UNA, DOS Y TRES…

[Francisco Molina Infante]

Yo aprendí aquella tarde:

A se feliz con tu mirada;

A alimentarme en la cama

-Del placer que nos fundió-

Hasta alcanzar ese clímax,

Que a ambos nos complació;

Porque hubo –libre entrega-

Llegando a la saturación

Para fundirnos, como el (zinc) cinc

Con el –dúctil- cobre

Para formar el latón.

Hoy, con el paso de la vida:

Me reconforta;

Aunque quiero parar el tiempo

Y repasar de memoria,

Algunos momentos heroicos,

Que no pasaran a la historia;

Pero son hoy mi sustento,

Por recordarlos con gloria

Y muy gratos sentimientos.

“Una, dos y tres

Y, me pongo a cantar:

Mis memorias;

Con mucha pena ilusoria”.

[Bethzaida Montilla Aparicio]

  Un poema simplemente encantador.

[Jaime Ignacio Jaramillo Corrales]

Apreciado poeta y amigo, Francisco Molina, conserva usted una constante calidad y hermosura en sus versos. Se merece éste y muchos más...

[Ana María Mejuto Rogado]

[Elias Antonio Almada]