RIO DE SAL ريو الملح (Cuento árabe)

[Sergio Alejandro Fernández Hdez]

AUTOR: SERGIO ALEJANDRO FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ

TIPO DE CUENTO: ÁRABE,FANTASÍA 

RIO DE SAL...

Debido a los maltratos y humillaciones del sultán Adham hacia sus esclavos, Aaminah un Jovencita pelirroja de ojos negros que también era una esclava, decidió fugarse del palacio en su camello, y sin que se diera cuenta, su amigo Alá la siguió a donde ella fuera, siendo el también otro esclavo fugitivo del Sultán. Aaminah se metió por unas zonas desconocidas y peligrosas del pueblo de arabia ya que tenía miedo a ser encontrada, y a dónde ella fuera, Alá iba… A la media noche cuando la luna llena estaba en lo alto, Aaminah, había llegado a un desierto completamente solitario que quedaba suficientemente lejos del palacio, donde pudo pasar la noche, Su amigo alá que venía en otro camello, de haberla seguido en todo el viaje llegó al mismo lugar que ella pero se escondió detrás de unas pequeñas montañas de arena de manera que Aaminah no pudiese notar su presencia, ya que él no quería. Esa misma noche, el sultán se dio cuenta de que dos de sus esclavos se habían marchado del palacio y mandó a sus hombres a que los buscaran por todas las zonas de arabia, lo cual fue imposible ya que ellos estaban muy bien escondidos en aquel desierto que nadie conocía.

A la mañana siguiente, Alá salió de su escondite y fue al lugar donde se encontraba Aaminah la cual estaba llorando disimuladamente. Ésta cuando lo vio se asustó mucho y quiso salir corriendo, pero después se tranquilizó y pudo hablar con él con toda calma.

¿Qué haces aquí? - ¿Cómo me encontraste? Le preguntó Aaminah a Alá, un poco intrigada.

-          Te vi salir del palacio en la noche y supe que te ibas a fugar, y como yo también estoy harto de vivir en aquel maldito lugar y servirle al sultán, quise seguirte en mi camello, además pensé que necesitabas el apoyo de un amigo, Respondió Alá.

-          Pues sí, tienes razón, y te lo agradezco mucho, pero ahora somos esclavos fugitivos y nos pueden andar buscando, es mejor que nos marchemos de aquí, Dijo Aaminah asustada

-          Tienes razón, vamos, respondió Ala.

Los dos se montaron en sus camellos y siguieron su viaje a donde el destino los llevara por aquel desierto que parecía interminable, Mientras tanto en el palacio, el sultán furioso con sus hombres debido a que no se encontraron rastros de los esclavos fugitivos lo cual lo llevó nuevamente a realizar otra búsqueda aún más profunda la cual fracasó igual que la otra y las que siguió haciendo.

Aaminah y Alá dos esclavos fugitivos viajaban en sus camellos por el árido desierto que nadie de aquel pueblo de arabia conocía, La chica comenzó a tener sed y vio que su cantimplora estaba completamente vacía, pero por suerte la de Alá estaba llena y los dos pudieron beber sólo un poco y dejar para el viaje, Sin embargo parecía que más adelante quedaba un oasis.

Comenzaron a darse cuenta que aquel desierto en el que andaban era un lugar que estaba encantado debido a que a mitad del camino se encontraron cosas surrealistas, una mujer que iba debajo de su camello, es decir, siempre el camello es el que lleva a la mujer, y esta vez era al revés, la chica era una mujer de piel oscura, con la cara tapada y zarcillos y collares de oro estrambóticos, más adelante se encontraron con el oasis y para su sorpresa, éste estaba completamente seco, lo único que tenía era vegetación pero Nada de agua, lo cual tuvieron que aguantar más sed y el sol cada vez estaba más fuerte, cuando voltearon la mirada, el oasis ya no estaba, había desaparecido, y Aaminah y Alá  cada vez sentían más miedo ya que más adelante se encontraron con unas serpientes cobras y unos alacranes, pero lo más sorprendente de esto, fue que las serpientes no picaron a los camellos puesto que no poseían el veneno y los alacranes eran buenos animales que tampoco lo hicieron.

