Preguntan qué es la excelencia, no está en ser hombre erudito,
mejor tenedle clemencia, a quien de ti necesite;
porque en cuanto a mí respecta, la moral no hay quien me quite:
¡En estas lides quisiera, tornarme presto y perito!
Posan miles de señores, por su boyante riqueza,
que allí en los bancos reposa, mientras cunde la miseria;
el mundo por doquier miro, parece fuera una feria:
¡Lo hacen grande los obreros, que viven en la pobreza!
De todo a tantos les sobra, en la escasez viven muchos,
debería hacerse entonces, un reparto equitativo;
con moral bien concebida, lejos de lo punitivo:
¡Que de verdad salgan hombres, en el reparto muy duchos!
Para competir en letras, creo no habré de prestarme,
vengan del planeta entero, los más sensatos poetas;
y con versos diseñemos, las necesarias recetas:
¡Porque un gran remordimiento, de adentro quiero sacarme!
Anda muy revuelto el mundo, y nuestro rol es histórico,
pasé ya por muchos temas, del amor hablé bastante;
pero me duele profundo, ver mustio tanto semblante:
¡Quiero ver por doquier seres, llevando rostro eufórico!
Allí están todas las letras, al servicio del buen bardo,
pero no me siento a gusto, con estos versos que brotan;
van por el planeta entero, los viles que al pueblo azotan:
¡Y yo quiero una caricia, darle con la flor del nardo!
Quiero restañar heridas, que aún sangran en el alma,
de los que forman la clase, tristemente envilecida;
y que una a una pague, sus deudas el homicida:
¡Y que de sus manos lleven, todos muy limpia la palma!
Para terminar deseo, hacerles un homenaje,
a mis amigos sinceros, del portal que mucho quiero;
el aporte de sus obras, lo conoce el mundo entero:
¡A todos les califico, con el máximo puntaje!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
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