UNA CONFESIÓN SINCERA

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Vicente Antonio Vásquez Bonillas 

 

—Qué tal, ¿cómo te fue en la reunión de padres de familia del colegio de tu hijo?

—Bien. Fue una sesión común y corriente, como todas.

—Y ¿cómo le va a tu patojo? Aprender alemán, debe ser trompudo.

—Pues sí. Pero ni modo, es regla del colegio.

—Mirá, y para qué le puede servir el alemán aquí, vos; sí casi nadie lo habla.

—Bueno, el conocimiento nunca hace estorbo. Saber un idioma más, abre puertas y cuando uno menos se los espera puede surgir una oportunidad. Lo importante es estar preparado.

—Eso sí, mano. Tenés razón.

—Dejame que te cuente como estuvo la agarrada en la sesión.

—Órale.

—Fijate que cuando se trató lo concerniente al alemán, le dije a la maestra que si nos podía recomendar a alguien que ayudara a nuestro hijo, dándole clases de refuerzo para facilitarle el aprendizaje, ya que nosotros no podíamos hacerlo por ser analfabetas.

La maestra y todos los padres de familia, mientras mi esposa enrojecía, nos voltearon a ver con miradas que iban de la incredulidad a la conmiseración.

Al ver sus reacciones, dije: ser analfabetas no es pecado… —mientras recorría el salón con la mirada y el seño fruncido—. Además de ser iletrados, lo confieso,  también somos sordos y mudos para el alemán…, al igual que muchos de los que están aquí.

Mi esposa sonrió, exhaló un suspiro de alivio y a su rostro le volvió su color natural.

 

 

[Cástor Agustín Olivier Olivier]

UN RELATO ALECCIONADOR, FAMILIAR, COLMADO DE SABIDURÍA Y HUMILDAD.

SALUDO ILUSTRE AMIGO VICENTE ANTONIO,  (CHENTE)

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Senda linda: Gracias por tu ilustrado comentario. Besos, Chente.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

MAB linda: Obrigado. Beijos, Chente.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Estimado Magi: Te agradezco que hayas pasado por mis humildes letras. Abrazos, Chente.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Estimada Normy: Gracias por tu bonito mensaje. Besos, Chente.

[Norma Cecilia Acosta Manzanares]