraído por tus nuevas horas extras de placer encontrados fuera del hogar, hoy nos quieres  abandonar.

 

¿P

or qué me trajiste, si me ibas a dejar?

 ¿Por qué, si no me ibas a brindar un hogar?

 ¿Por qué, por qué me engendraste, papá?

 ¿Por qué, quieres a mi suerte abandonar?

 

En mi corazón de niño algo palpita, y con mis ojitos asustados algo quiero entre sollozos explicar, pero no me entienden; tan solo miro y no comprendo lo que pasa con mis padres en su rededor, no alcanzo a comprender y a solas exclamo.

-          ¿Por qué me trajiste, papá?

-          Tus Gritos me asustan al escuchar, papá, en casa, en casa, jamás había estas cosas papacito; Yo asustadizo, voy haciendo las mil señales, tratando llamar la atención con mis diminutos dedos  llevados a mi boca y acallando mi espanto, intento hacer los ademanes que ayer lo hacíamos jugando, papá.

 ¡Hoy! Las estoy utilizando para aplacar tus gritos, papá.

Me cuesta tanto hacerme escuchar, para que mires las señales de no hacer bulla, tal como me enseñaran tú y mi mamá, hace apenas un par de días nomás.

¡Hoy, ni siquiera quieres mirarme, Papito!

El pecho me duele al mirar a mi madre lo triste que está, y en voz baja voy diciendo cuando, gritas:

No, no, no bulla, y golpeando mis manitas voy diciendo: No bulla, tas, tas, tas.

¡Mientras tu voz de trueno y volcán, van lastimando mis oídos, Papá.

 

¡No me atrevo a pensar, que todo esto se dé, porque te vine a llenar de obligaciones, siendo según tú, muy joven aún! ¡Qué revés tan grande, tiene la vida!

-¡Yo ni siquiera comienzo a vivir y tú me quieres quitar la paz del vivir!

¿Esta es la vida que piensas darme, Papá?

 

-¡Papá!... papacitos, abuelos míos. 

Perdón  por haber venido intruso.

Perdón, por haber entorpecido los planes de ustedes para con mi padre.

 

¡Pero si ya me dieron la vida!

¡Por favor, por favor!

¡Permítanme vivir con ustedes, Papá!

 

¡Regálenme ese hogar y la armonía, en pos de la alegría, donde lleguemos todos, en una sola persona, padres, tíos y abuelos, sin diferencia de credo, tan solo por una palabra : ¡Hogar!

¡Solo aspiro una familia y conocer el amor de padres, amigos!

Si ya compartimos ayer los caballitos y los juegos contigo, pero hoy siento mucho miedo ¡papá! Siento tanto dolor, hay algo que me ahoga que no puedo respirar, tengo tanto miedo quedarme solo y sin conocer, las caricias y halagos de ti, Papá...!

 

Y de mi santa madre, que más te puedo decir. 

Que de cuando anunciaste tu entretenida partida, hoy estudia y mas trabaja sin dejar de poner una vela a la Santa Virgen del Cisne   reza y al mismo tiempo llora: Pidiendo y diciendo se haga su Santa Voluntad; que yo, nada comprendo, no he logrado desde entonces el sueño conciliar. Son tan sólo mis halagos y caricias que a ratos la hacen sonreír.

 

¡No comprendes, papá, que poco a poco, vas así matando a mi madre, y mi ilusión así, día tras día se va desmejorando, y poco a poco vas destruyendo nuestro consolidado hogar!

No quiero recriminarte, padre, pero: ¿Acaso has pensado el futuro que  tendré más tarde, papá?

 

¿Qué será de mí?

¿Quiénes serán mis nuevos hermanos?

¿Cuál y cómo será el tuyo, y mi nuevo hogar?

¿Quién será mi nuevo papá?

O tal vez seré mañana; otro niño sin hogar.

El nuevo hijo de nadie y más tarde, 

Un hijo de la calle, el hijo de los mil  peligros. 

¿Hijo de las pandillas?

¿Un hijo de las drogas?

¿Otro niño de las guerrillas?

 

O de  la mano de un padrastro que lo induce a la mendicidad y/o que lo viola, quizás con una madrastra o madrina como la del niño  Jorge Rúales en Buena Fe, que tanto lo  maltrataron hasta que el mismo con apenas 11 años se quitó la vida…luego dijeron que por las malas notas lo había hecho mentirosos,  fue un excelente alumno ayer en el Colegio Combatientes del Cóndor.

 

¡Creo, deben haber demasiados niños en las calles entonces para que uno más, papá!

 ¿Para qué, más niños en las calles, papá?

Y todo, ¿por qué?

¿Por qué no comprendes, que todo esto es muy nuevo y tan extraño para mí?

¡Que ni siquiera conozco la calle en que habito! ¡Quién me enseñará a luchar, por la vida!

¡De quién aprenderé a remedar su caminar!

¡De quién me pondré sus calcetines y sus botas para montar o trabajar!

¡De quién tomaré su chamarra, sombrero y  su bastón para aprender con tu espigado estilo a caminar!

 

Ya no habrá juegos ni caricias, porque, el sol del medio día será  helado, tu chispa y charada tal vez sea mañana olvidado, con tu ausencia y partida todo será negado, nada será igual, creo nada habrá en la tierra que reemplace el eterno amor de los padres; hoy me le quieres negar, si tú te vas, papá.

 

¡Si no estás en casa, no sé, qué haremos sin ti papá! ¡Quiero ser tu orgullo, papá!

¡Seré mañana, tu apoyo, y tu cayado  de Moisés, tu gran bastón  para tí podré ser, papá!

 

¡Seré, el cumplimiento de tus sueños e ideales,  la realidad  de tus sueños frustrados, seguiré algo de tus pasos dejados, seré tus ojos en tu senectud.

Quiero vuelvas como ayer a casa otra vez, jugando y  juegando como te invitaba hacer el caballito, no me dejes solito, papá.

Quiero estar contigo y mi mamá,

Vuelve a casa, no nos dejes morir,

Salgamos a caminar.

¡No nos dejes morir, ayúdame que también como tú, quiero aprender;

También quiero, aprender a vivir!