EL CAMINO SIN REGRESO (cuento a dos manos)

[Beto Brom]

Su taza de café ya estaba fría, se extrañó que aún la tenía en la mano. El liquido vibraba mostrando un caleidoscopio del techo del vagón de metro. Todo se veía mejor si lo miraba a través del reflejo de la taza. El mundo era mas quieto, mas pequeño y manejable si lo observaba a través de ese pequeño espejo líquido.
Pensó en beber un sorbo pero, ¿ y si le habían caído algunas gotas de sangre?
No es que no hubiese bebido sangre antes, pero siempre había sido la propia, pero ésta era la de un abogado o eso le parecía que había mencionado cuando se presentó en el funeral…

Aquél día, aquella rara y compulsiva vivencia, volvía una y otra vez, no obstante había transcurrido un largo mes desde entonces.

Revisó su agenda de citas y comprobó que en horas de la tarde tenía una ventana disponible entre las seis y las siete.

Sin dudarlo llamó a Oscar Fuentes, su abogado en los últimos años. Una hora sería suficiente para analizar, en conjunto, los detalles pendientes del proyecto que habían comenzado y que requería una rápida solución, la vida de muchas personas estaba en juego.

Pero le quedó una duda ¿y si Óscar estaba también en el juego?, algunas fichas ya habían salido del tablero, entre gritos ahogados y salpicaduras de sangre, y ella de ningún modo quería ser la siguiente. Maldito el día en que había entrado en esto ¿Maldito o bendito? Ahí conoció a Gabriel, su ancla, faro y volantín; revoloteo de su alma, profundidad de su piel. ¿Es que él aún la estaba poniendo a prueba? Muchas veces trató de matarlo. Él también lo deseaba. Que ella lo hiciera y lo intentó varias veces, pero nunca moría. Quedaba ahí tirado, en cualquier parte, con temblores y estertores agónicos y luego se dormía.

El mundo tan especial, lleno de vicisitudes, de las personas como ellos, que poseían el privilegio de complementarse, o mejor dicho acoplarse hasta el punto de consolidar un perfecto amalgama con el resto de las personas que los rodeaban, constituía el escape, un verdadero éxtasis, el cual les permitía saciar sus imperiosas necesidades vampíricas. El viscoso fluido púrpura, elemento imprescindible, era la esencia vital de su existir.

Bueno, todo se aceleró en el hotel. Óscar entró a la habitación vociferando:
--Ustedes están en algo sucio, y hay mucho dinero de por medio, yo quiero una parte.

Gabriel le dijo mientras le arrojaba una Mágnum.

--Úsala. Te quedas con todo si la matas.

Yo rápidamente volteé hacia la salida mientras gritaba.

--No Gabriel. ¡No!!

Cinco veces me estremecí. Resbalé lentamente con mi mano izquierda aún fija en el picaporte de la puerta. Por los sangrantes orificios en la madera vi luz del pasillo y sentí como entraba por ellos aire fresco

--Ah no otra vez. Si esto duele --dije en un aullido.

Me levanté saboreando mi sangre en la puerta. Acomodé mi blusa y el pelo y levanté la mirada hacia un Óscar petrificado.

De un salto caí sobre él. Demasiado impulso. Abrazados atravesamos la ventana y mientras caíamos atenacé su garganta con mi boca. No quería malgastar su sangre en la calle.

Aterrizamos quince pisos más abajo, sobre un taxi. El golpe abrió sus puertas como alas de escarabajo amarillo.

En medio de la sinfonía de las alarmas de los autos, levanté con una mano a Óscar para limpiarme los labios con su corbata. Ya no estaba petrificado.
Miré hacia arriba donde apareció un pequeño destello en una cornisa. Seguro que era Gabriel, indolente, encendiendo un cigarrillo.

Creo que ya es tiempo de dejarlo.

La rápida decisión que apuñe después de aquélla trágica caída, volvía a mi memoria una y otra vez, no obstante el tiempo transcurrido.

Varios y diversos personajes ocuparon el puesto de acompañantes en mi consabida trayectoria delictiva, en opinión de los ignorantes, pero aprobada y admirada por los colegas.

Cuan complicada es mi vida,...hay momentos en que la duda me atrapa, pero...ante el aroma de la sangre es imposible resistirme.

Y qué sucedió con Gabriel se preguntarán, ¿cómo me lo saqué de encima? Fue muy simple y divertido. Ahora está muy ocupado desatando nudos del pasado.
La cosa es que tuvimos un fogoso reencuentro que yo inocentemente preparé. Y desnudos, ya agotados le pregunté como si nada.
-- ¿Cómo se llamaba tu primer amor?, ¿cómo era ella?
Me dijo su nombre, Alicia; el color de sus ojos y su cabello, cómo ella reía… De pronto se levantó y me dijo,
--No, no harás eso. No lo hagas te lo imploro. Ella no.
Yo ya estaba en la ventana y le dije
--Sí que lo haré --y desaparecí.
La encontré a cinco horas de ahí, y salí volando con ella. Esa fue la parte fácil, en parte porque se desmayó. Lo difícil fue encontrar a Gabriel que se había ocultado. Pero un buen cazador sabe cómo atrapar a otro cazador. Se escondía en un barrio bohemio, revisando cada calle, vigilando sus espaldas, oliendo todas las esquinas.
Aproveché una de sus escasas salidas y coloqué allí a Alicia, intacta, sobre su cama.
Él llegó de madrugada, aunque estaba oscuro supo de inmediato quien estaba ahí.
Se puso a gritar hacia el cielo con los puños cerrados, golpeó las paredes y aulló por la ventana.
-- Te mataré. Encontraré la forma y te mataré, perra maldita. Te juro que lo haré.
Alicia despertó y dijo.
-- ¿Gabriel, eres tú?
--Alicia, no debes estar aquí.. No debes estar conmigo…, No quiero que entres a este infierno.
--Gabriel, dijo ella acercándose, --¿estoy soñando contigo o es real?
Gabriel intentó retroceder, pero se abalanzó sobre ella en busca de su cuello.

*/*/*/*

Autores

FRANK MARINO(Chile)

BROM BETO (Israel)

||||||

*Imagen ilustrativa de la Web con texto anexado

[Beto Brom]

Queridos amigos de la pluma...

MARÍA de los ÁNGELES   LILIANA   CRÍSPULO   

                                                           MARÍA ALEJANDRA   ELÍAS   

Frank/Beto

[Maria de los Angeles Villar]

HACEN BUENA PAREJA CON ESCRITOS BELLOS

[liliana gonzalez]

Muy muy bueno

Excelente

mary

[Maria Alejandra Jimenez]

Frank y Beto, han hecho un trabajo de suspenso excelente. Creo que pueden hacer una segunda parte para saber un poco más sobre los personajes principales. Un abrazo

[Elias Antonio Almada]