Los esclavos fugitivos comenzaron a pensar que en aquel desierto las cosas que pasaban, pasaban de una manera al revés, es decir, las cosas que normalmente pasan de una manera en la vida real, allá pasaban distinto y era algo que los aterraba, con razón nadie sabía de la existencia de aquel desierto y tampoco hablaba de él en la pequeña población de arabia, Pero poco a poco se fueron acostumbrando a todas aquellas cosas extrañas.

Después de varias horas Aaminah y Alá estaban sedientos y completamente cansados y lo peor de todo es que aquel lugar estaba completamente seco y no había agua por ninguna parte, pero lo que los llenaba de felicidad es que ya estaban como a 100.000 metros lejos del palacio, o sea, que sería imposible que el sultán los encontrara.

Los dos vieron más adelante a unas mujeres de piel oscura, como la que llevaba el camello y todas estaban vestidas de una manera peculiar bailando la danza del vientre y cantando unos versos en árabe, los dos pensaron en preguntarles quienes eran o donde podían conseguir agua, pero aquellas chicas misteriosas estaban en estado de trance y era peligroso interrumpirles el baile, así que esperaron a que cantaran y bailaran para después hacerles las preguntas.

Después de bailar la danza del vientre y de cantar las estrofas en árabes, las mujeres vieron a las dos personas que estaban montadas en los camellos y que las observaban fijamente. Éstas le preguntaron:

¿Quiénes son ustedes?

Ellos obviamente no les dijeron que eran esclavos fugitivos, solamente les dijeron que andaban viajando por el desierto en sus camellos desde hace más de doce horas y que andaban buscando agua.

Nosotras practicamos la brujería y trabajamos con espíritus, no sabemos nada de zonas geográficas, la única que sabe eso es mi hermana, la que está a mi lado. Dijo una de las chicas.

Entonces díganos por favor, insistieron los dos

Una de las mujeres que tenía una boa en el cuello les respondió que tenían que recorrer unos 10 kilómetros más hasta salir del desierto en donde llegarían a un pequeño pueblo cerca de arabia saudita y más allá encontrarían un bosque.

Ellos se lo agradecieron y siguieron el viaje en donde siguieron viendo cosas extrañas por el camino, lo último  que vieron fue un barco enorme que estaba abandonado en el desierto, pero ya no les sorprendía nada debido a que se acostumbraron de ver este tipo de cosas.

Después de haber recorrido el desierto entero, llegaron a la pequeña población como se lo había dicho aquella mujer, entonces notaron que había pocas viviendas y más vegetación, alzaron la mirada y más allá quedaba el bosque.

Siguieron con sus camellos con el gran anhelo de encontrar un manantial o una cascada para tomar agua y quitarse esa horrible sed con la que habían cargado la mitad del viaje. Cuando llegaron al bosque, lo primero que escucharon fue el sonido del agua con las rocas, y se dirigieron hacia allá creyendo que podrían quitarse la sed, cuando se abrieron paso entre los matorrales vieron un enorme río con una gran corriente que chocaba contra las rocas y eso hacía dar una sensación de sed, Los ojos de Aaminah  y Alá  se llenaron de un brillo de triunfo de haber encontrado un rio, solo que había algo extraño, ya que la corriente hacía que el agua chocara con las rocas y cuando esto pasaba, hacía aparecer una espuma blanca como la del mar, Eso fue lo que menos le importó a Aaminah y a Alá y fueron corriendo al lugar.

Cuando tomaron agua del rio, los dos la escupieron de inmediato, ya que estaba salada, Aquel era un Rio de Sal…

Alá, comenzó a maldecir en árabe y luego agregó:

-          Primero una mujer que llevaba al camello, después un oasis sin agua, luego vimos a unos serpientes que no poseían veneno y a unos alacranes que no picaban, a lo último, vimos un barco que estaba abandonado a mitad del desierto, y ahora… ¿Un rio de sal? ¿Qué clase de maldición es esta? Ningún río es de sal, Tuvimos que escaparnos del palacio del sultán, convertirnos en esclavos fugitivos, viajar por medio del desierto sin una sola gota de agua, ¿para encontrarnos con esto?

 

El caso fue que no pudieron beber agua del río, ya que estaba completamente salada y cuando lo intentaban, la escupían de inmediato, aquello era algo increíble, la cantidad de sal, que había en el mar, la poseía aquel río.

Lo que en realidad pasó, fue que hace millones de años, aquel, era un rio común y corriente y cuando digo eso, me refiero a un rio que es de agua dulce, pero la gente sin conciencia arrojaba basuras y desperdicios en él, como ese rio, era mágico, jamás se contaminó, si no que aquellos desperdicios que se hundían en las profundidades de este, se fueron convirtiendo en sal, hasta llegar a lo que hoy es, Un rio de sal.

La sal, no representa felicidad, lo que quería demostrar aquel rio, es que estaba lastimado por todas las personas que lo intentaban contaminar, y ser un rio de sal, quiere decir, que no estaba feliz.

Cuando Aaminah y Alá se iban, una voz surgió del rio, era el quien le estaba hablando a los chicos diciéndoles:

-          No me abandones, No me abandones, decía aquella voz muchas veces que hasta se le escuchaba el eco.

Los chicos se asustaron al principio, pero como sabían que estaban en un lugar dónde nada de lo que ocurría era lo que parecía, se tranquilizaron y se quedaron a orillas del rio de sal, ya que prácticamente no tenían a dónde ir, eran esclavos fugitivos del sultán, el cual suspendió la búsqueda ya que era inútil encontrarlos.

Aaminah y Alá, estaban muertos de sed y vieron que más allá del bosque quedaba un pequeño estanque donde él fue y Agarró agua en las dos cantimploras mientras que Aaminah se quedó sentada a orillas del rio, al notar que a los minutos llega el nuevamente con las cantimploras vacías, ya que las aguas de aquel estanque estaban sucias… Por un momento pensaron que hubiese sido mejor quedarse en el palacio y recibir maltratos y humillaciones del sultán ya que por lo menos recibían comida y agua.

No obstante vieron pasar a un hombre que andaba por el bosque en su caballo, y por suerte cargaba una cantimplora completamente llena de agua que alcanzaba para los dos. Éste buen joven se apiadó de los chicos que estaban sedientos y lo mínimo que pudo hacer fue ofrecerle para que tomaran un poco de su agua, después de esto, siguió su camino dejando a Aaminah y a Alá felices y agradecidos por él.

Eso era exactamente lo que querían, beber un poco de agua, lo demás sería cosa de ellos, y como no tenían a donde ir, prefirieron quedarse a orillas del río de sal, hasta que el destino decidiera que iba a hacer con ellos.

Pasó el tiempo en el que Aaminah y Alá se alimentaban de las frutas silvestres que encontraban en el bosque y donde consiguieran agua de ahí bebían, y con la gran curiosidad de averiguar de porque aquel rio era de sal, No obstante seguía habiendo el tipo de personas que llegaban al bosque y depositaban los restos de basura en el agua pero ellos dos la recogían y esto hacía que el rio se sintiera feliz.

Después de un tiempo, la cantidad de sal que se encontraba en el rio se comenzó a desaparecer hasta volver hacer un rio común y corriente.

¿Por qué?

La respuesta estaba en el amor, el amor que Aaminah y Alá transmitieron a aquel rio con el paso del tiempo que se encontraban ahí, recogiendo la basura que había en él e impidiendo a otras personas que lo hicieran.

Pasaron los años y el sultán del palacio que quedaba en aquella región suspendió su búsqueda hacia sus esclavos fugitivos ya que era imposible encontrarlos.

FIN